Capítulo 26: Beso

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Camus de Acuario era conocido por ser uno de los santos más tranquilos y pasivos del santuario.

Exceptuando al Escorpio de la lista, él no tenía problemas con ninguno, no provocaba riñas ni luchas, y siempre daba su opinión respetando los pensamientos de los demás.

Tampoco se enojaba por cosas ridículas o momentos que no hacían más que estresarlo pero...

Exactamente ese que estaba presenciando, era uno. Y maldecía una y otra vez la hora en la que Milo salió a rodorio.

¿Por qué?

Después de levantarse preparó el desayuno para ambos, dándose cuenta que el guardián de aquel templo no se encontraba, supuso que era una de las típicas reuniones mañaneras de Athena. Aún así, esperó pacientemente a que este se dignara a aparecer por la puerta y pudieran retomar el desayuno juntos por órdenes.

Sin embargo, cuando lo hizo, no venía solo.

"-Acuario, te presento a Harmonía, ella se quedará en tu templo como huésped por un tiempo"

Casi pega el grito al cielo cuando lo recibió con tal noticia, y con la nueva inquilina. Nadie, que no fuese de su confianza, se quedaba en el templo de Acuario, mucho menos iba a permitir que una desconocida lo hiciera, él tenía cosas privadas que en verdad no deseaba que nadie las encontrara o en este caso, leyera.

Sentía que su privacidad había sido invadida. Y antes de reclamar, Milo le comentó que eran órdenes de Athena, y por tanto, no podía desobedecerlas.

Escuchaba las risas de aquella joven y le entraba más rabia, primero por la cercanía a Milo. Y sí, no lo iba a negar, estaba celoso, celoso de qué hablara con esa confianza como si se la hubiera ganado en años, y celoso por Milo, por ser un reverendo imbécil que le seguía el juego inconscientemente.

El tenedor que tenía entre sus dedos lo dobló por completo. Cosa que no le importó y siguió observando a la chica con frialdad.

Una mirada que Harmonía sentía, y le daba igual. Riendo internamente por lo ingenuo que había resultado el Acuario de esa época.

¿Cómo había empezado todo aquello?

Flashback

¿En dónde se quedará, Shion?—la pregunta era ajena a los oídos de los dorados quienes se encontraban lejos.

El peliverde tenía una expresión pensativa en su rostro. Él estaba casi seguro a ver visto a esa mujer en el siglo pasado con Kardia, juraba que ese rostro fino y delicado de la fémina lo había marcado en algún lugar.

Perdido en sus pensamientos sin prestarle mucha atención a su diosa, se levantó de su asiento y se encaminó a la gruesa cortina que separaba la sala principal con los privados aposentos del patriarca.

De algún modo esto sigue siendo una...— su voz disminuyó. Shion miraba por una hendidura a la joven, precisamente sin presentar la suficiente atención—¿Shion?— preguntó confundida.

Athena, a esa mujer la conozco de algún lado— siguió observándola con detenimiento. Su largo cabello cuán oro, sus ojos verdes como el pasto y la tierna y suave sonrisa eran características de una mujer que pasaba por su mente con recuerdos vagos.— Y me da muy mala espina.

Amor sin Devolución ✿[MiloxCamus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora