Capítulo 25: Destino y Amor

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Alex, dime algo... Tú... ¿En verdad me quieres?—el chico de cabellos como oro, le pregunto a su acompañante de la noche.

El mencionado lo miró con notable confusión, sin saber exactamente a qué se refería.

Claro que te quiero, Damián. Te amo, te amo tanto que podría considerarme pecador, al contarte que lo hago más que a los dioses— tomó la mano ajena y depositó un beso en ella.

¡No digas eso! Ellos pueden castigarte por tal comentario, todo se lo debemos. Estamos en este mundo por la bondad que habita en cada uno. Evita que por la furia provocada, sellen tu alma y no seas capaz de reencarnar.

No me interesa, yo reencarnaré por mi propia cuenta. Te encontraré en la siguiente vida, en la otra y en la otra.

Eres un tonto—. Sus mejillas optaron un color rojizo, que se perdió en la oscuridad de la noche que los cobijaba.

Damián era el primer chico portador de la armadura de Acuario, así como el templo correspondiente. Las órdenes de Atenea fueron claras en esa tarde de otoño, y, fue por primera vez que veía a un dios frente a frente.
Se sentía atemorizado por el futuro que le deparaba, por como sería su vida sirviéndole a un dios, y por dejar en el olvido a su triste y desolada vida.

Años de entrenamiento, que al final, fueron recompensados por un templo muy cálido y acogedor que le esperaba. Y, un chico algo rebelde que pronto se convertiría en el ser más importante para él.

¿Por qué me preguntas eso?

Alexander era guardián de la constelación de Escorpio, y dueño del gran amor que le tenía el Acuario en el siglo presente, año mil. Sin embargo, conocía perfectamente a su chico, y sabía que algo le incomodaba.

Porque yo sé que Harmonía no te ha olvidado, y presiento que todas las desgracias que me ocurren, son por su culpa.

El castaño frunció el ceño.

Harmonía no tiene derecho a nada porque yo no le correspondo. Nunca lo hice, y no veo una razón coherente para que te haga daño.

Sí pero...— agachó su cabeza con pena. Por más que quería tomar una actitud más neutral y no ser tan expresivo de acorde a sus sentimientos, no podía. Era sensible— ¿Qué pasa si en algún momento le correspondes?

El Escorpio cambió su expresión por una llena de sorpresa. Entonces eso era lo que al rubio le atormentaba, tenía miedo, tenía miedo que en algún momento abandonara todo el amor que le juraba poseer, y se lo entregara a aquella chiquilla que andaba tras sus pasos.

Sonrió con ternura.

Amor mío, escúchame bien—tomó su mentón y lo obligó a mirarlo—Nunca, ni en esta vida, ni en otra, permitiré que me separen de tí. Porque no solo se trata del destino, sino también de amor.

Damián no pudo evitar soltar una risilla.

Alex, ¿Tú en serio piensas que vamos a reencarnar?

—Por supuesto, en unos apuestos jóvenes, vas a ver.

Damián rió y retomó sus seriedad.

—En estos momentos Hades no para de mandar espectros a la tierra, y ya nuestra señora Atenea se está hartando de ello. Lo más probable es que se desate un conflicto muy pronto y cómo sabes, nosotros seremos los que pagaremos los platos rotos.

Es por eso mismo, Damián. Nosotros no tenemos una vida asegurada, no tenemos tiempo, no sabemos si hoy será un día normal y al otro estaremos librando una batalla de quién sabe cuántos siglos. No podré demostrar todo el amor que te tengo. Necesito que me prometas que nos encontraremos más adelante

Amor sin Devolución ✿[MiloxCamus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora