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El sonido de la suave lluvia me resulta muy conocido y relajante.
Volver a casa es una alegría.
Cuando el doctor dijo que Ana estaba completamente desintoxicada no lo dudó un momento.

"Llévame a casa, Christian."

Sonrío.
No tardé ni cinco minutos cuando ya estaba todo dispuesto para volver a nuestro hogar.
No pasé por alto la cara de Dianne.
No.
No quedó para nada inadvertida para mis ojos.
¿No estaría pensando llevársela, verdad?
El corazón casi me dio un vuelco cuando vi a Ana echa un mar de lágrimas en la pista del aeropuerto cuando nos despedíamos de Dianne.
¿Y si Ana también quería irse con Dianne?
Revivo mentalmente aquel terrorífico momento en el que creí que tenía que volver a decirle adiós a mi mujer para dejar que se fuera con su madre.
Suspiro.

"—Volverá, nena. Ya verás.—asiente secándose las lágrimas. Respiro hondo.—Si lo prefieres, puedes irte con ella y pasar unos días en Londres. Yo te esperaré en casa.—le digo forzando las palabras en mi boca. Por supuesto no quiero que se vaya, pero si ella quiere pasar tiempo con su madre... se separa de mí bruscamente.
—Acabas de recuperar a tu madre, entiendo que quieras pasar tiempo con ella.—intento sonreír pero no sé que ve en mi expresión. No quiero alejarme de ella.

—Mi amor, estoy muy contenta de haber recuperado a mi madre y la echaré de menos pero...mi familia eres tú...—el corazón me da un vuelco. Oh, nena.
—No iré a ningún sitio sin ti, Christian. Te seguiré donde vayas, ¿recuerdas? —jamás voy a olvidarlo.—Llévame a casa, por favor.—la abrazo con fuerza y beso su cabeza.
La amo más que a mi propia vida.
Jamás dejaré de hacerlo.

Me vuelvo hacia ella, está despierta. Sonríe.

—Que bonita sonrisa.—la abrazo una vez más agradecido de que esté aquí.—No sabe lo contento que estoy de tenerla de vuelta en casa, señora Grey.—sonríe acariciando mi mejilla.

—Tú eres mi hogar, Christian. Donde tú estés, estaré en casa.—se inclina sobre mí y me besa lentamente lo labios.
Acaricia mi pelo y mi cuello.
Siento como todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se activan.
De un rápido movimiento se sube encima  de mí con una agilidad felina muy, muy sensual.
Mi gatita.
Se inclina para besarme, su lengua invade mi boca con pasión.
—¿Sabes que te amo más que nada en este mundo?—dice contra mis labios acariciando mi pecho con sus manos.
Cierro los ojos y me dejo llevar donde ella me lleve, donde ella quiera.
Se hunde en mí haciéndome gemir de placer y me hace el amor.
Cuanto la amo.
Mi Ana.

Nos quedamos así, abrazados y relajados, tumbados en nuestra cama. Cierro los ojos tranquilo y feliz después del maravilloso sexo que siempre tengo con ella.
Tocan a la puerta.

—Señor Grey.—es Sawyer.
¿Qué querrá?
Ana me mira extrañada.
Tiro del edredón y nos tapo a ambos para darle paso.
Lo fulmino con la mirada cuando entra.
Más te vale que sea importante.

—Señor Grey, señora, buenos días y disculpen la intromisión.

—Buenos días, Luke. ¿Que pasa?—al grano.

—Señor, su hermano y su mujer están en la sala y quieren hablar urgentemente con usted.
¿Y estos, que querrán?

—Muy bien, Luke. Diles que ahora vamos.
Mi hombre de confianza sale rápidamente por la puerta y Ana se sienta en la cama.

—¿Que puede ser tan urgente?—dice extrañada.
Nada bueno, seguro.
Suspiro.

—No sé. Ven, vamos averiguarlo.— le tiendo una mano para ayudarle a levantarse pero cuando la tengo de pie frente a mí, la abrazo. Fuerte.—Me alegro de que estes en casa, nena.—le beso el pelo.
Ella me rodea la cintura y me besa el cuello.

Mi gran Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora