Capítulo 4

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Se estaba empezando a arrepentir de haber realizado esa llamada, no debería de haberla molestado a esas horas. Seguro que iba a matarle en cuanto lo viera. Se frotó las rodillas y los brazos para darse algo de calor. Castle nunca sospechó que haría tanto frío en una cárcel, mirándolo por el lado bueno siempre podría utilizar la experiencia para algunos de sus libros. Rió histéricamente. Se detuvo al sentir las miradas de los delincuentes (o lo que fueran) que compartían con él la celda. Las 3 horas que llevaba allí metido habían hecho que su embriaguez prácticamente se hubiera esfumado de su sistema.


- ¿Richard Castle?-Le llamó un guardia.

- Soy yo.-Se levantó y se dirigió hacia la puerta de la celda. Echó un último vistazo a sus espaldas y salió en cuanto le abrieron.

- Es un hombre con suerte, señor Castle. Con la navidad tenemos hasta los topes esto, así que hemos tenido que hacer espacio dejando salir a gente como usted.

- ¿Qué puedo decir? Nací con una flor en el culo.-Bromeó, pero el guardia ni se inmutó.

- No se acerque a un caballo policial a menos de 10 metros ¿entendido?

- Entendido.-Le respondió lo más serio que pudo.

No tuvo que buscar mucho, fue salir de la comisaría y la encontró allí.

- Hola Kate, ¿cómo va la noche?

Por la cara que le puso, Castle decidió dejar lo de las bromas para otro día.

- ¿En qué estabas pensando al robar un caballo de policía? ¡Y aún encima lo haces desnudo! ¡DESNUDO! ¿PERO TU ESTÁS LOCO?

Cuando había pensado en llamar a Kate para que le sacara de la cárcel jamás pensó que estaría allí gritándole y retándole por lo que había hecho. En cierto sentido le resultó enternecedor.

- Si, bueno, reconozco que no ha sido mi mejor momento.

Ella negó con la cabeza.

- ¿Por qué me llamaste a mí?-Se serenó.-Eres rico, tendrás como mil abogados mejores que yo.

- Mis abogados están en contacto con mi agente Paula y lo cierto es que no quería que se enterara, no tengo la noche para sermones.

- No puedo creerte, me haces venir a las 5 de la mañana simplemente porque no quieres que tu agente te de un puñetero sermón, ¡increíble!

Sip, estaba muy enfadada.

- Lo siento Kate, no lo pensé, te llamé por un impulso. Te juro que iba a llamar a Paula, pero recordé lo que me dijiste y no pude evitarlo.

- ¿Lo que te dije? ¿Qué te dije?-Le preguntó confundida.

Bueno, ahora por lo menos ha dejado atrás el enfado.

- El otro día me prometiste que si algún día me metían en la cárcel me sacarías, espero que no fuera una simple frase hecha.

- Lo dije en serio, pero lo de esta noche...Estabas en la cárcel por una estupidez.

- ¿Hubieras preferido que me hubiesen encerrado por asesinato o algo así? ¡Oh vamos! Esto es más divertido, piénsalo, ahora podrás ir a cualquier revista de cotilleo y contar que a Richard Castle le gusta desnudarse y robar caballos de policía. Es una buena historia.

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