3: La verdad

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La luz de la mañana empezó a entrar en su habitación. Se despertó, agotada. No había dormido bien, pues había vuelto a tener pesadillas. Siempre se repetían, pero no siempre terminaban igual. Veía a sus hermanos y a sus padres, a veces a Corrin...y a Kamui. Pero siempre estaba presenté un encapuchado que no conocía de nada. Pero la llamaba siempre.
«Nera... Vuelve a casa, Nera...»  - decía la voz.
Siempre se despertaba antes de descubrir quién era.
Decidió levantarse con un propósito. Tenía que contarles a todos la verdad, pero no podía hacerlo ahí. Bajó corriendo las escaleras hasta llegar al comedor y le pidió a Jakob que preparara provisiones para un viaje. No especificó lugar. También le pidió a Felicia que los reuniera a todos en el jardín, incluida Lilith, dentro de un par de minutos.
Subió rápidamente a cambiarse. Había arreglado su vestido, aquel que siempre solía llevar y que tanto le gustaba, tal vez por ser unas de las pocas cosas que conservaba de su madre... Decidió ponerse un traje algo más cómodo para luchar. Ojeó el armario y encontró un traje de auriga celeste perfecto para ella. Era de tonos verdosos agua, cómodo para la batalla y para montar en pegaso. Se echó una capa blanca sobre los hombros - ya que el traje no tenía mangas y todavía hacía algo de frío a pesar de ser primavera - , se recogió el flequillo tras la oreja para que no le estorbara y se cepilló el resto de su largo cabello, recogiéndolo en una coleta levemente suelta. Cuando estuvo lista, cogió su lanza y bajó al recibidor del castillo, decidida. Logró convencer a Corrin y le pidió a Lilith que los transportará de vuelta a las llanuras de Hoshido, donde había tenido lugar aquel fatídico día que preferían dejar atrás.
Por suerte no había nadie cuando llegaron y pudieron emprender su viaje sin interrupciones ni encontronazos. Todos se asombraron al llegar al Cañón Sin Fondo. No esperaban que Azura los llevara allí.
- Bueno... Ya hemos llegado. Lamento haberos hecho venir hasta aquí, pero es por un buen motivo - aclaró, algo nerviosa.
- ¿Y cuál es ese motivo? - preguntó Jakob, impaciente.
- Lo siento, aquí no... Si de verdad queréis saberlo, debéis...saltar al cañón. - explicó, consciente de que la tomarían por una loca.
Felicia y Jakob se quedaron sin habla. Azura agachó la cabeza, confirmando sus sospechas. Corrin dio un paso hacia adelante con su ardiente mirada fija en la chica.
- ¿Es seguro? - preguntó.
Azura levantó la cabeza y asintió con una sonrisa.
- Entonces no hay más que hablar.
- ¡Señor, esto es una locura! ¡Mo-moriremos si saltamos al interior del Cañón! - gritó Felicia, asustada.
- No, confío en Azura - afirmó, decidido - Sé que no nos pondría en peligro.
Azura miró a Corrin con cariño y se acercó al filo del puente. Se giró hacia ellos, antes de saltar.
- Saltaré yo primero. Seguidme cuando haya desaparecido... - murmuró, con una luz esperanzadora en los ojos, y saltó al vacío.
Corrin esperó a que la chica desapareciese y saltó también. Lo mismo hicieron Jakob, Felicia y Lilith un poco más tarde.

Corrin abrió los ojos. Estaba en mitad de una llanura desierta. No se venían señales de vida ni nada parecido. No había casas, ni campos de cultivo, tampoco ningún castillo o fortaleza. Solo había un pequeño lago y se podían divisar algunas ruinas... Era como un reino fantasma, envuelto por la maleza. El joven se levantó y vio a Azura y a Lilith junto a él.
- ¿Y Jakob y Felicia? - preguntó mientras se acercaba a ellas.
Ninguna respondió, pero Azura señaló dos cuerpos tumbados en las hierba, algo más allá. Seguían inconscientes. Cuando despertaron, Azura los dirigió a todos a través de la estepa hasta una especie de santuario.
Era pequeño y espacioso, con adornos acuáticos incrustados en las paredes y en las columnas. Se adentraron en una sala que parecía ser un observatorio. Azura se acercó hasta una estatua que había en el centro de la estancia. A Corrin le llamó la atención que tiempo atrás aquel lugar habría estado lleno de agua, pues se veía como un foso rodeaba la sala.
Azura, arrodillada ante la estatua con su lanza apoyada junta a ella, recitó unas palabras en un extraño idioma que ninguno de los allí presentes conocía ni había escuchado antes. De repente, el agua empezó a brotar de todas partes, haciendo que el foso se llenará y la estancia recobrará su esencia original.
Azura se incorporó, girándose con una clara sonrisa en su rostro.
- Ahora no nos encontrará... - murmuró para sí -Bienvenidos al reino de Valla - sonrió, orgullosa.
- ¿Valla? - preguntaron todos al unísono.
- ¿En serio pensabais que Nohr y Hoshido eran los dos únicos grandes reinos que había? - rió la princesa. - Valla fue un reino próspero que tenía buenas relaciones con Nohr y Hoshido. Era conocido por la amabilidad de sus gentes, así como por sus médicos, filósofos, arquitectos... Pero no siempre fue así... - hizo una pausa, como si le costase hablar. - Un día, el dios de Valla, Anankos, se reveló contra sus habitantes, matando a su rey y sometiendo a los valleses a horribles torturas... Todo por poder... Anankos prácticamente destruyó Valla. Los siguientes serán Nohr y Hoshido. Él es el responsable de esta maldita guerra... Hubo gente que logró escapar, pero ésta no pudo pedir ayuda, porque Anankos lanzó una maldición sobre el reino, haciendo que todo aquel que hable de Valla fuera de sus fronteras desaparezca al instante de la faz del planeta.
Corrin se colocó delante de Azura y le cogió ambas manos con cariño.
- Por eso no pudiste hablarnos de Valla hasta llegar aquí. - preguntó el medio dragón, conmovido.
Azura asintió.
- Perdonadme, princesa, pero ¿cómo sabe usted todo esto...? - preguntó Jakob, claramente confuso.
Azura agachó un poco la cabeza.
- Mi nombre es Azura Nera Rheos Vallite - confirmó, firme - El rey que Anankos asesinó era...mi padre. - a Azura se le quebró la voz. Corrin la abrazó con fuerza, reconfortándola. - Mi madre huyó conmigo cuando yo tenía cuatro años. Nos refugiamos en Nohr hasta que mi madre murió y me raptaron.
- Entonces eres la princesa heredera de Valla... ¿Queda algún vallés más? - murmuró el joven príncipe.
Corrin no pudo evitar preguntarle. Debía quedar alguien más. Si así era lo encontraría... Por Azura.
La princesa vallesa sonrió.
- Sí, quedan más. Mi madre huyó conmigo, pero ella tenía una hermana pequeña que hacía tiempo no vivía en Valla. Dudo que llegará a conocer algo de lo que pasó aquí.
- ¿La conoces?
- Sí... - Azura miró fijamente al príncipe - Su nombre era Mikoto, reina consorte de Hoshido y princesa de Valla... Tu madre, Corrin.
Corrin se quedó blanco. No sabía que su madre tenía una hermana, y mucho menos que era vallesa.
- Por tanto...
- Tú y tus hermanos tenéis sangre vallesa. - terminó Azura, completando su frase con decisión.
Corrin estaba intentando asimilar aquello. Miró la estatua, era un dios... Anankos. Tuvo el impulso de destruir la estatua. Él era el responsable de tanto sufrimiento...
Corrin y Azura seguían abrazados mientras los demás los miraban conmovidos y estupefactos. Era mucho que asimilar.
- Pero, no entiendo, ¿por que yo soy medio dragón y mis hermanos no?
- No puedo responderte a esa pregunta, lo siento... - respondió Azura, oyendo los latidos del corazón de Corrin, regulares y sonoros.
Él la abrazó más fuerte, como si no quisiera que aquello acabase. Pero acabó. Azura se volvió a arrodillar delante de la estatua y volvió a decir algo en un extraño idioma, probablemente vallés, pensó el príncipe. El agua que los rodeaba volvió a desaparecer, haciendo que la sala perdiera su encanto.
- Vamos, no podemos dejar que nos descubra.
Salieron rápido de allí, en dirección al Cañón Sin Fondo, cuando algo detuvo a Corrin. Había un hombre esperándoles en la puerta del santuario, Gunter. Corrin corrió junto a su maestro, asombrado de que siguiese vivo.
- Gunter... ¿Cómo? - preguntó Corrin, muy confuso y cansado.
- Lamento haberos preocupado, Alteza. Pero, ¿en serio creíais que ese maldito bárbaro acabaría conmigo tan fácilmente? - rió Gunter al ver la cara de extrañez que tenía Corrin.
- Lo dudaba.
Gunter echó un vistazo al resto del grupo, parándose a mirar con desconcierto a Azura.
- Creo que no nos han presentado...
- Soy Azura, princesa de Valla - dijo la chica, inclinando levemente la cabeza - Puede que me recordéis de mi estancia en Nohr...
- Dioses... - Gunter se quedó blanco. - Vos sois la hija de la reina Arete...la hijastra del rey Garon...
- ¿¡Qué!? - exclamaron los demás al unísono, aún más blancos que Gunter.
- Vamos, no tenemos mucho tiempo. Salgamos de aquí.
Antes de irse Azura le explicó brevemente a Gunter la historia de Valla y acto seguido aparecieron junto al Cañón Sin Fondo...

Vale, bueno quisiera explicar una cosa antes de continuar la historia y es el tema de los apellidos de los personajes:

Corrin Kamui Minamoto Rheos
Azura Nera Rheos Vallite
Ryoma Minamoto Rheos
Xander Adrianus Ducius
Hinoka Minamoto Rheos
Camilla Adrianus Comita
Takumi Minamoto Rheos
Leonard Adrianus Marchius
Sakura Minamoto Rheis
Elisabeth Adrianus Ancillia

Estos son los nombres que yo les he asignado a los miembros de ambas familias reales.
Explicaciones:
Rheos: viene de una palabra griega que significa fluir, adecuado para una dinastía relacionada con el agua.
Vallite (pronunción - Valait): de Valla; apellido del padre de Azura (el apellido de su madre es el primero).
Minamoto: una antigua dinastía japonesa bastante importante.
Adrianus: del emperador romano Adriano, me pareció que Nohr tenía muchas similitudes con el antiguo imperio romano y elegí a uno de sus emperadores.
Los demás apellidos denominan de títulos nobiliarios de cada una de sus madres.

Besos y espero que os guste mi historia😘😘😘

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