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Una mano la despertó, moviéndola suavemente. Elle se quejó y se dio la vuelta, no quería levantarse. Estaba demasiado a gusto en aquella cama y todavía seguía cansada. La mano volvió a moverla, esta vez acompañada de una voz.

-Venga, es hora de levantarse. Llevas doce horas durmiendo.

¿Doce? A ella le parecían muchas menos. Escuchó como el chico se movía por la habitación, abría el ventanal y después volvía a la cama, para sentarse y empezar a botar. Elle volvió a quejarse, pero esta vez intentó abrir los ojos.

La luz la mataba, sentía pinchazos en la cabeza y la boca seca. Se tapó la cara con las manos cuando se hubo sentado en la cama.

-Toma, te he traído agua – le dijo Timothée, pasándole un vaso lleno.

Elle se lo bebió de un trago, había vuelto a vivir con aquello, sin duda.

-Gracias – respondió, asustándose del tono de su propia voz. Demasiado grave.

-Te esperaré abajo, tómate el tiempo que necesites en prepararte.

Le dedicó una sonrisa antes de salir de la habitación.


Elle se levantó de la cama notando cómo su cuerpo pesaba el doble de lo normal. Arrastró los pies hasta el baño y se dio una rápida ducha fría para despejarse y quitar el olor a ginebra de su cuerpo.

Se lavó los dientes dos veces y simplemente se aplicó un poco de máscara en las pestañas, no estaba de humor para nada más. Se dejó el pelo suelto.

Abrió el armario sin mucho ánimo, se puso unos vaqueros cortos de tiro alto y un top blanco que dejaba al descubierto un poco de piel en la zona del vientre. Cogió el bolso, se calzó los converse blancos y bajó las escaleras.

Encontró a Timothée sentado en un taburete de la cocina, mirando la pantalla de su móvil y tecleando algo de vez en cuando.

-Estoy lista.

Timothée dejó de mirar su móvil para mirarla a ella. Sonrió y se levantó del taburete para acercase.

-Genial, entonces podemos irnos.

Cogió unas llaves de la encimera y Elle le siguió hasta la puerta, sin entender nada. Cuando Timothée la abrió, un coche había aparecido aparcado en la entrada como por arte de magia. Negro, de estilo deportivo.

-¿Y esto?

-Nuestros padres se han ido en yate a pasar el día, creo que tu padre quería despejar la mente y ha alquilado un coche para nosotros, para que no tuviéramos que quedarnos aquí.

-¿Por qué no has ido con ellos?

-Pues... - Timothée se pasó una mano por el pelo, hizo una mueca antes de responder – En realidad no quería dejarte sola.

Se miraron. Elle giró la cara rápidamente y entró en el coche, y él no tardó en sentarse a su lado, en el asiento del conductor.

Cuando Timothée arrancó el motor se dio cuenta de la hora que era. Eran más de las cuatro de la tarde; y sus tripas empezaron a rugir.


No hablaron durante el principio del trayecto. Elle había dejado de preocuparse por el lugar al que él la llevaría, aunque le extrañaba que necesitara un coche para ello. A medida que se alejaban más y más, el paisaje se iba haciendo más salvaje y bonito.

A un lado de la carretera solo había vegetación, de un color verde precioso y brillante. Al otro lado se encontraba el mar. Estaba tan ensimismada que no le escuchó al principio.

IN YOUR WILD HEART (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora