Capítulo 57

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Según Tess el haber leído aquella carta que jamás me entregó no ayudaba mucho a dejar todo en el pasado.

Los sueños llenos de vahios regresaron. Sentía angustia lacerante cayendo sobre mi.

Las noches volvieron a ser oscuras y tenebrosas.

El sentimiento de impotencia hacia el futuro.

Tanto así que una tarde olvidé todo lo que había avanzado. Imaginé lo que seria mi vida.

Estudiaría, seguiría adelante y nadie notaria el hondo vacío en mi pecho.

Que a veces parece que nunca cicatrizará. Porque parece que nunca tendré toda la fuerza necesaria para lograrlo.

Porque con el tiempo el dolor será la única forma de recordar que en el pasado una estrella alienígena colisionó en mi vida de modo que formó un cráter en mi pecho. Y es esa sensación de fuego y heridas en carne viva lo que me mantendrá viva.

Me casaré con alguien perfecto y preparado igual que yo. Será hermoso, nos veremos perfectos en las fotografías. Los primeros meses será fácil de sobrellevar por primera vez en años no me sentiré deprimida.

Atrás quedaron los días de hambre y autolesión.

Pero, luego las nubes grises aparecerán nuevamente. El se dará cuenta de que no soy lo suficientemente buena para el.

Buscará en otras lo que yo no puedo darle. Se irá como todos lo hacen.

Al final ¿Quién estará dispuesto a vivir con una mujer que sobrevive por un cráter en su pecho?

Nos divorciaremos alegando diferencias irreconciliables. Pues a pesar de todo no quiero nada de él.

Me sumergiré en mi trabajo. Viviré entre los turnos y consultas externas. Hasta que un día me doy cuenta de lo miserable que es mi vida.

Llego a mi apartamento donde vivo sola. Nadie me vigila, lo que me dará el tiempo necesario para morir de una sobredosis de analgésicos.

Y así de fácil termina.

Pero, ¿por qué esperar?

Corrí hasta el puente mas alejado de la ciudad. Aquel que mi papá visitaba en años anteriores para ir de pesca.

Lo disfrutaba, amaba el Starbucks cercano. El cappuccino de vainilla.

El pecho se me contrajo dramáticamente. Todo tenia que acabar ahora, le fallaría a todos. Pero, era mejor. Que vivir una vida dramática y llena de tristezas innecesarias.

Coloqué un pie sobre el barandal. Dudando.

Pero aun así.

Luego el otro pie.

– ¿lo intentaras nuevamente? —me preguntó alguien casi gritando.

Me detuve dándome vuelta cuidadosamente.

– Así que en esto terminaste.

Sebastian me miraba envuelto en un abrigo de cachemira vino tinto, su cabello revoloteaba con la brisa que alborotaba los pliegues de mi camisa.

– la mejor chica y estudiante de la academia convertida en una suicida. –una risita traviesa se escapó de sus labios.

Entrecerré los ojos para que no notará las lagrimas que toda la locura y desesperación de mis ultimas meditaciones me hicieron derramar.

¡Sonríe, Caroline! (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora