Capitulo 14 I Found love

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- ¿quieres ir a casa ya? –dijo finalmente quebrando el silencio reinante.

- ¿Por qué lo preguntas?

Dio un ligero respiro.

- No lo sé… -fingió ver la hora en el tablero del auto. –es temprano aún.

Me miró pícaro.

- ¿quieres mirar al frente por favor?

Rió con picardía obedeciéndome.

- ¿entonces…? ¿tienes otro poco de tiempo para mí?

- Eres un charlatán ¿lo sabias?

Soltó una enorme risotada.

- Lo tomo como un “si”

Lo miré indignada.

- No he dicho…

- Shshsh –me calló.

Comenzó a cantar con una fuerte voz la canción que sonaba en esos momentos por la radio.

- ¿Qué haces? –grité tratando de callarlo.

- ¡evito que digas “no”!

Subió más el volumen. ¿Qué pensaba Cristian? ¿Qué podía cruzar por su mente?

Cerré los ojos un poco fastidiada. El camino se hizo pedregoso y con resaltos. Empecé a intuir hacia donde nos dirigíamos.

- ¡no lo puedo creer! –dije llevándome la mano al tabique mientras intentaba contener una sonrisa –eres tan….

- ¿impredecible?

- Más bien absurdo.

Apagó la radio. Se bajó del auto y caminó hacia la defensa de este.

- ¿Qué hacemos aquí? –grité desde el interior de este.

Lo vi llevarse la mano a uno de los bolsillos traseros de su pantalón y sacar un pequeño cilindro blanco y diminuto. Mas bien… ¡un cigarrillo!

Me bajé a trompicones del auto corriendo hacia el. Ya lo tenia en sus labios apunto de encenderlo.

- ¿Qué haces? –dije quitándoselo de un zarpazo.

El me miró confundido con la mecha encendida.

- ¿fumas? –farfullé -¿no sabes cuan dañino es eso para tu salud? ¡eres un tonto!

El seguía en silencio mientras guardaba el encendedor.

- Sabia que no podía hacer esto en frente tuyo –admitió.

- Ni siquiera a escondidas –espeté arrojando el cigarro por los aires.

- ¿Por qué lo haces? –preguntó el con la vista perdida.

- ¿Por qué hago que?

Me recosté a su lado.

- Te alarmas por esto.

Guardé silencio.

- Es lo que haría por cualquier persona.

- No seas mentirosa.

Esbocé una media sonrisa.

- Bueno… -siseé –tu me has dado varios consejos era hora de 

regresártelos ¿no? 

Se carcajeó.

- Sabas que no servirá de nada ¿cierto?

Lo miré de reojo, parecía distraído las luces mortecinas de la tarde le dan un aspecto ojival y misterioso. Su perfil marfileño más inocente e infantil que nunca.

Volvió a reír.

- ¿puedes aceptar a alguien con todas sus manías?

Reflexioné por unos segundos, si el lo hacia conmigo… ¿Por qué no…?

- No lo se…

Su mano se acercó curiosa y espontanea hacia la mia tomándola de 

sorpresa. Fruncí el ceño ruborizada.

- ¿Qué? –preguntó al ver mi expresión de rubor.

- Esto ya es raro.

La apartó rápidamente. -¿te molesta?

- Eso es lo extraño –confesé.

Se carcajeó con dulzura.

- ¿sabes…? –rio antes de continuar –en el fondo eres muy agradable.

Lo golpeé en el brazo con toda la fuerza que fui capaz.

- Golpeas como niña –se quejó entre risas.

- Vaya ¡que descubrimiento!

El me miró por unos momentos soltando una carcajada que me contagió.

- Deberías hacer esto mucho mas seguido –se acomodó sobre el capó del auto, abrazando sus piernas. Dudé en acomodarme de igual forma por miedo a arruinar mi vestido.

- Quizás –fue lo único que pude decir.

- Me refiero a lo de reírte.

- Ah –suspiré. 

- Cuando miré la cámara y dije que me gustaba una fotografía –se miró los pies, percibí algo de rubor en sus mejillas –me referia a la única que… -se calló.

- ¿si?

- Tu risa se veía natural.

Guardamos silencio.

- Es un bonito lugar –murmuré.

- ¿quieres escuchar música?

- ¿cantaras?

Saltó desde el capó del autp hasta quedar enfrente de la portezuela.

- No. –entró y encendió de nuevo la radio. Se volvió a subir nuevamente esta vez quedando de pie.

- Sube –me pidió.

- Estas loco –musité dándole la espalda.

- Lo se –se acercó levantándome por los hombros de improvisto.

- ¡oye! –grité.

- Vamos a bailar –dijo cuando ya me había subido de un todo tuve que sostener varias veces mi vestido para que no se levantase con los fuertes brisones que nos rodeaban. 

- ¡we found love! –gritó el con entusiasmo, me reí mientras el continuaba coreando desastrosamente la canción.

- He descubierto algo mas de ti –grité, el continuo bailando.

- ¿Qué?

- Eres un pésimo cantante.

Se carcajeó.

- ¿no te da miedo arruinar el auto de tu padre?

- No.

Traté de agarrar mi falda una vez mas pero accidentalmente tropecé con uno de sus brazos. Perdiendo ambos el equilibrio, el intentó aferrarse a mi camisa desgarrando la manga de esta irremediablemente caimos al suelo. Di un grito ahogado, cuando me sentí caer. A el solo le escuché reírse.

¡Sonríe, Caroline! (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora