Capítulo 10

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Aquella mañana, Castle se encontraba solo sentado en el taburete al lado de la barra del Heat Café, Kate le había enviado un mensaje disculpándose por no poder encontrarse con él, al parecer tenía que acudir a los juzgados muy temprano.

Lo cierto es que estaba un poco aliviado, pues tras lo que casi había pasado en Nochebuena, no sabía si aquel encuentro hubiera podido resultar algo incómodo.

- Rick, ¿estás bien? Te noto muy pensativo.—Le dijo Martin.

- Estoy bien, es solo que tengo un lío enorme en la cabeza.—Le dijo suspirando.

- ¿Estás seguro de que es en la cabeza?—Le preguntó señalándole el corazón. Castle se rió amargamente.

- Con ese poder de deducción podrías ser detective, Martin.

- ¡Oh vamos! La cara que tienes la he visto un millón de veces, se llama "mal de amores", amigo.—Rick se rió.—¿Es por esa chica que acosas?

- ¡Y dale con el acoso! No, no es por ella. No del todo.

- ¿Es por Kate?—Castle levantó enseguida la mirada.—Veo como os miráis cada mañana, solo tenía que sumar dos y dos.—Se explicó y Castle asintió.

- Yo… no sé qué hacer.

- Es muy fácil, ¿te gusta?

- Sí, pero ese no es el problema…

- ¿Cuál es el problema entonces? Yo no veo ninguno, ella te gusta, tu le gustas (estoy seguro de ello), solo tienes que pedirle una cita y listo.

- Creo que me estoy enamorando de ella, ese es el problema.

- ¡Pero eso es bueno!

- No, no lo es. En absoluto.—Martin lo miraba sin comprender.—Mira, ver a Kyra todos los días desde esta cafetería, escondido tras estos muros, es algo fácil, algo que puedo permitirme, mi corazón está seguro aquí. Pero enamorarme de Kate no estaba en mis planes, con ella me arriesgo a que me rompan el corazón y creo que si vuelven a hacerlo esta vez no pueda recomponerlo.

- Pero Rick, el amor significa correr riesgos. Si no lo haces te arrepentirás el resto de tu vida.

Tras decir esto, alguien llamó a Martin para que fuera a servirle café, dejando a Castle solo con sus pensamientos. Estaba seguro de que el viejo Castle hubiera sido valiente y hubiera ido con todo a por Kate, pero el Castle de hoy día tenía demasiado miedo para arriesgarse.

Ese mismo día por la tarde, Castle escribía el tercer capítulo de su nuevo libro, llevaba una hora con la misma frase y no lograba arrancar. Cuando su teléfono vibró, dio gracias mentalmente al que llamaba, había logrado evitarle un dolor de cabeza.

Se fijó en la pantalla del móvil. Era Kate. Estuvo a punto de no contestar, todavía tenía que pensar en todo lo que le había dicho Martin aquella mañana. Pero finalmente, sus ganas de escucharla vencieron a sus miedos.

Kate le había llamado para preguntarle si le apetecía ir a Central Park a jugar al laser tag con Amy y ella, por lo visto la niña estaba deseando estrenar su nuevo juguete y no le importaba salir en pleno invierno a jugar a la calle. Rick aceptó inmediatamente y quedaron en verse en media hora.

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