6 (Lemon)

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La lengua de Namjoon se enrollaba procurando esconderse en algún rincón de su boca. Sin embargo, Jin insistía en encontrarla y tanteaba el paladar y los dientes ajenos. El castaño no entendía esa tortura, se suponía que harían su mejor esfuerzo para que esto ocurriera en el momento justo. Llevaban poco más de un mes siendo novios y ya habían hablado de abstinencia sexual al menos una decena de veces. Para el torpe muchacho besar a su novio era como estar en el sueño más pacifico, pero a la vez le resultaba fatigoso, debía contenerse para no faltar a su promesa. Habían acordado aguardar por lo menos un par de meses más antes de dar el siguiente paso y cada día juntos la misión se volvía más difícil.


–Sé lo que siento, lo que tengo dentro de mí, Nam. Y sé que es el momento perfecto. Dámelo ya, por favor– suplicó Jin al separar sus labios de la boca del castaño. Si se quedaban en silencio podían escuchar claramente el golpeteo que se generaba en el pecho del más joven. –Llévame a ese lugar ahora, sé que me quieres, ¿no?, ¿me quieres?– el pelinegro hablaba con voz delirante, como si la saliva de Namjoon se hubiera fermentado en su interior, volviéndose un poderoso licor. –Te quiero mucho mucho– contestó el menor mientras abrazaba a su chico. –¿Te gustaría entonces?– Jin se subió en él ofreciéndole su rostro, estaban frente a frente, las piernas del pelinegro abiertas y entre ellas las de su compañero, quien se mantenía sentado en la cama. Kim no respondió pero sus mejillas ardientes y su incontrolable erección lo dijeron todo.


El lugar al que Jin se refería era el cuerpo de su acompañante, un espacio donde podría olvidarse de la realidad familiar en la que ahora estaba inmerso y de la que nunca había tenido un precedente. Jungkook se había convertido en un muchacho silencioso de corazón aterrorizado que ya no le tenía suficiente confianza a su hermano. Además, sus padres estaban demasiado ocupados reprendiendo al menor, quien, como nunca antes, reprobaba todo examen que se le pusiera enfrente. Su Galleta estaba tan cambiado que hasta sus colores y aromas eran distintos: tenía manchas oscuras bajo los ojos y despedía un olor a enfermedad, no había duda de que Jungkook sufría de depresión.


Encima, Kookie siempre miraba a Namjoon con ojos de odio debido a que el castaño se había convertido en el mejor estudiante de guitarra. El menor no le causaba problemas a la pareja ni los interpelaba por nada, simplemente evitaba hablarle a Nam tanto en las lecciones de Music-Mind como en su casa, cuando se encontraba visitando a su hermano. Aunque le costara admitirlo, Jin se sentía aliviado de que la actitud de Jungkook acaparara toda la atención de sus papás. De esa manera le daban más libertades con su novio y sólo habían atinado a colocarse en una zona gris, no les importaba que el mayor de sus hijos saliera con un chico, de hecho les era indiferente el género, siempre y cuando Jin no se distrajera ni arruinara su desempeño laboral a causa de su nueva relación.


En resumidas cuentas, a pesar de estar a salvo en su burbuja, todo ardía a su alrededor, quizás por eso Jin necesitaba combatir las llamaradas con su propio fuego interno, ése que manaba del deseo que sentía por Namjoon. Por eso ahora Kim se había quitado la camiseta y su pecho desnudo era acariciado por la mano izquierda del pelinegro, la cual bajaba de a poco a sus bermudas de mezclilla. El mayor desabrochó un botón y sacó el miembro rosado de Nam sin terminar de quitarle la ropa. No podía evitar hacer gestos sensuales mientras acariciaba aquel pene. –Bebé, me encanta cómo se siente eso– dejó escapar el más joven. Jin lamió la punta fugazmente y se subió al cuerpo del contrario, regalándole un seductor meneo de caderas al tiempo que se quitaba la camiseta.


El azabache se acaricio a sí mismo mostrándole al otro la blanca piel de su torso; luego se volteó para quedar de espaldas al castaño, quien acarició el trasero de su novio y le bajó los bóxers. Jin gemía apacible, todo en el ambiente era limpio: las sábanas con el delicado estampado floral, el aroma de ambos y sus sentimientos. Nam hizo que el chico se sentara a su lado apoyado en las rodillas y siguió jugando con esos pálidos glúteos, los separó con un tacto menos tierno. Al más grande le gustaba ese muchacho lleno de lujuria, mordió su labio inferior y removió el resto de la ropa de su novio antes de colocarse sobre su pecho, ofreciéndole el culo nuevamente.

Sax (VKook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora