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El viento sopló haciendo chocar las gordas gotas de lluvia en la ventana de la habitación. Jungkook sentía que estaba en el sitio correcto cuando, al abrir los ojos, lo primero que vio fue el cuerpo de Taehyung tumbado a su lado. Nunca quería que aquello terminara. Su alma rota por los últimos meses de pronto había regresado a su lugar, como una vasija destrozada cuyos pedazos se vuelven a pegar con oro líquido. El pelinegro acercó lentamente su rostro al ajeno y frotó ambas narices para despertar a su anfitrión. Se notaba que también para el músico estos eran buenos tiempos cuando sus párpados se removieron y dejaron ver dos rocas brillantes que se posaron sobre Kookie.


–¿Desayuno?– preguntó Tae con una sonrisa de oreja a oreja.


–Claro. Yo lo preparo, te encantarán mis papas dulces– dijo el menor levantándose de la cama con el cuerpo aún desnudo y la piel de gallina por el frescor.


–Tan bonito– murmuró el saxofonista cuando lo jaló de vuelta a su lado y se subió en él, su dedo pulgar sobre el labio inferior del chico y su trasero encima del bulto entre sus piernas.


–Cuidado, Taehyungie, podría aprovecharme de ti– amenazó Jungkook con una sonrisa pícara y su agarre afianzado a las caderas del saxofonista.


–No tengo ningún problema con estar debajo, ¿eh? Sólo para que lo sepas– respondió con altanería.


Sus risas estruendosas acompañaron el escándalo de la lluvia afuera y Tae buscó un par de suéteres antes de que los muchachos se dirigieran juntos a la cocina. Los sauces del barrio del músico destilaban agua, las canciones de jazz susurraban acordes y el aroma a caramelo inundaba el ambiente; sin duda este día le encantaba a Jungkook. Bebieron chocolate, tomaron una ducha caliente juntos y vieron decenas de álbumes con fotografías que el mayor guardaba desde la infancia. La madre de Taehyung, el padre de Taehyung, los abuelos de Taehyung, bebé Taehyung, el mundo, todo el mundo de Taehyung para que las manos y los iris inquietos de Jungkook lo exploraran.


De pronto, aquella imagen: detrás, una casa azul celeste y, en primer plano, el retrato de un joven color canela con el brazo derecho abrazando un estuche de saxofón aparentemente nuevo. A sus lados, versiones más aniñadas de Min Yoongi y Jung Hoseok; caras llenas de miedo y gusto a la vez.


–Ah, uff, qué mal me veo ahí. Es la foto que nos tomamos cuando estábamos por comenzar la universidad. Pronto será tu turno, no olvides sacarte una con Jimin en su primer día; aprovecha que eres precioso. Si yo me hubiera visto como tú a tu edad...–


Jungkook lo sintió otra vez, aquí venía una de esas epifanías constantes que lo colmaban al estar con el peligris. Se dio cuenta que siempre existirá la terrible soledad que inunda a cualquier joven y la nauseabunda sensación de estar obligado a aprender a crecer tal como lo hacen los pájaros, siendo lanzados a la dureza del suelo, sin nada más que el sentido común y una que otra técnica de supervivencia aprendida. Sin embargo, él tenía algo que ningún ave posee: compañeros de vuelo durante el aprendizaje, un apoyo. Ya no había que huir del mundo porque, tal vez, el mundo solitario al que le temía ya no estaba ahí. Ahora sólo deseaba pensar en el universo de la música, los impulsos, el sexo y los abrazos de Taehyung.


–Sé mío– las cinco letras escaparon de la boca del más joven sin titubear.


–¿Ah?– interrogó Tae con un ligero sonrojo bajo los ojos.


–¿Quieres... quieres ser mi novio?–


–Galletita yo... estamos bien así, ¿no?–


–¿Por qué, por qué, Kim, ¿a qué le tienes miedo? Te he oído decir tantas malditas razones vacías que he estado a punto de perder la cabeza. Habla claro por una vez. Te ayudé, lo di todo porque creí en ti y en la justeza de lo que pedías y yo... yo te amo. No me temas, sé que probablemente alguien te rompió el corazón en el pasado y por eso me evitas así pero yo nunca lo haré, no a propósito. Quiero quererte siempre, Tae. No me temas, por favor.–


Cuando Jungkook terminó, Taehyung se quedó balanceando una pierna con ansiedad y dando golpes con el pie en el suelo. Después de un silencio, el mayor se enderezó un poco antes de ponerse de pie y esperar a que el ruido de dos sirenas de ambulancia cesara en el exterior para poder hablar.


–¿Por qué te tendría miedo si eres perfecto? No, Kookie, tengo miedo de ser yo mismo contigo. No soy una persona buena, ¿sabes? Yo...yo he engañado a todos con los que he estado, a todos mis novios sin excepción. No sé qué me pasa...sólo pasa. Un día estoy convencido de que amo a alguien y al siguiente me encuentro en una cama que no es la mía, enredado en un cuerpo que no es el de mi pareja. Y... ¿sabes qué es lo más raro? Nunca puedo tragarme la mentira. Siempre confieso más pronto que tarde y me odian y me gritan y vomitan del enojo y la decepción. Nunca quiero verte así, Jungkook. No puedo ser el novio de alguien tan lindo como tú. Me prometí no volver a cometer el mismo error.–


Al azabache le costaba trabajo comprender a fondo lo que estaba ocurriendo; se producían en él sentimientos que nunca antes había experimentado. Más que triste se sintió irritado y su primera reacción fue llamar a su mejor amigo; necesitaba distraerse, pensar en otra cosa antes de tomar la siguiente decisión.


–¿Puedes dejarme solo un momento, por favor? ¿Puedes ir a tomar un paseo o algo? Ya dejó de llover.– rogó el pelinegro sin permitirse sacar una sola lágrima.


–Jungkookie...–


–Perdón, sé que ésta es tu casa pero...sólo unos minutos. Necesito...–


El músico lo interrumpió posando su mano sobre el brazo del muchacho y asintió para él. Entró en su habitación para ponerse unos jeans en lugar del pantalón holgado que llevaba puesto y se dirigió a la puerta. Desapareció sin decir nada más y fue entonces cuando Jungkook se soltó a llorar; ahora conocía el secreto más profundo que guardaba Taehyung.

 Desapareció sin decir nada más y fue entonces cuando Jungkook se soltó a llorar; ahora conocía el secreto más profundo que guardaba Taehyung

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¡Hola! 

Capítulo corto pero sustancioso, ahora ya saben de dónde viene toda la ansiedad y el miedo al compromiso de Tae. 

Las amo mucho mucho mucho. Gracias a todas las que votan, comentan y recomiendan esta historia. Cada día me hace muy feliz interactuar con ustedes y conocer gente nueva.

Gene.

Sax (VKook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora