—S-Shura...
El pelinegro verdoso estaba con su típico rostro neutral, sin embargo, había un instinto demás en Camus que le indicaba que todo aquello era una maldita broma, y que pronto comenzaría a gritarle y a mofarle de la gran mentira que al parecer, ante sus ojos, estaba tratando de cubrir.
Lo podía predecir.
—No es lo que parece...— su cerebro en blanco, le traicionó y fue lo único que pudo articular.
—¿Qué no es lo que parece? ¿Acaso me quieres ver la cara de estúpido?— señaló la posición un tanto... Incómoda en la que su actual "rival" y él se encontraban. Si eso no era lo que su gran imaginación estaba pensando, entonces no sabía de qué se trataba— No, yo creo que no.
—Shura esto solo es un malentendido— habló Camus.— Te juro que yo nunca...
—Camus mejor guarda silencio, y por favor no trates de excusarte cuando estás debajo del caballero dorado del que siempre te quejaste.
Sin decir media palabra, dio media vuelta, dispuesto a salir del templo. Antes de hacerlo se volvió a Milo con seriedad y le miró por breves instantes.
—Vine a disculparme como se debía porque literalmente, Aioros me obligó— pronunció—, Lo siento, espero que eso sea suficiente.
Y sin más, salió del templo.
Por otro lado, Camus se maldecía una y otra vez por haber caído en los estúpidos juegos y provocaciones de Milo, y quizá, culpablemente admitía que su subconsciente quería repetir aquel beso, que aunque fue muy lento, no le había dado tiempo para reaccionar como se debía.
E ahí, una parte justificable para explicar el segundo beso que compartió con Milo. Pero, ¿Por qué demonios lo había hecho? Eso había complicado más las cosas, y sin contar del gran problema que había con Shura porque ahora éste lo vería como un mentiroso o peor aún, supondría que la confianza entre su amistad no había sido la suficiente para contarle el grado de la situación.
—¡Shura, espera!— estiró su brazo en dirección a la puerta. Cómo si aquel acto hiciera a su mejor amigo volver— Esto no puede estar pasando— comentó acongojado.— Salte de encima.
Le dedicó una mirada a Milo, quién aún se encontraba arriba de él, con frialdad. Debía de cortar con todo aquel rollo si no quería llevarlo a un punto más alto, uno que después no podría detener y se le saldría de las manos.
—Ja, ¿Qué vas a aclarar, Camus? No tienes absolutamente nada que aclarar— no obstante, le cumplió su petición, y se levantó.
El acuariano ignoró el comentario y al instante de verse libre, se encaminó rápidamente en dirección a la salida del templo, con la esperanza de alcanzar a su mejor amigo, sin embargo fue detenido por el agarre del griego.
Camus viró a su dirección, exigiéndole con la mirada una respuesta rápida.
—Deberías dejar las cosas como están. No por tratar de convencerlo él cambiará de opinión con lo que acaba de ver— forzó más el agarre.
—¿Te importa acaso?
—Más de lo que tú crees— respondió ejerciendo presión.
El aguamarina apretó su mandíbula con enojo. Ese comentario lo había cabreado.
—Suéltame que me estás lastimando. ¿Qué no ves del gran problema en que me metí por tu culpa? Sé que me quieres arruinar la vida, pero te exijo que no te metas en mi amistad con Shura— forcejeó con el peliazul unos segundos, sin éxito alguno.
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Amor sin Devolución ✿[MiloxCamus]
FanfictionDesde eras mitológicas, tanto Acuario y Escorpio, han sido destinados para estar juntos. Está escrito en las estrellas. Sin embargo... Parece que los del siglo XX no están dispuestos, ni tienen el más mínimo interés en llevar un destino de más de cu...