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Se dio la vuelta y estiró el brazo, topándose con un cuerpo caliente a su lado. Lo rodeó y se acercó más a él, a pesar de que tenía calor. Apoyó la cabeza en su pecho y pasó una pierna por su cadera, acurrucándose junto a él.

Le escuchó ronronear y sonrió, apretándose más contra él, si es que era posible. El chico le pasó una mano por los hombros y le acarició la espalda. Había hecho eso la noche anterior, largo y tendido; hasta que se había quedado dormida. Podría acostumbrarse a ello fácil, muy fácil.

Le besó justo encima del esternón.

-Buenos días, guapa – le escuchó decir, con voz ronca.

-Buenos días, guapo – respondió, alzando la cabeza para mirarle a los ojos.

Sonrió al ver que todavía los tenía entrecerrados, él se tapó la cara con las manos y sonrió también. Elle volvió a besarle, antes de apartar las sábanas y levantarse de la cama. Timothée le había dejado una de sus camisetas para dormir, se abrazó a sí misma, porque olía a él y no quería quitársela nunca. Aun así se levantó de la cama.

-¡Eh! ¿A dónde vas? – le preguntó el chico, todavía a medio sentar en la cama.

-¡Necesito una ducha! – le respondió, antes de entrar en el baño.

Le escuchó levantarse de la cama y caminar por la habitación. Le observó a través del espejo, apoyado en el marco de la puerta del baño. Elle sonrió al posar la vista en sus calzoncillos. Flojos, de rayas rosas y blancas.

-Alguien se ha levantado contento – comentó, echándose a reír.

Timothée llevó las manos a su entrepierna.

-Oh venga, no es culpa mía, no puedo controlarlo – dijo, poniéndose rojo.

-Si, ya.

Timothée caminó hacia ella y se colocó a su espalda, apoyó la barbilla en la parte superior de su cabeza.

-Disfrutas haciéndome sufrir.

Elle le guiñó el ojo, mirándole todavía a través del espejo y antes de darse la vuelta para quedarse frente a él.

-¿Vas a quedarte aquí mientras me ducho? No es que me moleste pero... luego no digas que no puedes controlarlo.

-Yo también me ducho por las mañanas.

Elle se mordió el labio inferior y puso cara de estar pensando fervientemente en algo. Después habló.

-Si no recuerdo mal... solías despertarte antes para ducharte antes que yo y no molestarme en el baño...

Timothée sonrió y negó con la cabeza a la vez.

-Odio compartir baño contigo.

-Pues a mi me encanta – le respondió Elle, dándole un golpe con la cadera.

Timothée la observó, después sonrió. Ella tenía que quitarse más ropa que él.

-¡El primero en entrar se ducha primero! – gritó, antes de bajarse la ropa interior y correr hacia la ducha.

-¡Ni se te ocurra! – la escuchó gritar, tras él.

Obviamente, el rizoso entró antes que Elle, le cerró la puerta de la ducha en las narices y se rió de ella mientras abría el grifo. Después le tiró un beso con la mano. Elle golpeó el cristal, pero Timothée no lo abrió, sino que metió la cabeza bajo el agua.

-¡Dejame entrar! – le gritó. Él le dijo que no con la mano.

Bufó, terminó de desnudarse y abrió la puerta de la ducha. Le daba igual si el suelo se empapaba de agua, aquella no era su habitación, y él había sido quien había querido jugar. Así que se metió dentro de la ducha y cerró la puerta tras su espalda. Por suerte era lo suficientemente grande para los dos.

IN YOUR WILD HEART (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora