14: Salta...

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La luz que empezaba a entrar por la ventana era tenue, pero lo suficientemente intensa como para despertarlos.
Corrin se frotó los ojos con desgana, mientras Azura se dirigía a tomar un baño caliente. El joven se quedó un tiempo allí tumbado, cuando empezó a oír risas en los pasillos. No le dió importancia y se acercó a su escritorio, que estaba al lado de la ventana. Empezó a ojear los papeles que había encima de la mesa. Eran todo estrategias de combate.
- «Leo» - pensó el chico - «No puede relajarse ni dos días. No tiene remedio...» - suspiró.
Dejó a un lado el montón de papeles para observar el paisaje por la ventana.
A los pies de aquel inmenso castillo se extendía una amplia llanura, limitada al sur por unas breves colinas y atravesada por un caudaloso río, que abastecía al ejército entero sin problema. No podía verla ahora mismo, ya que aquel ventanal miraba hacía el sur, pero sabía que el castillo también estaba protegido por el norte, gracias a una gran cordillera de picos bastante escarpados y peligrosos y con una climatología nada apropiada.
Se separó de la ventana para comenzar a vestirse. Empezaba a abrocharse la camisa cuando Azura salió del baño, mucho más despejada que cuando despertó. La chica le sonrió, todavía algo adormilada. Se acercó a él y le dió un breve beso en la mejilla.
- Buenos días... - saludó la joven a la vez que bostezaba.
- Vaya - se río Corrin - me parece que no has dormido bien esta noche... Espero que no haya sido por mi culpa.
Azura negó levemente con la cabeza
- Sabes de sobra que tengo un despertar difícil...
Corrin la agarró por la cintura y volvió a besarla, cuando se percató de que Azura solo llevaba una toalla de baño. Ambos se pusieron rojos y se separaron poco a poco.
- Lo siento... - se disculpó el príncipe, colorado. - No me había fijado en que...
- No, no pasa nada... - murmuró ella, también roja - Enseguida me cambio... - terminó, mientras se perdía en su vestidor.
Corrin también aprovechó para terminar de vestirse.
Azura no tardó mucho. En unos cinco minutos ya había salido del vestidor con su traje de auriga y su lanza echada a la espalda.
Ahora sí. Se abrazaron con fuerza y se besaron mutuamente. Se detuvieron al oír risas fuera de la habitación. Ambos se miraron con entendimiento y abrieron la puerta de su habitación con rapidez. En el pasillo no estaban otras que Elise y Sakura, espiando a la joven pareja.
Ambas chicas se sonrojaron al ver a sus hermanos. Corrin las miró con malicia, y, sin previo aviso, las cogió a ambas en brazos, haciendo que gritaran. El chico empezó a hacerles cosquillas, haciendo que ellas no parasen de reír, mientras Azura los miraba con ternura.
- ¡Hermano mayor! - gritó la chica rubia - ¡Para, por favor!
- ¡Nos va a dar un ataque de risa! - chilló Sakura.
- Esto os pasa por espiar a un dragón - río el chico, haciéndole más cosquillas a las pequeñas, que no podían parar de reír.
- Vale ya, Corrin - le reprochó Azura dándole un par de toques en el hombro - Venid conmigo - murmuró la joven princesa una vez que Corrin dejó a ambas niñas en el suelo.
Azura las cogió a ambas de la mano y se perdió con ellas por los pasillos del palacio.
Corrin se quedó allí parado, observando como se alejaban entre risas. Le dirigió una sonrisa y un beso a Azura antes de empezar a bajar las escaleras en dirección al patio, donde le esperaban Hinoka, Camilla, Xander, Ryoma, Scarlett y Kaze.
El chico no les mencionó en ningún momento a donde se dirigían. Simplemente les explicó que una vez allí aclararían muchas cosas.
No pasó mucho tiempo hasta que vieron aparecer a Azura, Sakura, Elise, Takumi y Leo por el pasillo que conducía al recibidor.
Lilith empezó a abrir el portal que los llevaría hasta el Cañón sin Fondo, mientras el resto del ejército se preparaba para el viaje. Todos iban a ir a pie y no llevaron nada de provisiones, pues podían volver al reino sideral cuando quisieran.
Empezaron a atravesar el portal en dirección al cañón. Al llegar, Corrin sintió como la oscuridad de la zona nublaba sus ojos y el silencio penetrante invadía sus sentidos. Azura le estrechó la mano con fuerza y lo dirigió hasta el puente colgante que atravesaba el cañón.
La chica respiró hondo. Llevaba varios días preparándose mentalmente para contarle a sus hermanos y al resto del ejército con claridad y al detalle todo lo relacionado con Valla, pero todavía no asimilaba del todo que cada vez estuviesen más cerca de su objetivo.
Dirigió su mirada al fondo del cañón y sintió como algo la llamaba. Movió la cabeza para despejarse un poco.
Se giró con una expresión indescifrable en el rostro, mientras se mordía el labio inferior, antes de empezar a hablar:
- Bien, pues... Ya casi hemos llegado - hizo una pausa a la vez que apretaba la mano de Corrin. - Ahora sólo necesito que hagáis una cosa más antes de poder contaros... - reflexionó un segundo las palabras que debía utilizar - De contaros cual es nuestro verdadero objetivo.
Todos la miraron expectantes, esperando a que aclarase que debían hacer.
- Tenéis que saltar al interior del cañón...
La expresión de todos cambió radicalmente. Había quien la miraba con miedo, con duda, con desaprobación y había quien parecía no terminar de creerse aquellas palabras.
- Solo os pido que saltéis... No os pasara nada, os lo juro.
Al ver que nadie parecía creerla, Azura se giró y dió un paso adelante, con intención de saltar. Muchos de los allí presentes intentaron detenerla, pero la chica ya había saltado antes de que la alcanzaran.
Corrin les dirigió una mirada juguetona a sus hermanos antes de añadir:
- ¿No pensáis seguirla?
Hinoka fue la primera en dar un paso adelante y saltar al vacío. Takumi, Leo y Camilla la siguieron. Después Sakura, Kaze, Elise, Lilith y Felicia. Tras ellos fueron Jakob, Saizo, Orochi, Effie e Hinata, y así sucesivamente, hasta que solo quedaron Corrin y Scarlett sobre el puente.
El joven miró con incertidumbre como la chica rubia adornaba su armadura con una flor. Scarlett notó su mirada y le dirigió una sonrisa.
- ¿Te gusta como queda? - preguntó, a lo que el príncipe asintió. - Es costumbre entre los caballeros de Cheve prendernos una flor cuando vamos a afrontar un gran desafío... Y creo que la ocasión lo merece. - concluyó alegre.
Corrin no había tenido mucho tiempo para hablar con ella, pero le sorprendió lo jovial y sonriente que se mostraba siempre. También pudo notar como estaba muy unida a su hermano Ryoma y que su actitud ante los nohrios era de lo más normal.
Le dirigió una sonrisa antes de acercarse al borde del puente colgante.
- Cuando estés preparada, salta... Te estaremos esperando abajo - murmuró el joven, antes de perderse entre las tinieblas.
La chica no tardó mucho en seguir al príncipe...

