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"Oh, Kookie, aahh..." Taehyung despertó súbitamente cuando la alarma de su móvil comenzó a tocar una canción de Charlie Parker. Había estado soñando con el muchacho desde aquella primera clase del miércoles y ahora por fin lo vería otra vez. Era el día del concierto y, como siempre, se sentía nervioso por tocar frente a un público, pero en esta ocasión habría algo diferente que lo emocionaba; entre las cabezas inertes estaría la de cabellos azabaches y sedosos. Claro que seguía pensando en los problemas referentes a su posible relación emocional con Jungkook, pero ahora ya no creía que estaba tratando de perseguir algo que no podría obtener jamás. No tenía la necesidad de explicarse a dónde iba todo aquello porque una ligera corazonada lo hacía creer que nada se desmoronaría, que nada se vendría abajo.


Estaba dispuesto a no hacer movidas arriesgadas, no tenía planes de enamorarlo ni mucho menos, pero quizás era hora de seguir su propio consejo y dejar de repensar tanto las cosas. Sólo quería ocuparse de su nueva misión: ayudar al joven a descubrir el contento en las bagatelas de la vida. Para lograrlo no dejaría atrás su finura, eso nunca; por eso, a pesar de no tener dinero de sobra, en realidad ni siquiera tenía para las cosas más básicas, a Tae se le ocurrió que podría mandarle un taxi al chico para que no tuviera que ir hasta el auditorio de la universidad en bus. Si pudiera pasaría a buscarlo él mismo, le pediría su auto a Yoongi, pero tenía que estar en el escenario un par de horas antes del espectáculo.


Se suponía que el muchacho lo llamaría pronto para afinar los últimos detalles, hablar sobre el código de vestimenta y ese tipo de cosas. A la espera de ello Taehyung se sentó a tomar el desayuno, un poco de cereal con leche, mirando fijamente su celular.

LLAMADA ENTRANTE

Número desconocido

–HOLA– contestó el mayor con demasiado entusiasmo.

–Hey...– la voz del chico sonaba muy distinta en el teléfono, era mucho más ronca pero se notaba que era él porque persistía su característico desasosiego.

–No vayas en autobús, te mandaré un choche. Y debes vestir con camisa, no muy formal, puede ser de manga corta incluso. Los jeans también se permiten mientras no estén rotos– Tae no podía dejar de hablar, andaba más parlanchín que nunca.

–No es necesario. En serio, me iré en camión, no me...

–Jungkooookieee, dije que te mandaré un taxi, ¿podrías aceptarlo, por favor?

–Bien.

–Debes estar listo a las cinco treinta, a esa hora te pasan a buscar.

–Bien. Ahh... no es necesario que toque el claxon, yo saldré. Adiós– Kook colgó de golpe, la nueva actitud de Taehyung lo tenía muy confundido, ¿acaso habían cambiado de roles? ¿Por qué nunca podían estar en la misma página? Ahora él era quien se sentía obligado a ser cauteloso y no volver a arrojarse en el océano de encantos del saxofonista, no mientras ignorara lo que verdaderamente quería con él.  

***


Cuando la tarde llegó Jungkook tenía puesta una camisa blanca con rayas verticales negras y cuello mao encerado. La fajó en sus ajustados pantalones de vestir y abrochó las agujetas de sus zapatos en tono mate. Nunca se había sentido tan lindo, así que sonrió ante su reflejo y se colocó argollas en las orejas antes de salir de su habitación con la ligereza de una pluma. Al llegar a la puerta de su casa giró la perilla procurando no hacerla rechinar; no sólo quería evitar dar explicaciones de su salida, sino que además estaba castigado por haber reprobado el examen parcial de álgebra. Sus padres habían salido a una reunión de negocios pero seguía bajo la custodia de Jin.

Sax (VKook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora