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El saxofonista se mordió la lengua accidentalmente mientras hablaba; aunque sintió el metálico sabor de su sangre siguió pronunciando el discurso sin inmutarse:


–Lamentamos mucho haber defraudado a las personas que amablemente dedicaron su domingo a la música, a NUESTRA música. Pero necesitábamos hacerlo. Porque ahora sí tenemos la atención de todos ustedes y de los medios. Necesitábamos decirles que las condiciones en las que este grupo de alumnos estudia y trabaja no es justo ni fértil. Sabemos que no estaban al tanto de las cifras que debemos pagar para gozar de un seguro médico digno, ¿en verdad creen que somos capaces de cumplir con los gastos universitarios, de vivienda, de comida y encima esto? La Universidad Libre de Música ha sido nuestro hogar, pero necesitamos que la empatía de sus administrativos y dueños no se pierda. Necesitamos seguir siendo parte de esta respetable institución y ser tratados como los miembros fundamentales que somos dentro de ella. ¡Sin estudiantes no hay universidad! ¡Sin músicos no hay orquestra!–


Taehyung no llevaba su típica sonrisa cuando voceó las dos frases finales y el grupo de músicos tras él las repitió con los puños en alto. No había manos solitarias en aquella comunidad de alumnos, pero eso no impedía que tuvieran un gusto de frustración en la boca. El joven hizo una última reverencia para despedirse de los reporteros que lo asfixiaban con toda clase de micrófonos y videocámaras. Esta experiencia era nueva para él y lo había hecho sentir toda clase de cosas: horror, vehemencia y desilusión. Tomó el estuche de su instrumento y se alejó de ahí con Hoseok, quien lo abrazaba por los hombros. Ambos chicos, que hasta entonces habían seguido encubriendo con bromas su inquietud, ahora parecían apesadumbrados y silenciosos.


Tae decidió que era hora de otra reunión con el señor Song, el director general de recursos humanos de la universidad. 

***


–Sus medidas han sido inhábiles, joven Kim.

–Sé que fueron enardecidas pero no había ninguna otra manera, señor– dijo el muchacho mientras intentaba descifrar el gesto de Song.

–Mucho más que 'enardecidas' diría yo. No pensaron en todo lo que perdería su propia institución educativa. ¿Sabe lo que pasará ahora? Si no quieren irse todos a un juicio y luego ser expulsados, más les vale pagar el dinero que perdimos por su desplante Y LIQUIDAR DE UNA BUENA VEZ ESE SEGURO MÉDICO.

–¿Pagar por haber faltado al concierto?

–Claro. La audiencia pidió su dinero de vuelta y aunque no hubo espectáculo nosotros gastamos en luz, en personal de limpieza y en staff.


Tae se levantó de golpe de su asiento y azotó ambas palmas en el escritorio. –¡ÉCHANOS, MALDITO! ÉCHANOS A TODOS Y QUÉDENSE SIN UN SOLO ALUMNO EN ESTA ESCUELA DE QUINTA.


Al salir, recordó lo que Yoongi le había aconsejado una y otra vez antes de su junta con aquel burócrata: Hagas lo que hagas, no lo insultes ni le grites, mantén la compostura aunque te provoque. En definitiva la situación estaba por agravarse. –Mierda– parloteó el de cabello gris antes de quedarse totalmente callado y telefonear a Jungkook.

***


El tiempo parecía estar detenido mientras el calor veraniego producía el sudor que se le formaba en la frente. Afuera, el hermoso cielo azul causaba que en la casa una luz se filtrara por los ventanales. Se sentía nervioso por tener que pedirle a sus padres semejante favor, sobre todo ahora que había caído de su gracia debido a sus pobres calificaciones. Se acercó al comedor donde los señores Jeon tomaban el desayuno, donde hace un día habían visto la noticia sobre aquellos 'músicos irresponsables'. Una ironía más en mi vida que podría añadir a mi lista, pensó Kookie. Inhaló como si no lo hubiera hecho en años y entró con lentitud para tomar asiento frente a ellos.

Sax (VKook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora