—... Entonces, ¿Esto es todo, no?— Milo y Camus estaban frente a frente, observándose en silencio y gritando miles de palabras que decidían callar en su pecho. Porque para ninguno estaba bien, querían ignorarlo pero no era tan sencillo como parecía. Simplemente cada beso, cada suspiro robado por el otro iba a sellar el último encuentro.
El último encuentro que sus labios tendrían.
Camus asintió, otro ciclo estaba por cerrarse. Y el iba a asesorarse que así sería. No más sentimientos desbordados, no más pérdidas de control, no más calidez y sensibilidad que solo Milo podía provocarle.
—Perdón.
El francés no dijo nada. Podía entender casi a la perfección lo que estaba sintiendo en esos momentos, por esa razón era mejor dejarlo solo. Lo necesitaba, incluso él mismo también anhelaba un poco de descanso después de encontrar miles razones para negar un encuentro más entre ellos y solo una, para seguir adelante.
—No es tu culpa— respondió.
Y no lo era. Él fue utilizado por problemas que venían desde hace siglos atrás, no fue su culpa, no debía culparlo. Pero eso no significa que lo perdonaría fácilmente.
No por escuchar un perdón borraría todos las ocasiones en las que lo humilló, lo insultó, e incluso, golpeó.
Lo amaba, pero el amor tenía límites.
—Camus...
—Fue suficiente por hoy, Milo— respondió neutral.— Debes estar bastante cansado y con todo lo que ha pasado te sugiero que mejor descanses, yo también lo haré. Al fin volveré a mi templo y toda esta pesadilla acabará. ¿Acaso no estás contento? Fue lo que siempre deseaste.
No.
Las palabras quedaron atascadas en su garganta, y no pudo contradecirlo porque por mucho que deseara, no tenía una razón para explicarle que se quedara, que se había acostumbrado a su presencia. Que por favor no lo dejara.
No encontraba una frase, una palabra que pudiera resumir todo aquello, nada.
Y después de todo, no podía tener el descaro de decírselo cuando pasó años convenciéndole de lo contario.
—No me verás más, tendrás paz, lo que siempre quisiste después de repetirme que me odiabas— dio media vuelta para irse.
Sus piernas no reaccionaban, no podía, no quería dejarlo ir tan pronto, y desgraciadamente solo podía ver como se alejaba de él.
—No...— murmuró. Camus se giró un poco para observarlo— Yo... Ya no... No siento lo mismo por tí— confesó. Dio un paso, acercándose.
Lo único que deseaba era mandar todo al diablo y robarle sus suspiros, dejarlo sin aliento de los besos que quería darle. Quería besarlo, demandante, con ferocidad, deseo... Con amor.
Quería sentir nuevamente todos los sentimientos que provocaba en él. Quería sentirlo una vez más.
Quería.
Pero ahí quedaba, su deseo no podía romper esa barrera, ahora solo eran compañeros de armas que se veían y se tratarían como unos, ¿Pero como ocultarlo cuando había ese sentimiento mutuo? ¿Cómo fingir que todo había acabado bien para ambos, pero ya sus labios se habían encontrado?
¿Estaría bien para los demás de sus compañeros? ¿Lo aceptarían?
—No me odias porque ya quitaron la razón que tenías para hacerlo. Ahora solo somos compañeros, Milo. Ahora nos comportaremos como unos. Enhorabuena para Athena y los restantes. ¿No es cierto?
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Amor sin Devolución ✿[MiloxCamus]
FanfictionDesde eras mitológicas, tanto Acuario y Escorpio, han sido destinados para estar juntos. Está escrito en las estrellas. Sin embargo... Parece que los del siglo XX no están dispuestos, ni tienen el más mínimo interés en llevar un destino de más de cu...