Capitulo # 31 Somos Amigos... ¡nada más!

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- Entonces esa es la historia del ave Fénix… -culminó con una enorme sonrisa aplicándole ese tono de misterio y dulzura.

Eché un poco de salsa sobre mis papas fritas para devorarlas el se robó una de ellas haciéndome sonreír. 

- No creo en esas cosas –musité tomando un sorbo de coca cola, y por allá en los más recóndito de mi mente, una maquina cuenta calorías y azucares, un habito que por más que ignorara me acompañaría hasta el fin de mis días. –nadie puede resurgir de cenizas.

- Así pienso yo –se encogió de hombros con ternura –es como si me dijeras que no crees en Dios.

- Dudo de el. 

Un silencio espeto e incomodo nos invadió.

- Vaya eso si que es una sorpresa.

- A decir verdad –me carraspeé la garganta –no dudo del, más bien de sus falsos evangelistas. ¿entiendes?

- Eso es otra cosa –consintió.

- ¡Hey! –Mike se acercó con una gran sonrisa -¿Qué hacen? ¿Cómo les va? –se sentó a mi lado.

- Hola Mike –Cristian tomó otro poca de su bebida.

- Pareces muy feliz –dije sonriendo -¿pasó algo?

- Si –contestó exaltado -¡aprobé matematicas¡ ¿pueden creerlo? ¡pasé!

Con Cristian soltamos una carcajada al unisono. Mirándole divertido y feliz por su reciente logro.

- Que bueno –le felicitó Cristian.

El asintió rozagante. -¿Cómo vas de tu dedo?

- Oh, mejor.

- ¡torpe! –Mike me miró guiñándome un ojo –es la única persona que no puede salir ileso de la cocina ¿eh?

- Fue accidente. –reí.

- Como sea. ¿irán a la fiesta el viernes?

Los miré extrañadas -¿Dónde hay fiesta?

- En casa de Tami –contestó Mike. -¿irán juntos? ¿cierto?

Me carcajeé. –aun no he dicho que si.

- Lo sé. La pareja del momento siempre va a cualquier parte junta.

- ¿de que estás hablando? –inquirí –nosotros no estamos juntos.

Cristian me dedicó una mirada picara.

- Y después no quieren que piense eso –nos acusó Mike. –¡admítanlo! O si no estarán en riesgo de que piense que son algún tipo de amigas bisexuales o algo así –agregó con tono burlón

- No –musitó Cristian –solo somos amigos.

- ¡Ja! Ustedes –se levantó de la mesa -¡son unos pésimos mentirosos! Me voy a pregonar por allí que pasé matemáticas… ¡chao!

Nos carcajeamos antes su deslumbrante humor y picantes comentarios no sin dejar a flote una ligera sensación incomoda ante lo que debía ser pero no era…

- Esta loco –musité.

- Claro.

El esbozó una sonrisa perfecta torcida y amena.

- Nos vemos en la tarde. –me levanté de la mesa encaminándome hacia mi siguiente clase.

El me abrazó por la espalda para acompañarme. Luego de separarnos me dirigí a mi ssalón de química. La hora de la despedida se acercaba y mi miedo, maldito miedo se acrecentaba. Presentaría el examen el miércoles, esperaría cinco semanas para una respuesta y ni siquiera eso me aterrorizaba tanto como saber que dentro de poco me graduaría, y nos separaríamos. Y aunque después de graduarnos seguiremos siendo amigos no será lo mismo… lo perderé, bueno… ¿Cómo carajos puedo perder algo que ni siquiera se que es mio? Tengo que tragarme esto… y entender que es mi culpa haber roto mis propias reglas, aun sabiendo que el no sentía… ¡que tenia un corazón de piedra!

Después de las clases, caminé hacia el salón donde comúnmente realizábamos nuestra tutoría. El no llegó lo cual me extrañó demasiado, últimamente había sido muy puntual y responsable con las clases.

- ¡Caroline! –escuché a Mike llamarme desde la puerta.

- ¿Qué pasa? 

- Cristian se fue a casa.

Fruncí el ceño.

- ¿Qué ocurrió?

- Lo han suspendido.

Los musculos se me tensaron haciéndome sentir mas frustrada.

- ¿Por qué?-dije en un tono a defensivo -¿Qué hizo?

- El peleó con Sebastian … ¡otra vez! –suspiró cansado.

Salí pitando del salón directo hacia el estacionamiento donde sabia debía estar el en compañía de sus amigotes, pues se quedaban hablando banalidades hasta tarde… había soportado mucho sus comentarios y humillaciones y casi puedo jurar que su interés en provocar a Cristian proviene de saber que yo impedí aquella tarde que arruinaran su expediente académico.

- Nos vemos Mike –dije al salir del edificio para correr a la parada donde ellos se encontraban. Podía verlo reírse con todos a su alrededor con su gran opinión y sue enorme ego aplastando el de los demás.

- ¡tu eres un maldito! –grité abriéndome paso entre todos sin que me importara un bledo que me vieran hacer un show -¡cobarde! –le empujé con fuerza, no se movió ni un centímetro -¡infantil! ¡estúpido!

- ¿Qué pasa? –me agarró con fuerza de las manos.

- ¡no me toques! –me solté -¡no me toques!

- ¿piensas hacer un escándalo?

- ¡si! ¿y que? –me detuve por un segundo. ¿Por qué a el no lo habían suspendido?

- ¿Qué pasa? ¿A dónde se fue tu valentía?

- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me dejas en paz?! ¡eres un maldito imbécil!

- Vamos … -rió con malicia -¿de que me acusas ahora?

- ¡lo sabes! ¡por tu culpa suspendieron a Cristian!

- Y tu rabia es porque no pudiste salvarlo como aquel día… ¿eh? –miró a todos los que nos observaban vanagloriándose de su comentario.

- ¿es en serio Sebastián? ¿no tienes nada más importante que hacer en tu patética vida? Ese no es tu asunto –reí con sarcasmo -¿Por qué tendría que interesarte?

- ¡no seas tonta! Esto no tiene nada que ver contigo.

- Ah ¿no? ¿Por qué te empeñas en amargarle la vida a el?

- ¡Porque no me cae bien!

Volví a reírme, esta vez mas fuerte. -¡marica! 

- Te lo advierto Caroline –su tono fue sombrio –cuida tus palabras.

- Soy yo quien te advierte… no me conoces –sonreí malévola –no sabes de lo que soy capaz.

Me alejé arrastrando con furia los zapatos escolares que chillaban a mi compas sobre el suelo de granito y entre murmullo de los presentes que por primera vez veian como la niña “perfecta” despotricaba y amenazaba como un camionero… ¿Qué mas daba ya?

¡Sonríe, Caroline! (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora