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Se arrastró por la cama, intentando burlar sus brazos, pero él no tardó en volver a agarrarla y hacerla tumbarse sobre el colchón para a continuación colocarse encima. La chica rió mientras le envolvía el cuerpo con las piernas.

Le miró a los ojos, estaba serio y a la vez tenía una pequeña sonrisa dibujada en los labios. Le acarició el rostro y se echó levemente hacia delante para besarla. Cuando se separó, Elle pasó la yema de uno de sus dedos por la línea de su mandíbula.

-Me encanta cuando estamos así – susurró él.

-Pero tenemos que irnos – respondió ella, revolviéndole el pelo, que se le había quedado de punta.

-Nooooo – se quejó el chico, escondiendo la cabeza bajo las sábanas.

Elle rió, porque había empezado a besarle el vientre y pelo le hacía cosquillas en el costado. Volvió a intentar zafarse de él, aunque era mucho más fuerte y sus manos seguían agarrando sus brazos.

-Lo digo en serio Will, mi madre llegará en cualquier momento y no quiero que nos pille.

Él sacó la cabeza de nuevo y la miró con aquellos enormes ojos castaños. Hizo pucheros con la boca, pero echó el cuerpo a un lado para que Elle pudiera levantarse de la cama. La rubia caminó por la habitación en busca de su ropa interior, después se puso unos vaqueros y un jersey. Eran finales de Septiembre y en Londres empezaba a refrescar, aunque nunca había llegado a hacer calor realmente aquel año.

Escuchó como Will también se levantaba de la cama y empezaba a vestirse. Últimamente se pasaba las tardes allí, en su cama. A su madre le habían cambiado el turno en el hospital, así que no llegaba a casa hasta pasada la hora de la cena y por consiguiente Will le hacía compañía todas las tardes.

Utilizó el baño de la habitación de Elle para arreglarse el pelo y lavarse la cara antes de salir de la casa. Elle hizo lo mismo, porque no podrían engañar a nadie si los veían salir juntos de allí... así.


Will la siguió escaleras abajo y le sujetó la puerta para dejarla salir primero y después cerrarla tras él. A continuación le pasó un brazo por los hombros, Elle alzó la vista para mirarle y cuando le dedicó una sonrisa, él se agachó para besarla.

Ya no iba a cometer el mismo error de nuevo. No volvería a olvidarse de los planes que habían hecho juntos, ni de los detalles, ni la dejaría de lado por sus amigos. Elle había estado a punto de dejarle y eso le había hecho abrir los ojos. No podría soportar perderla. No era como nadie que hubiera conocido y eso la hacía especial; la mejor.

-Estas guapísima – le dijo, volviendo a besarla.

-Te noto cariñoso hoy.

-Siempre estoy cariñoso contigo.

Elle rodó los ojos y eso le hizo reír, pero a continuación, cuando volvió a mirar al frente, éstos se abrieron como platos y su cara se desencajó por completo. Parpadeó un par de veces antes de quedarse clavada en el suelo. La escuchó murmurar algo parecido a "no puede ser", pero no podría decirlo con exactitud, por eso se giró para ver por él mismo lo que la había hecho ponerse así.

Pero delante de ellos solo se encontraban dos personas, una de su edad y otra adulta. El adulto sonreía, el otro tenía el ceño levemente fruncido.


Elle olvidó cómo se articulaban las palabras, olvidó dónde estaba, olvidó incluso su nombre. Porque su mente la transportó a otro lugar, en otra época, donde hacía calor, sol, había playas de arena suave y mar de color aguamarina y había sido realmente feliz.

IN YOUR WILD HEART (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora