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Tres toques en la puerta hicieron que Jungkook se exaltara por un segundo antes de seguir mirando el calendario de su celular. Se preguntaba cuál sería la mejor fecha para organizar la protesta masiva, no había mucho tiempo antes de que todo el papeleo fuera arreglado para mandarles a los estudiantes de música sus citaciones. Definitivamente tendría que ser a más tardar en una semana y media, cuanto antes mejor.


Un cuarto golpeteo le recordó al azabache que se encontraba solo en casa y bajó las escaleras lo más rápido que pudo. Al asomarse por la mirilla se encontró con el rostro de Jimin cubierto en lágrimas y con un par de ojitos hinchados. "Mierda", pensó el más alto antes de abrir la puerta y ser atacado por el fuerte abrazo de su mejor amigo.


–¡Nuestra primera pelea! ¡Se enojó conmigo porque tuve un micro acostón con otro!– balbuceó Chim Chim sorbiéndose los mocos de la nariz.

–¡¿Qué?! ¿Que hiciste qué?– Jungkook no podía guardar la compostura ni evitar juzgar al chico frente a él. ¿Para eso se había llenado de moretones la noche anterior, para defender el corazón de Jimin mientras él se cogía a otros?

–Lo hice porque no quería ser el único que saliera lastimado, Galleta. No podía arriesgarme a que él tuviera amantes y yo sólo me quedara ahí, pensando en su cabello blanco, en su sonrisa nostálgica y...–

–Ssshhh...calma– Jungkook ahora entendía todo. La actitud de su amigo no se debía a su calentura, simplemente tenía miedo de ser usado, de volverse un desecho. Lo dirigió a su habitación en la planta de arriba, los cuatro pies apenas deslizándose por el piso de mármol.


Al ver la cama de Kookie cubierta en esas finas sábanas blancas que Jimin conocía tan bien, el pequeño se dejó caer sobre ellas y abrazó una de las esponjosas almohadas que tenía a un lado. A Kook le pareció diminuto, tan frágil que no pudo guardar más el secreto que le estaba oprimiendo el pecho, no después de todo esto. –Chim Chim yo...– dijo el pelinegro mientras se sacaba poco a poco la camiseta.


–¿¡Pero qué haces!?– las mejillas de Jiminie enrojecieron y enterró su cara en el cojín. No era ningún secreto que siempre se habían sentido atraídos el uno por el otro, pero habían procurado dejar de lado esa posibilidad para proteger la relación que ahora tenían y adoraban.

–No seas idiota. Ya tuve suficiente pasión por hoy– mencionó Jungkook riéndose. –Pero hay algo que debo enseñarte–

–¿Suficiente pasión por hoy? ¡Cuéntame qué fue lo que hiciste! ¿Fue con Tae?– los gritos del bajito se escucharon por todas las esquinas de aquella casona. Ni la depresión más aguda lograrían mitigar el amor que Jimin tenía por los chismes, especialmente por los de índole picante como éste.


La sonrisa de Kook no podía crecer más, estaba emocionado por lo que había experimentado con Tae sin siquiera haber tenido sexo propiamente. Quería contárselo todo a Jimin, los detalles más sucios y lo atrevido que había sido en el parque con el saxofonista. Quería compartir esa primera felicidad con su mejor amigo. Pero no podía, no cuando estaba a punto de romperle más el corazón. De golpe se terminó de sacar la camiseta y bajó sus pantalones hasta los tobillos, provocando que las crecientes que Chim Chim tenía por ojos se volvieran lunas llenas. El pequeño contuvo el aliento vislumbrando el cuerpo de Kookie, manchas amorfas en tonos morados, amarillos y verdes le cubrían la piel.


–Me di una golpiza con Yoongi en la calle ayer– Jungkook no podía creer que aquello hubiera ocurrido apenas una noche antes. Definitivamente éste había sido un día largo y el muchacho se preguntó si el resto de sus semanas se sentirían así: llenas de acontecimientos y dramas.

Sax (VKook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora