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Cuando abrió la puerta principal ya sabía que se encontraría a Will al otro lado, sabía que su madre trabajaba las tardes de los lunes, así que no iba a desaprovechar la oportunidad. Se cruzó de brazos y le observó, Will agachó la mirada y se rascó la nuca.

Su voz vaciló al hablar.

-Hola Elle... ya sé que no quieres verme pero... sólo he venido a pedirte perdón.

Elle bufó. Estaba cansada de sus disculpas, y aun así...

-¿Quieres pasar? Fuera hace frío.

Will asintió y entró en la casa.

-Gracias – le dijo, mientras se quitaba la chaqueta.

Entraron en la cocina, Elle sirvió dos cafés y se sentaron en la pequeña mesa, uno frente al otro. Will tamborileó con los dedos en la taza antes de seguir hablando.

-Me comporté como un gilipollas contigo, es que... me volví loco. No intento justificarme, ni mucho menos. Sé que no tiene disculpa lo que hice. Pero es que... no dejaba de mirarte, y tu no dejabas de mirarle y... lo siento.

-Los celos no son excusa para justificar lo que hiciste. Ni lo que me dijiste.

Y para sorpresa de Elle, Will empezó a llorar. Se llevó las manos a la cara y se tapó con ellas. Elle se quedó de piedra.

-Joder es que... tengo miedo de perderte – dijo, con la voz entrecortada – Te vas a ir a Nueva York, estos son nuestros últimos días juntos antes de que te vayas, podíamos estar pasándolo bien, siendo felices y... la he vuelto a cagar.

Elle no podía soportar verle llorar. Alargó la mano para tocar la suya. Se mordió el labio inferior, sintiéndose la peor persona del mundo. Will no había hecho las cosas bien, pero ella tampoco. Era cierto que no había dejado de mirar a Timothée, y el día anterior se habían besado. Y para colmo había aceptado ir a la habitación de su hotel en un par de días.

Se había acostado con él durante las vacaciones.

Y Will no tenía ni idea de nada de aquello. Estaba llorando por ella, porque sabía que la iba a perder. Porque ya la había perdido.

Elle se había prometido a sí misma no hacerle más daño y dejarle de una vez por todas, darle cualquier tipo de excusa que no tuviera que ver con Timothée; pero fue incapaz de hacerlo. Esperaría un día más. Sólo un día más.

Will entrelazó sus dedos y miró sus manos unidas. Había dejado de llorar, pero todavía tenía lágrimas en las mejillas. La miró, con aquellos bonitos ojos castaños suyos.

-Te quiero muchísimo Elle, no tienes ni idea de cuánto.

Elle tragó saliva. No podía responder. Ella no sentía lo mismo.

Así que se levantó de la silla y le abrazó. Él le devolvió el abrazo. No intentó besarla, y Elle lo agradeció. Después le dedicó una sonrisa.

-Están todos jugando al billar en el pub de siempre, ¿vamos?

Will asintió, Elle agarró su bolso y salieron de su casa en dirección el Shakespeare's Pub, donde siempre solían quedar para jugar al billar y beber cerveza. Dejó que Will tomara su mano durante el camino, y que le besara la mejilla un par de veces.

Cuando llegaron al pub y se acercaron a la mesa donde se encontraban sus amigos, a Elle le sorprendió ver a Timothée sentado al lado de Nora, riendo.


Timothée pasó la mirada de Nora a Elle, que se encontraba de pie frente a ellos. Tenía la mandíbula tensa y sus ojos desprendían ira y decepción. Él frunció el ceño, Nora le había invitado a ir con ellos, suponía que Elle lo sabía y por eso había aceptado.

IN YOUR WILD HEART (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora