9: No me obliguéis

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La luz del alba entraba por la ventana y la brisa marina hacía que el ambiente calmado de la habitación recorriera sus sentidos. Iba a levantarse, cuando notó como algo...no, como alguien se movía a su lado.
Allí estaba, la criatura más hermosa que había visto dormía plácidamente junto a él, con todo su cabello celeste desparramado por las sábanas, mientras la luz de la Luna iluminaba su delicado rostro.
De repente, recordó lo que había pasado el día anterior. El reencuentro con Camilla, la ardua batalla que libraron, la unión de ésta al ejército, la despedida de Flora... Azura había decidido pasar la noche con él, para no hacer más que hablar y darse algún que otro beso apasionado...
La chica empezó a moverse un poco, acercándose más a él, aún dormida. Corrin le acarició suavemente la mejilla y le quitó un mechón de pelo de la cara. Dormir con alguien era una experiencia nueva para él. Él ya había dormido muchas veces con Elise y con Leo cuando eran pequeños, pero nunca con alguien que no fuesen sus hermanos, y mucho menos con una chica como Azura.
Por un momento, pensó que todo aquello era solo un sueño, uno realmente hermoso, y que en cualquier momento se despertaría y estaría solo en su camarote... Pero no era un sueño. Allí estaba, durmiendo con el pelo alborotado, recogido en una torpe trenza de espiga, con un largo vestido de lino blanco y seguramente soñando con su preciada tierra...
En ese momento, Felicia irrumpió en la habitación junto a Jakob, haciendo que Azura despertara bruscamente. Cuando estuvo despierta, se sonrojó levemente al ver que dormía junto a Corrin, pero no pudo evitar volverse completamente roja cuando vio que Felicia y Jakob estaban en la puerta del camarote, mirándolos.
- L-lo siento mucho Altezas, pero... - tartamudeó Felicia, algo incómoda.
- Hemos divisado Cyrkensia al oeste, en apenas media hora estaremos en suelo nestrio... - terminó Jakob, también algo incómodo.
- Muchas gracias por la información - agradeció Corrin mientras se levantaba de la cama y se ponía una camisa blanca. Jakob y Felicia salieron de la habitación tras hacer una breve reverencia, dejando a Corrin y Azura solos otra vez. - Menuda forma de dar los buenos días, ¿no crees? - murmuró sarcásticamente el príncipe mientras se colocaba la armadura y se ajustaba la capa.
- Creo que prefiero la manera de siempre - la joven princesa seguía algo sonrojada - Sabes que los cambios me alteran...
- ¿Y dormir con alguien al lado? ¿Te altera? - sonrió.
El joven le dirigió una mirada juguetona y se sentó a su lado, mientras ella lo miraba enfadada.
- Podría acostumbrarme - hizo una pausa debido al sueño, pues aún era muy temprano - pero...
No le dió tiempo a terminar la frase, pues Corrin la besó con ansia y cariño, y ella se dejó llevar por el beso, rodeándole el cuello con los brazos.
- Pues yo no dudaría en acostumbrarme a este cambio - le susurró el joven mientras la besaba otra vez.
- Anda vamos, nos estarán esperando - dijo la chica cuando se separaron, mientras intentaba arreglarse el pelo, el cuál tenía cada vez más enredado.
Corrin salió de la habitación, dejando que Azura se cambiara tranquilamente. Cuando llegó al comedor del barco, Takumi le dirigió una mirada que lo decía todo.
- ¿Qué tal la noche, hermanito? - rió pícaramente el príncipe.
- Solo dormimos, nada más. No sé a qué viene el comentario - masculló, distante, y se dirigió a saludar a sus hermanas, mientras Takumi seguía riendo en la entrada del comedor.

Cuando llegaron a Cyrkensia, se quedaron paralizados al ver la ciudad. Todo estaba destrozado. Completamente. Las casas, los comercios, el teatro real, los puentes...todo. Había gente herida en las calles. Pocos habían conseguido salir ilesos...también había gente muerta. Aquello era horrible.
Sakura escondió el rostro en la capa de su hermana, quien le acariciaba el pelo suavemente, intentando calmarla. Felicia, Lilith y Jakob corrieron a ayudar a la gente que estaba tendida en el suelo, con profundas heridas por todo el cuerpo.
Dos muchachos que tendrían la edad de Takumi se acercaron a Corrin y le explicaron lo que había pasado. Al parecer, estos chicos eran dos viajeros, un ulfhedin y un kitsune, que estaban de paso por Cyrkensia. Se llamaban Keaton y Keaden, y le pidieron a Corrin unirse a ellos después de contarle lo que había pasado en la ciudad.
Al parecer, empezaron a derrumbarse los edificios de la nada, causando accidentes por doquier. Habían intentado averiguar el motivo de los derrumbes, pero no consiguieron encontrar a los culpables.
Azura le dirigió una mirada de entendimiento a Corrin. Ambos pensaron lo mismo. Valleses...
En una de sus excursiones nocturnas a Valla, tuvieron que vérselas con varios soldados valleses, que eran prácticamente invisibles e increíblemente fuertes.
Entonces, la joven oyó varios choques de espadas, gritos... Cerca de allí se estaba librando una batalla. Ordenó al resto del ejército que la siguieron, corriendo por las callejuelas de la ciudad, curiosa por saber que estaba pasando. Azura se derrumbó al encontrarse que, un poco más lejos de allí, estaba teniendo lugar una batalla entre los bandos de Nohr y Hoshido.
Azura y Corrin sabían tan bien como el resto que tendrían que pelear, pero no contra ellos.
- ¡Allí! - señaló Corrin.
Había varias sombras en la plaza central, que estaba rodeada por un río, dejando a cada bando en un extremo y a los valleses en el centro
- ¡Ellos son nuestro verdadero enemigo, no Nohr ni Hoshido! - dijo el joven, alzando la voz para hacerse oír.
Acto seguido, todos sus aliados empezaron a atacar al ejército vallés. Xander y Ryoma, que estaban liderando sus respectivos bandos, se quedaron asombrados al ver allí a Corrin, y más aún al ver que no luchaba contra ellos.
Azura atacaba con fiereza a los soldados valleses, sin importarle su origen. Un arquero le disparó, pero pudo elevar su pegaso a tiempo y salir ilesa. Vigilaba a Corrin y a Takumi, que luchaban en tierra, junto a Kaze, Saizo y Felicia. También vigilaba a Camilla, que volaba a su lado y que llevaba a Sakura montada en su wyvern. La joven pudo ver como Kagero, Selena y Beruka se libraban de varios soldados y de como Lilith mantenía a otros tantos a raya con algún que otro hechizo.
De repente, sintió una mirada clavarse en su nuca... Se volvió, asustada, y vio como un guerrero encapuchado la miraba desde el puente que cruzaba el río. No mostraba su rostro, pero Azura lo reconoció y, cuando lo hizo, se le heló la sangre en las venas. El encapuchado la miraba fijamente y la joven pudo sentir como intentaba entrar en su mente. La llamó, con suavidad, y tembló al escuchar su voz.
- «Nera...Vuelve a casa, Nera» - susurró la voz.
Sonó fría y distante pero también calmada y tranquilizadora. En ese momento, millones de imágenes recorrieron su mente... Imágenes de su padre siendo asesinado por Anankos...de su madre huyendo de Valla con ella en brazos...de su reino inerte, de su gente muriendo de hambre, de miedo y de dolor...y ella no podía hacer nada. Solo gritar y llorar por ellos...y esperar que aquello acabara.
La chica dejó escapar un grito de agonía, que sonó como la voz de millones de valleses atrapados en aquel reino maldito. Gritó, tembló y lloró mientras aquella oscura voz seguía sacudiendo su mente. Sintió como si cayese al vacío y nadie estuviese allí para agarrarla, como un imán la conducía hasta un oscuro abismo sin salida, sin final...
Solo cuando el extraño abandonó su mente dejó de gritar. Corrin la oyó y corrió hasta el causante de su sufrimiento, con intención de matarle, pero éste desapareció y con él su ejército. Azura se calmó e hizo aterrizar a su pegaso, aún dolida. Corrin, Takumi y Camilla corrieron a calmarla, mientras Sakura curaba a los heridos.
Azura dejó de temblar, aún en brazos de sus hermanos, cuando Corrin la besó en la frente, calmándola. Takumi y Camilla se alejaron un poco de ellos y vieron a Xander y a Ryoma, que, exhaustos por la batalla, seguían luchando entre ellos, echándose la culpa el uno al otro de la destrucción de Cyrkensia.
- ¡¡Malditos perros nohrios!! ¡¿Cómo os atrevéis a destruir una ciudad pacífica y neutral como Cyrkensia?! ¡¡Lo pagaréis bien caro!! - gritó Ryoma a su adversario, mientras sus soldados reclamaban venganza.
- ¡Escoria hoshidana...! ¿¡Cómo osáis acusarnos de destruir Cyrkensia!? ¡¡Sois vosotros quienes habéis profanado estas tierras!! ¡¡Preparaos para sentir el acero de mi espada, pagaréis esta ofensa con vuestra sangre!! - escupió Xander, desenvainando a Siegfried, mientras los suyos se preparaban para atacar
- Que así sea... - al igual que Xander, Ryoma desenvainó a Raijinto.
- ¡¡YA BASTA!! - chilló Azura, haciendo que todas las miradas se posasen en ella. - No me obliguéis...
- ¿Qué vas a...? - Corrin no pudo terminar la frase, pues ambos bandos volvían a luchar entre ellos.
Harta, Azura avanzó hasta quedar delante de ambos bandos, con la única protección del río que los separaba. Agarró con fuerza su lanza, se arrodilló en el suelo y empezó a cantar... Su colgante comenzó a desprender una luz celeste y cegadora mientras millones de diminutas gotas de agua los rodearon a todos, adormilándolos. De repente, las ansías de lucha se apaciguaron, haciendo que todos tiraran las armas al suelo. Xander y Ryoma se agarraban la cabeza a causa del dolor que les causaba el hechizo, al igual que sus soldados. El ejército de Corrin miraba expectante la escena, siendo ellos los únicos que no sufrían aquella tortura.
Pasado un rato, Azura dejó de cantar y el hechizo fue desvaneciéndose poco a poco, haciendo que nadie quisiera luchar hasta pasado un tiempo. La joven se desmayó, ya que había gastado mucha energía, pero Corrin, que estaba junto a ella, la cogió a tiempo y la acunó en sus brazos mientras ella respiraba agitada, inconsciente.
Xander y Ryoma dieron a sus ejércitos órdenes de retirarse cuanto antes, no sin antes dirigirle una mirada de tristeza, agonía y rabia a sus respectivos hermanos.
Corrin dejó delicadamente a Azura tendida en el suelo, acompañada de Camilla, Sakura y Lilith, mientras él y Takumi corrían hasta Xander y Ryoma. Takumi se alejó de su hermano, pues no quería cuentas con el príncipe nohrio, así que esperó a que Corrin terminara de hablar con él, si es que éste atendía a razones...
Corrin siguió corriendo hasta colocarse detrás del príncipe.
- ¡Xander, espera...!
El príncipe detuvo a su caballo, pero no se dignó a mirar a Corrin.
- ¿Qué es lo que quieres? - gruñó.
Su voz sonó fría y distante, sin el más mínimo rastro de emoción.
- Solo quería preguntarte si... Si sabes dónde puedo reunirme con un dragón. Necesito que me ayude para...
- ¿¡Por qué diantres crees que compartiría información tan valiosa con un traidor como tú!? - exclamó con odio, recalcando aquella palabra que Corrin tanto detestaba y que últimamente oía tanto.
Xander no se despidió. Espoleó a su caballo negro y no miró atrás, seguido por sus soldados.
Corrin apretó los puños con ira, mordiéndose el labio inferior. Se volvió, mirando a Takumi con certeza. Ambos recorrieron la ciudad buscando a Ryoma, él cuál los recibió con más cortesía que Xander. Se miraron a los ojos un buen rato, hasta que finalmente uno de ellos decidió hablar.
- Corrin... Takumi... - saludó el joven - ¿A qué habéis venido? - su voz transmitía calidez y serenidad, pero aún así ellos seguían siendo enemigos.
- Necesito reunirme con un dragón... - explicó Corrin, tajante e inexpresivo - ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
Ryoma lo miró y suspiró profundamente. Tras un rato meditando su respuesta dijo:
- Dirigiros a Notre Sagesse... El Sabio Lumen os espera allí. Él os dará la respuesta que buscáis.
Corrin sonrió levemente y se inclinó ante su hermano en señal de respeto. Regresaron junto a los demás y se dirigieron al barco con la esperanza de encontrar respuestas a sus preguntas en Notre Sagesse.

Creo que ha habido algún problema a la hora de subir la historia... No os preocupéis por el capítulo de hoy, lo subiré enseguida😘😘😘

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