La primera vez que probé un vaso de alcohol tenía 15 años, fue en una fiesta de una de mis compañeras de clases, ese día me di cuenta de dos grandes cosas, uno: el alcohol era putamente rico, amé su sabor, no lo que me hacía sentir, pero si a lo que le transmitía a mi lengua. Al saber eso pues digamos que abuse un poquito después de probarlo, entonces descubrí la cosa número dos: olvidaba parte de las cosas que hacía cuando bebía, 10 chupitos era lo que hacía falta para que olvidara muchas cosas. De esa fiesta a la que fui no recuerdo donde estuve o que estaba haciendo durante la canción de "Feliz cumpleaños". Y así cada vez que salgo y bebo, olvido algo, es jodido cuando David me cuenta lo que hice, pero en mi defensa estaba ebria.
Pero es más jodido cuando sé lo que hice. Porque por primera vez en mi vida no borre caset, y lo primero que recuerdo -y que debía de olvidar- es que bese a Marco.
- ¿Por qué calabozos y dragones? – pregunte cuando estábamos recostados en su cama.
Al principio me había recostado al lado de Marco, pero luego el tiro de mi brazo haciendo que me sentara y luego volvió a tirar de él para me recostara, pero esta vez sobre su pecho. Una de sus manos masajeaba mi cabeza y con la otra tocaba delicadamente el brazo con el que lo había rodeado. Si alguien entraba en ese momento hubiera malinterpretado la situación, solo ambos sabíamos que así nos sentíamos muy cómodos y que en realidad no pasaba nada.
– Si te explico ahora no vas a entender. Jugare con los chicos el domingo, puedes venir y lo veras con tus propios ojos. – susurro, ya había apagado la música, y aun sabiendo que solo nosotros estábamos en el apartamento susurrábamos para hablar.
– No quiero ser una friki parfavaar. – exageré eso ultimo y ambos reímos, pero nuevamente susurrando. – no tengo sueño.
– Yo tampoco, pero debemos descansar, tienes que llegar bien a tu casa.
– Mi mamá no se dará cuenta.
– Descansemos mocosa. – sentencio.
El silencio nos reinó, solamente se escuchaba la respiración de ambos, y si estaba muy atenta podía escuchar los latidos de su corazón... pum, pum, pum.
– ¿Tu y Hannah volvieron a estar juntos?
Pum, pum, pum... ninguna alteración.
– Te dije que no volveré con ella, solo la veo como una hermana, nada más.
– Creí que volvieron.
– No lo haremos. A mí me interesa otra persona ahora.
PUM, PUM PUM PUM PUM... se alteró su corazón.
– ¿Me dirás quién es? Por qué puedo acosarte hasta dar con ella.
– No creo que la encuentres, no usa redes sociales y – empezó a sonar la alarma que minutos antes había puesto Marco para asegurarse de que despertáramos para irnos, pero como ni dormimos no la necesitábamos.
– Vámonos. – dije. Me levante y mas mareos llegaban a mí, en definitiva, no estaba bien, ni cerca de bien. Me reí por los mareos que me daban. – ¿Dónde pusiste mi casaca? – le pregunte a Marco, pues el señor había insistido en que lo mejor era guardarla.
– Toma. – me la dio. – en el baño hay otro cepillo de dientes, anda a lavarte.
– Yo siempre llevo el mío. – apoyándome en la pared fui a hasta donde había tirado mi mochila y saqué el pequeño estuche donde solía llevar mi cepillo, la pasta dental, también tenia desodorante y perfume. Era mi kid "huele bien".
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No te esperaré siempre
Roman pour AdolescentsAmerica tenía una cosa clara: Vivir y disfrutar cada instante. Marco tenia dos cosas claras: Sacar a flote su Bufete para pagar su deuda, y no tener una relación amorosa que lo distraiga. Solo uno de los dos honró su palabra, el otro sufrió. ¿Como u...