Marco nos encomendó comprar el pastel de cumpleaños de Hannah a Andy y a mí, era lo único que faltaba.
- Tranquilo, solo nosotros lo olvidamos.- dijo Andy.- todo esta listo, rentaron un bar donde la sorprenderemos más tarde.
- Podrías haber empezado por ahí.- dijo Marco mientras golpeaba suavemente a Andy en la cabeza.- Ya estaba pensando que hacer.
- Es que lo olvidamos, teníamos que haber ido a dormir anoche a su casa, ya lo teníamos todo planeado desde hace meses, y lo olvidamos Marco. Todo un año de planes al agua.
- ¿Tienen planes desde hace un año?- pregunté.
- Si, supongo que será para el próximo año. ¿Ahora qué falta?- Preguntó Marco.
- El pastel. Y la distracción, que obviamente eres tú, tienes que distraerla hasta las diez de la noche.
- Entonces ustedes vayan por el pastel.
- ¿Yo por qué?- dije.
- Hannah te aprecia, y seguro le gustará verte ahí.- me contestó Marco.
- Bueno igual no tengo nada mejor que hacer.- me encogí de hombros.
Luego de eso nos dio la dirección para ir a comprar el pastel. También nos dio dinero, pero me negué, si iba a estar de colada en la fiesta por lo menos tengo que aportar algo.
- Perdón nuevamente por lo de ayer. Me llamaron del hospital por una emergencia y tuve que ir.- se disculpó nuevamente Andy por dejarme plantada anoche.
- Ya te dije que no hay problema. Si hubieras dejado morir a tu paciente por mí, sí estaría molesta. Faltaste por una buena causa, aunque sería bueno que me avises la próxima ves que no vas a llegar.-dije mostrando una sonrisa.
- Lo siento por eso, salí tan rápido de mi casa que olvide mi ce- lo interrumpí poniendo mi mano en su boca. Lo sentí sonriendo debajo de mi mano.
- Solo te estoy jodiendo. No te preocupes. Ahora veamos.- miré el reloj que tenía en mi muñeca izquierda.- Van a ser las cuatro de la tarde, tenemos que llegar a las nueve al bar con el pastel, tenemos cinco horas, no entiendo porque Marco nos sacó tan temprano.
- ¿Si tenemos nuestra cita ahora?- propuso Andy.
- No es mala idea, pero necesito ir a mi casa a cambiarme para la fiesta.
- Si quieres te acompaño, yo iré tal como estoy.- el pelirrojo iba vestido con una camisa azul, que resaltaban sus ojos, un pantalón negro ceñido y unas zapatillas negras, se veía bien.
- Ahora es cuando dices que yo también me veo bien y que no necesito cambiarme. Gracias- pero si iba mal vestida, no para la ocasión, tenía una camiseta ancha negra, un jogger gris y unas Split-on gris, tenía un outfit muy deportivo para alguien que no hace nada de deporte.
- Ups.- dijo encogiéndose de hombros.
- Bueno vamos para mi casa.
- Tenemos dos opciones, ir en mi motocicleta o pedir Uber.
- Motocicleta.- dije sin pensarlo
- Vamos.- dijo sonriendo mientras tomaba mi mano para ir al estacionamiento del Bufete.
Siguiendo mis instrucciones llegamos a mi casa, dentro solo estaba la señora de limpieza, lo deje en mi cuarto de juegos mientras yo me alistaba. Opté por un por un pantalón de mezclilla que tenía la pretina ancha, o fajera, es decir que me cubría los rollos y hacia parecer que estoy delgada, por ende me coloque un crop -que si no fuera por el pantalón se me notaria el ombligo- guinda, y me coloque las vans que compre hace poco, y para completar mi elaborado outfit usé una chamarra de cuero, até mi largo cabello en una coleta alta y me maquille, cuando salí de mi habitación Andy se quedó boquiabierta, me sentí tan bien conmigo misma.
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No te esperaré siempre
Подростковая литератураAmerica tenía una cosa clara: Vivir y disfrutar cada instante. Marco tenia dos cosas claras: Sacar a flote su Bufete para pagar su deuda, y no tener una relación amorosa que lo distraiga. Solo uno de los dos honró su palabra, el otro sufrió. ¿Como u...