Hacía ya un buen rato que habían saltado, pero aún seguían cayendo al vacío.
- «Que raro... - pensó Corrin - La última vez no tardamos tanto...»
Siguieron cayendo durante un buen rato, hasta que, cuando ya parecían llegar a Valla, alguien se entrometió en su camino. Un extraño encapuchado se abalanzó sobre ellos y empezó a pronunciar unas extrañas palabras en un idioma que a Corrin le resultó bastante familiar. De la nada, una enorme esfera oscura fue directa hacia Corrin, mientras aquel extraño individuo se volatilizaba en el aire, como si nunca hubiese estado allí. El medio dragón intentó esquivar aquella esfera que se acercaba a él más y más, sin éxito.
Cuando ya dirigía sus últimos pensamientos a su familia, notó como Scarlett se interponía entre él y la esfera.
- ¡SCARLETT! - gritó el chico, con todas sus fuerzas, viendo como la muchacha le sonreía.
Pero ya era demasiado tarde. La esfera mágica había impactado contra el cuerpo de la chica, haciendo añicos la flor y arrebatándole la vida a ella.
Corrin agarró con fuerza el cuerpo inerte de la joven, antes de impactar contra el suelo, quedando inconsciente.

- Corrin... ¡Corrin...! ¡Despierta, Corrin...!
El chico empezó a abrir los ojos poco a poco, mientras los acostumbraba de nuevo a la luz. Se frotó la frente a la vez que Azura lo ayudaba a incorporarse. Miró a todos lados, buscando alguna prueba de que lo sucedido antes había sido solo un sueño. Pero no lo había sido. Y la prueba estaba un poco más allá.
Varios metros más allá se encontraba Ryoma, arrodillado delante de un bulto que había en la tierra. Corrin solo suspiró mientras observaba como su hermano se levantaba y se dirigía hasta él.
- Ryoma... Lo siento - se disculpó, dolorido.
- No te disculpes Corrin... Tú no eres el culpable... - respondió, frío, el príncipe antes de alejarse.
Corrin enterró la cabeza entre las manos, triste por la injusta muerte de la joven, y decepcionado de sí mismo por no haber podido evitarlo. Al oírle llorar, Azura lo abrazó con delicadeza, mientas le apartaba la manos de la cara.
- No llores por favor... Guarda esas lágrimas - susurró la joven princesa - Guárdalas para cuando todo esto acabe... Para cuando las únicas lágrimas que derramemos sean de alegría... - la chica calló un segundo. Ella también lamentaba la injusta pérdida. - Ella sabe que intentaste impedirlo... - dijo la chica con un nudo en el estómago. - «Scarlett no se merecía terminar así...» - pensó.
Corrin la miró un segundo, antes de abrazarla con fuerza. Observó con rencor el lugar donde habían enterrado a Scarlett.
- Esta será la última pérdida que sufriremos... Te lo prometo...
Ella solo lo abrazó más fuerte. En una guerra no se podían prometer ese tipo de cosas. Sólo intentó creerlo, diciéndose a sí misma que todo iría bien... Que no perderían a nadie más. No mientras ellos estuviesen allí, luchando hasta el último aliento...

Hola, ¿os ha gustado el capítulo?
Seguramente mañana no pueda subir el siguiente, pero a cambio subiré doble capítulo el domingo.
😘😘😘 Gracias por leer.

Fire Emblem Fates: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora