Capítulo 58

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Dos años después...

Crucé la avenida central de mi pueblo natal. Había viajado durante un año. Curado mi alma. Conservado su recuerdo, comprendido muchas cosas.

Las tragedias que nos hacen mas fuertes. Los amores que nos despiertan.

Esa navidad han pasado setecientos setenta y tres días desde que él se fue.

Han cambiado muchas cosas, incluso la niña del espejo que ya no tiene sonrisas rotas.

Inicié la universidad hace un año. Hablo con mis padres cada noche desde que me fui.

Visité los lugares mas extraños, capturé su magia en cada fotografía que me tomé el trabajo de retratar la magia que ellos tenían.

«magia en lugares inesperados»

El apareció en cada sonrisa, el cada acto bueno.

Con papá hicimos una especie de fundación para ayudar a la educación de los niños en el hospicio. Él se encargaba de buscar el apoyo financiero, yo les ayudaba en lo que podía cada que me daba una escapada de fin de semana.

Habían crecido mucho. Al igual que yo, aun recordaban a Cristian como ese hermano mayor que le enseñó que podían ser felices a pesar de las carencias y adversidades que presentaba en sus vidas.

Su recuerdo presente. Inmortalizado por un enorme retrato que Molly habían empastado y colocado en la sala de almorzar. Bajo el titulo de: "hermano mayor"

Me detuve enfrente un coro de niños cantando villancicos con sus gorros de navidad. Dulces y adorables. Tomándole una fotografía –con su cámara –esa que me había enviado Carlos.

Continué mi camino hasta el café donde solía ir a escribirle, las cartas que me hacían mantener su recuerdo vigente. –una especie de correo sobre natural –reí en silencio. La gente debía verme como la solitaria que ordenaba un capuccino y escribía como boba sin ser consciente de lo que ocurría a su alrededor.

En su nombre había empezado a llevar una vida saludable. Respiraba, estudiaba, leía, escribía. Y a diferencia del pasado: vivía.

Guardé la cámara para avanzar en cuanto vi que el semáforo cambió.

Nuestra historia fue la tragedia que se convirtió en le medio de revivir a una Caroline muerta en vida.

Su destino era hacer que yo empezara a soñar. Era hacer de mí lo que soy.

Su destino fue traer vida a mis venas, amor a mi corazón y lagrimas de sincero afecto a mis ojos.

Me hizo darme cuenta de que el mundo tiene mas problemas. Que hay algo más allá.

Que valgo la pena. Y por eso no volveré a rendirme.

— ¡hey! — me di vuelta extrañada. No es que mantuviese contacto con mis compañeros, a excepción de Mike. Quien debía estar en Inglaterra con su familia — ¡Caroline!.

Era Carlos. Me sorprendió verlo acercarse con una enorme sonrisa des complicada. Algo había cambiado en el. Algo aparte de que se veía mas maduro. –mas viejo –pensé burlonamente. Con un humor ingenuo –algo que se me hacia mas fácil de un tiempo para acá – su rostro mas amable y dócil se iluminó con el reflector de la luz publica.

— Hola —musité sorprendida.

Él sonrió dejando entrever una hermosa dentadura. Su parecido con Cristian fue mayor.

— Vaya —suspiró algo cansado —he tratado de alcanzarle desde que se detuvo a fotografiar a los chicos del coro—respiró con dificultad. —wow, camina usted muy rápido.

¡Sonríe, Caroline! (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora