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"Quizá esto solo sea una tontería de verano" había dicho ella, con aquella voz suya. Dulce y grave a la vez. Sólo una tontería de verano. Claro. Seguro que sí.

¿Por qué que iba a ser si no entonces? No iba a ser amor. Claro que no. No podía ser amor.

Timothée volvió a pasarse las manos por la cara, bufó, se tiró del pelo hacia atrás; todo en vano. No era capaz de aclarar sus ideas, ya no tenía claro cuáles eran sus prioridades y todo porque no podía dejar de pensar en ella. Y en cómo había gemido su nombre contra sus labios.

'Eres un gilipollas Timmy, un completo idiota' se dijo a sí mismo, como si insultándose fuera a conseguir algo. Desde luego aquel no era el camino, así no iba a conseguir tranquilizarse. Ni siquiera salir a la terraza a tomar el aire le ayudó; y abrir su libro favorito solo había servido para una cosa: recordarle el día que ella le había preguntado por él.

Lo cerró de inmediato y volvió a posarlo sobre la mesita. Estaba nervioso, agobiado e inquieto; todo a la vez.

'Joder. Mierda. Dios.'

Se levantó de la cama y fue directo al baño, necesitaba meter la cabeza debajo del grifo, con agua muy fría; a ver si así conseguía calmarse. Sí, aquello seguro que funcionaba.

Abrió la puerta de un tirón, incapaz de escuchar ningún sonido, su cabeza seguía llamándole de todo. Solo reaccionó cuando una mano le empujó el pecho.

-¡Tim! Joder, me has asustado, estaba en la ducha y casi me abro la cabeza contra los azulejos, ¿es que no puedes llamar antes de entrar? Dios, ¿qué coño te pasa?

Timothée centró la vista. Elle estaba frente a él, chorreando agua, con una toalla mal puesta sobre su cuerpo. Tenía los ojos muy abiertos y la cara levemente roja.

-¿Qué? – parpadeó un par de veces antes de que su cerebro procesara lo que la chica acababa de decirle – Mierda, lo siento. No escuché el ruido del agua te lo juro. No era mi intención asustarte, ni entrar mientras estabas duchándote, de verdad, es que no sé que me pasa hoy.

Pero sí sabía lo que le pasaba. Que al día siguiente volverían a sus respectivos hogares. Él ya había preparado la maleta.

-Que entraras mientras me duchaba me daba igual – respondió ella – Ya me has visto desnuda. Es solo que me has asustado y he resbalado, pero estoy bien.

Timothée asintió, después posó las manos en sus hombros.

-¿Estas bien? ¿Te has hecho daño o algo?

-Estoy bien, solo ha sido un resbalón – Elle le miró a los ojos, pero él intentaba evitar que se encontraran – Hey, ¿estás bien?

Como vio que él seguía en otro mundo, volvió a insistir.

-Tim, ¿qué pasa?

-Se me ha pasado volando – susurró – Este viaje.

Elle se ató la toalla al cuerpo y sonrió.

-A mi también. El primer día deseaba que llegara este momento, pero ahora no quiero irme.

-Yo tampoco.

-Pero aún nos queda toda la noche.

Elle dijo aquella frase tan bajo que Timothée pensó que se lo había imaginado todo y en realidad había dicho algo totalmente diferente, como que se largara de una vez del baño y la dejara terminar de ducharse o algo así; pero no.

-¿Toda la noche?

Elle soltó una carcajada. Timothée enrojeció. Se estaba riendo de él, era eso.

IN YOUR WILD HEART (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora