Capítulo 2 -El Programa de los Guerreros-

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Era por la mañana, ya habían pasado muchos meses desde aquella cena que cambió todo en la mente de Reiner, dirigiéndose este a comprar el pan como le había pedido su madre.

A su alrededor observó el distrito Liberio, ciertamente desconcertado por las condiciones en las que muchos de sus compañeros erdianos vivían... todo por culpa de los demonios de Paradise.

No llegaba a entender porque la situación era así de compleja para ellos. Es verdad que si los erdianos anteriormente quisieron dominar el mundo ahora no serían muy bien vistos. ¿Pero que habían hecho ellos para merecer esto? ¿Qué había hecho su familia? ¿Qué había hecho él?

No había día que no viera a algún erdiano siendo apalizado por algún marleyano, denigrado por simplemente haber nacido de esa raza... no había día que no viera regresar a los actuales guerreros llenos de escupitajos o de polvo, teniendo a sus espaldas gritos de odio, rabia y asco.

El mundo entero los odiaba... los odiaba por lo que habían hecho los demonios de Paradise... no era justo.

No entendía como ellos serían capaces de destruir el mundo, no podía comprender como lo harían... probablemente con algún arma extraña que él no entendería.

Llegó entonces a la pequeña tienda panadera de Liberio, o una de las pocas que había mejor dicho. Es verdad que el pan no era nada del otro mundo, no podían pedir mucho más la verdad...

El panadero de aquella tienda era un viejo conocido de la familia Braun, conociendo a Reiner desde que era un pequeño que no sabía ni caminar. Este último entró pensativo a la tienda, aún dándole vueltas al tema de los guerreros, topándose con que el panadero estaba metiendo la nueva horneada de pan al respectivo horno.

-Buenos días Reiner, ¿cómo te va a ti y a tu madre?

-No lo sé... bien supongo...

-¿Estás bien? Te veo algo desanimado...- dijo el panadero mientras Reiner fruncía el ceño al ver una pequeña rata dando vueltas por la tienda.

-¿Alguna vez has pensado en que pasaría si te convirtieras en guerrero?- dijo Reiner con más seriedad de los normal, dejando algo desconcertado al viejo panadero.

-La verdad es que no... tuve un accidente de joven y perdí parte de la movilidad en mi pierna derecha... eso ya me incapacitó para serlo... no obstante...- dijo el panadero mientras entregaba la barra de pan a Reiner. -Vivir solo trece años más... no es algo que se me pase por la cabeza...

-Ya... a mí tampoco...- dijo Reiner marchándose por la puerta, dejando al panadero pensativo, haciendo que este resoplase de tristeza al darse cuenta de a que había venido aquella pregunta de Reiner.

Continuo su camino pensativo... se preguntaba si era bueno pensar tanto con su edad... menuda mierda. Cuando se quiso dar cuenta se había topado con una de las embajadas del gobierno de Mare destinadas en Liberio, en la cual se repartían papeles y folletos sobre el programa de los guerreros.

Por su mente no llegó a pasarse el qué diría su madre... ni el que pasaría si lo conseguía... solo pasó el ''voy a conseguir que mi padre viva con nosotros''.

Reiner, con su barra de pan en la bolsa que llevaba colgada de su hombro, se acercó hacía el puesto de venta de folletos, en el cual se encontraban dos marleyanos... uno delgado de alta estatura y otro más ancho y bajo.

Enseguida, gracias a su uniformidad, se dio cuenta de que eran miembros de la seguridad de Mare, por lo que se quitó el polvo y suciedad de su chaqueta de lana que le hizo su madre hace años, ajustándose la pequeña gorra que le dio esta misma... si... menudas pintas de pobre tenía... buena forma de presentarse a unos marleyanos.

Attack on Titan {Dualidad} -Reiner Braun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora