Capítulo 3

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Ya habían pasado más de dos semanas desde su primer encuentro y desde aquel entonces la compañía de Castle se había consolidado como un continuo en su vida. No quería admitirlo en voz alta, pero esa media hora que pasaba cada día con Richard Castle hacía que sus días fueran más llevaderos, hasta aquel entonces nunca había entendido muy bien eso de perder el tiempo con los amigos yendo a tomar algo y simplemente hablar. Pero eso era lo que le pasaba con él y quizás fuera porque hacía mucho tiempo que no tenía un amigo, uno que no fuera abogado y no estuviera interesado en sacar tajada de su familia.


Así de pensativa se encontraba Kate, mientras intentaba acabar con el papeleo de última hora que no había podido terminar la noche anterior. No tuvo que girarse hacia la puerta para saber quien era el que acababa de entrar, le estaba esperando, levantó la cabeza y le ofreció una pequeña sonrisa de disculpa.

- Siento todo esto.—Señaló todos los papeles que tenía desparramados por la mesa. En un instante los recogió todos en un montón desordenado y suspiró algo cansada.

- No importa, Kate. ¿Mucho trabajo?

- Tengo que terminar este papeleo antes de una reunión que tengo dentro de una hora, donde intentaré que mi clienta no se tire al cuello de su futuro exmarido, y me falta por concretar varias cláusulas del divorcio.—Finalmente consiguió meter todos los papeles en su maletín y levantó la mirada hacia Castle.

- No parece que estés muy interesada en los divorcios.

- Me especialicé en derecho penal con el sueño de trabajar para el Estado y meter a los malos en la cárcel, pero por unas cosas y otras acabé en esta pequeña firma, donde me toca hacer lo que me manden y los divorcios son una de sus especialidades porque, queramos o no, es lo que da dinero –El sonrió.—Así que mi sueño tendrá que esperar.

- ¿Por qué no le pediste a tu madre una oportunidad en la oficina del fiscal?

Le miró algo frustrada, ahí estaba lo que siempre le habían echado a la cara, el que no fuera capaz de hacer las cosas por sí misma. Que necesitara a su madre para conseguir un puesto. Se sintió algo decepcionada con Castle por pensar como todos los demás.

- Aunque sea muy difícil de creer para ti, no necesito a mi madre para colocarme en un puesto.

- ¡Alto ahí! No me refería a eso, Kate. Solo me preguntaba por qué no habías entrado a trabajar para ella, si eso es obviamente lo que siempre has querido. Y con esto no quiero decir que tenga que enchufarte para conseguir un puesto, sino que simplemente podías haber optado a un puesto allí como cualquier otro.

- Oh—Se quedó unos segundos algo avergonzada—Siento haber saltado así, es la costumbre—le dijo mientras daba un largo sorbo a su café e intentaba ocultar la vergüenza por haberlo tratado de esa manera.—Es solo que estoy cansada de tener que defenderme de acusaciones de este tipo que llevo arrastrando desde hace demasiados años.

- Tranquila, te entiendo, pero no me has respondido.—Le dijo sonriendo y le fue imposible no devolverle la sonrisa.

- En realidad estuve trabajando allí casi un año entero, pero me cansé de dar justificaciones a la gente y decidí empezar desde abajo, desde un lugar en el que mi trabajo no fuera puesto en duda.

- ¿Por qué siento que hay una historia por ahí que no me estás contando?

Ella le miró sorprendida. ¿Cómo lo sabía? Intentó cambiar rápidamente de expresión para que no se diera cuenta. Error. Ya lo había hecho.

Heat cafeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora