EPÍLOGO : ¿Y ahora qué...?

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Acababan de atravesar el portal que les había habilitado Lilith. Todos estaban agotados, con mil heridas recorriendo sus cuerpos. Algunas eran graves, otras simplemente superficiales.
Corrin no logró entender como, pero Felicia, Jakob, Lilith, Elise, Sakura y Azura sacaron energía suficiente como para empezar a curar a todo aquel que necesitase de sus cuidados. Los seis se dirigieron a la enfermería del castillo, junto con los heridos.
Corrin se limitó a hacer caso a su cuerpo, él cuál le pedía un merecido descanso. Se adentró en el castillo y comenzó a subir las escaleras de mármol que llevaban a su habitación. Una vez en ella, se deshizo de su rasgada capa y de su abollada armadura. Se quitó las botas, la camisa, que estaba empapada, y dejó que la Yato reposará en una esquina.
Agotado, se dejó caer sobre su cama de suaves sábanas blancas. Enterró el rostro en la almohada y dejó que su mente vagase por algún rincón del universo. Cerró los ojos con pesadez e intentó no pensar en lo que había pasado. Estaba feliz, terriblemente feliz de haber vencido a Anankos. Pero prefería que aquello formase parte del pasado, para poder centrarse ahora en el presente...
Una suave brisa inundó su habitación, jugando con las livianas cortinas que adornaban una de las enormes cristaleras que adornaban las paredes. Dejó que aquel respiro de aire fresco inundase sus sentidos. Suspiró, aliviado de que todo hubiese terminado finalmente. Poco a poco dejó que el sueño lo invadiese.
Entonces, oyó como alguien se acomodaba silenciosamente a su lado. Notó como unas delicadas manos rodeaban su cintura y como un dulce rostro agotado se apoyaba en su hombro. Azura le dió un suave beso en la mejilla y Corrin se acurrucó junto a ella.
Ninguno dijo nada. Dejaron que sus cuerpos descansaran de aquella presión a la que habían estado sometidos durante tanto tiempo...

Abrió los ojos torpemente, mientras se frotaba la cara con pesadez. Se levantó con cuidado de no despertarlo.
Ella, al contrario que Corrin, no necesitaba descansar mucho para recuperar energía. A pesar de que le habría encantado quedarse acurrucada junto a él, necesitaba salir y despejarse un poco.
Antes de salir por la puerta, se deshizo de la camisa y los pantalones que había "tomado prestados" en Valla para ponerse algo más limpio y cómodo. Tras un tiempo examinando su vestidor, cogió una suave bata celeste con bordados azules y un vestido corto de color blanco. Se recogió el cabello celeste con rapidez en una trenza de espiga y echó un vistazo rápido a sus armas antes de abandonar la habitación. Todavía no se había acostumbrado a salir sin ellas.
Cerró la puerta de la habitación con sigilo, intentando no despertar al dragón que descansaba dentro. Bajó las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido. Salió por los jardines, camino a las caballerizas. Cuando llegó, un muy amigable Lurano la saludó con frenetismo.
El animal relinchó, feliz de ver a su dueña.
- Shh... - le riñió Azura - Vas a despertarlos a todos...
El animal dejó de relinchar, agachando levemente la cabeza.
Azura se arrepintió de haber sonado tan tosca. Se acercó a él y comenzó a acariciar la frente del pegaso.
- Lo siento... - le susurró con cariño - Yo también te he echado de menos... - le confesó.
Los ojos negros del animal se iluminaron ante el comentario de su dueña. Ella siguió jugando con los rebeldes cabellos de él un buen rato, hasta que decidió que sería buena idea ir a pasear. Ambos necesitaban despejarse.
Se subió a su lomo con suavidad, sin ensillarlo, y le acarició el cuello. Se echó hacia delante, quedando a las altura de sus orejas.
- Ya sabes adonde ir, pequeño...
El animal no tardó en trotar hacia el bosque, aquel lugar que los maravillaba a ambos...
Ella dejó caer su cabeza sobre el cuello del animal, quien había emprendido el vuelo hacia apenas unos minutos. Volaban entre las nubes, las cuales parecían hechas de algodón.
Azura jugaba con ellas, mientras que Lurano hacía alguna que otra pirueta en el aire. Tras un buen rato sobrevolando los cielos, la joven le pidió a su montura que descendieran hasta el bosque. El pegaso obedeció a su dueña y empezó a descender con suavidad.
Aterrizaron en aquel claro en el que habían pasado tantas tardes. Azura se bajó de Lurano, dejando que el animal pastara libremente. Ella se deshizo de sus ropas y se sumergió en el lago.
Comenzó a bailar con las aguas, a sumergirse entre las leves corrientes. Dejó que el sol bañase su cuerpo con su luz. Tras un rato en el agua, decidió salir del lago. Una vez fuera del agua se puso su vestido y se envolvió con su bata, al borde del lago. Se quedó un tiempo contemplando su leve reflejo en las aguas.
Entonces empezó a cantar, con cariño, con ternura, sin presión, sino con libertad, con alivio. Cada nota destacaba por su suavidad. Cada palabra estaba envuelta en amor...
Cuando terminó de cantar, cerró los ojos, dejando que él la envolviese entre sus brazos. Azura no se sorprendió al verlo allí. Suponía que si Corrin despertaba mientras ella estaba fuera, iría a buscarla.
Suspiró, calmada, mientras apoyaba la cabeza en su hombro.
- ¿Has descansado? - preguntó el joven.
Azura solo asintió. Dejó que el viento revolviese su cabello y jugase con su vestido.
Corrin la sentó en sus piernas, apoyando su mejilla en la de ella. Comenzó a depositar suaves besos en su cuello y a acariciar su cuerpo con delicadeza. Ella solo sonreía amargamente ante todo gesto de él.
Corrin la miró un segundo, confuso por su actitud.
- ¿Qué te ronda la cabeza? - soltó, con una leve sonrisa.
Ella se acomodó en sus piernas y suspiró con pesadez.
- ¿Y ahora?... ¿Qué vamos a hacer? - preguntó ella, angustiada.
Corrin la besó en la mejilla.
- Vivir... Simplemente eso - respondió el chico - Todos juntos...en paz...de una vez.
Ella sonrió, aliviada. Se volvió hacia él y enterró el rostro entre sus cabellos. Él la abrazó con ternura, dejando que las luces del atardecer inundasen sus sentidos, reconfortándolos.
Y así permanecieron, abrazados, uno junto al otro. Al fin podían vivir en paz, sin disputas, sin dragones amenazando su futuro. Y se limitaron a vivir... Simplemente a eso.

😭😭😭 Bueno así acaba mi primer fanfic. Espero que os haya gustado, he puesto todo mi corazón en esta historia. Quisiera dar las gracias a todos aquellos que la habéis leído, a los que la habéis votado y a los que la habéis comentado, mostrándome vuestro apoyo. Sois geniales. 👏👏👏 Muchas gracias y muy pronto estaré de vuelta con la segunda parte. 😘😘😘 Hasta dentro de muy poco...

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