Capitulo 3 De Mendigo a Príncipe

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- El es Cristian Henderson –me indicó la directora –ha vuelta a terminar la secundaria ¿no es asi Cristian?

El efecto sorpresa solo había surtido efecto de mi parte, el seguía con la postura de relax y des complique. Nada quedaba del desgarbado que había arruinado mi automóvil el día anterior.

¿Qué se había hecho?

- La señorita Smith será su sponsor o tutora como quiera llamarle –la señora Collins me señaló con una de sus manos –es una de nuestras mejores alumnas.

El me miró con cierto desdén, lo que hirió mi ego instantáneamente.

- Mucho gusto –musitó –Cristian.

Asentí temerosa, confundida, asustada, enojada… siempre había sido el centro de atracción y ahora el que parecía ser igual al resto de chicos me ignoraba como si nada.

- Caroline. 

- Ella te ayudara con tus quehaceres y brindara tutorías en las clases que debas reforzar –continuó la directora.

- Muy bien –respondió el en una tranquilidad que en mis patrones de calificación rallaba en la indiferencia.

¿no se acordaba de mi? La chica a la que sin conocer le pidió que sonriera.

- Si no es mas –me levanté de la silla –me retiro –la directora me sonrió aprobando mi salida y entregando mi carta –mucho gusto.

Caminé a la puerta.

- Igualmente –le escuché musitar.

Solo eso.

Preferiría no relatar lo que ocurrió el resto del día, hasta ahora se me hace vergonzoso admitir que la perfecta Caroline Smith no tuvo mas cabeza ese dia si no para buscar justificaciones del porque de la indiferencia del nuevo príncipe.

Su rostro de mentón cuadrada y labios delgados era muy atractivo –en términos médicos- al menos eso me hice creer ese día.

Nada comparado con aquel…¡grosero! Cuando uno se despide de alguien o conoce alguien lo examina ¿cierto? El ni siquiera me miró y 

¿Por qué me enoja que no me mirara embobado como lo hacían los otros chicos nuevos?

Caminé hasta el aparcamiento en esperas de que nuestro chofer 

familiar apareciera. 

Soy la buena estudiante, la que siempre viste perfecto, la que pesa perfecto y sufre por ello. Soy la chica a la que todas saludan en la cafetería… y también soy la chica que llora de noche porque se siente miserablemente sola.

Rodeada de lujos y atenciones.

Irremediablemente sola.

La chica que en las mañanas antes de salir y después de evadir un desayuno corre al baño a colocarse su mascara de “niña bien” la mascara de Caroline Smith la pregunta es ¿Quién es esa Caroline realmente?

- Hey –escuché decir a alguien tras mío.

Me di vuelta. No es necesario decir que mi corazón se detuvo por un segundo. Asi fue…

- Hola –como siempre guardé la compostura –Cristian… ¿cierto? –fingí no recordar su nombre, no seria la estúpida que se interesa por el mientras que el solo me había ignorado en aquella oficina.

- Si, ¿tu eres?-no recordó mi nombre.

- Caroline –respondí.

- ¡eso! –sonrió y sus facciones se parecieron a las de un luchador griego.

Delicado e infantil.

- ¿Qué esperas? –ahora pareció interesado.

- Me vienen a buscar.

El meditó por unos segundos.

- ¿tu eres la chica de Peugeot? ¿cierto?

Dudé en responder.

- Eh, si.

Rió algo socarrón.

- Siento.

- Lo se –apreté los labios.

El Mercedes Benz familiar se avistó en el horizonte.

- Vienen por mi –acomodé mi muy perfectamente planchada falda –y caminé hasta el anden.

- Hey –me di vuelta –¿nos vemos mañana?

Fruncí el ceño. -¿para? 

El buscó entre un sinfín de papeles que llevaba en las manos.

- Es mi tutoría de Literatura, Sponsor.

Asentí.

- Bien. Nos vemos mañana después de clases en la biblioteca.

Me alejé hasta donde Ralph me esperaba con la puerta abierta para mi.

Ahora tenia que acomodar mí cuadriculada agenda para el día siguiente.

Y mientras lo hacia una sola pregunta rondaba mi mente ¿Cómo se había convertido Cristian Henderson de Mendigo a Príncipe?

¡Sonríe, Caroline! (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora