Attack on Titan {Dualidad} -Reiner Braun-

Capítulo 41 -Me alegro...-

Habían pasado casi dos meses desde la reunión de los guerreros... desde el intento secreto de suicidio de Reiner y las cosas estaban lejos de calmarse. 

A cada día que pasaba, cada vez menos intenciones de vivir tenía Reiner. Sus sueños eran atormentados por Historia y sus momentos despierto eran torturados por las visiones de sus camaradas... por no mencionar las repentinas apariciones de Annie, Bertholdt y Marcel... las cuales, eran las peores de mantener a raya.

La decisión de Reiner de mantenerse alejado de Mia tampoco le ayudó. Aunque sabía que a la larga sería mejor para ella, Mia era una persona muy querida para él, que había conseguido hacerle olvidar casi todo lo que había hecho. Pero el regreso a Liberio y su noche con Mia, desencadenaron una reacción muy negativa en la mente de Reiner... hasta el punto de buscar el suicidio. Realmente, Reiner había caído más bajo que nunca... tan bajo que ni siquiera se atrevió a apretar el gatillo después de que Falco apareciera.

Mia estaba en su casa, preparándose el desayuno, mientras leía la carta de urgencia del gobierno marleyano.

La Teniente Mia Becker deberá presentarse, junto con los guerreros, en el lugar designado de la conferencia en el festival que se celebrara en Liberio. (Al menos se podía resumir en eso)

-Perfecto... de nuevo con Reiner... si por lo menos no hubiera que forzarlo...- dijo Mia algo cabizbaja, escuchando el timbre de su casa. En cuanto abrió la puerta, la persona tras esta no le sorprendió en absoluto.

-¡Pieck, veo que recibiste mi carta!- dijo Mia abrazándose con esta.

-Así es... ¿Qué necesitabas contarme?- dijo Pieck a lo que Mia la atrajo dentro de la casa.

-Ahora no... hablemos un poco... y te lo explico.- dijo Mia mientras cerraba la puerta.

Mia y Pieck se habían hecho muy amigas desde que se conocieron en el tren de guerra marleyano hace 4 años. Fue Pieck en gran parte la que la animó a intentar algo con Reiner... ella pensó que así conseguiría que Reiner viviera un poco... por no decir que Mia se sentía bastante curiosa desde el principio con Reiner... y al menos las intenciones de Pieck se lograron... aunque fuera por un tiempo muy corto.

-¿Y dices que vas a abandonar el ejercito?- dijo Pieck sorprendida, no captando la causa de dicha decisión.

-Bueno... tras la muerte de mi escuadrón, creo que lo mejor será dejar esto para siempre. El hospital está dispuesto a darme un puesto fijo y creo que me mantendré algo alejada de la acción así.- dijo Mia algo intranquila mientras hablaba.

-¿Y qué tal con Reiner? Desde que volvimos le veo bastante poco, únicamente cuando estamos en los cuarteles.- dijo Pieck bebiendo de la taza de té que Mia le ofreció.

-Sí bueno... de eso quería hablarte... creo que ha vuelto a decaer... ya no es el mismo que durante el último año de la guerra. Desde que volvimos, pasó de la noche a la mañana a ser el de antes... está... no sé... sin ganas de vivir.- dijo Mia bastante preocupada mientras se tocaba la barriga, gesto que Pieck notó.

-¿Crees que tiene que ver con su vuelta aquí no?- dijo Pieck pensativa.

-Así es... y no puedo solucionarlo... es decir, los erdianos vivimos aquí... ¿Tenemos que empezar otra guerra para que vuelva a ser el de antes? ¿Tengo que enviarlo a la isla esa de mierda para que se olvide de lo que hizo?- dijo Mia bastante nerviosa.

-No creo que eso último ayude... de echo creo que lo empeorará.- dijo Pieck recordando como Reiner se fue el primero de la reunión al saber que tendrían que volver a Paradise.

-Sí... ya lo sé... es sólo que... estoy de los nervios... no consigo hacerlo cambiar. Hace dos meses hable con él... intenté hablar de lo nuestro... y él... sólo me dijo que lo sentía... que no podría ser el hombre ni el amigo de nadie... que no podía ser el que estuviera siempre ahí.- dijo Mia con los ojos llorosos. Entonces Pieck la cogió de la manos intentando calmarla.