Era por la mañana, temprano, probablemente las seis o las siete. Azura no le había contado a nadie, más que a Corrin, su encontronazo del otro día. No temía que pensasen que estuviese loca, sabía que sus hermanos la creerían, pero no quería que se agobiaran con la amenaza que le había lanzado su madre.
Habían dejado atrás el valle hacía tiempo. Ahora se dirigían hacia la zona central del reino, en la cuál no quedaban casi aldeas ni ciudades, por lo que los soldados de Anankos no andarían por ahí con frecuencia.
Las risas de Elise y Sakura hacían que Azura no pensara constantemente en un posible reencuentro con su difunta madre. Iba montada en su pegaso, con la cabeza gacha y la mente en las nubes. Corrin iba un poco más atrás, hablando con Camilla y Xander.
Ryoma espoleó su caballo para colocarse junto a su hermana pequeña, la cuál no captó su presencia hasta que el joven samurái le dijo:
- Azura - la llamó el príncipe, logrando que la chica apartara la vista del suelo - No has hablado en toda la mañana. ¿Qué te pasa? - preguntó el joven con interés
Azura no respondió a su pregunta. Siguió mirando hacía delante mientras sonreía amargamente:
- Tanto tiempo sola...y sin embargo parece que de repente todo el mundo se preocupa por mí, que irónico...
Ryoma la miró enfadado.
- No siempre estuviste sola. Nosotros estuvimos y estamos a tu lado, ya lo sabes.
- No me refería a eso... Tuve una triste existencia antes de conoceros a vosotros. - contestó, fría como el hielo.
Ryoma arqueó una ceja y se acercó más a ella.
- Nunca me has contado esa parte de tu vida. Creo que va siendo hora de que lo hagas, si a tí te parece bien...
Ella lo miró, con los ojos vidriosos y una triste sonrisa dibujada en su rostro y empezó a contarle su historia poco a poco...***
- Y eso es todo... - concluyó la joven princesa un tiempo después. - ¿Te ha gustado el cuento de hoy? - murmuró, sarcástica, con una triste sonrisa en los labios, intentando retener las lágrimas.
La cara de Ryoma era un cuadro. No sabía que responder a esa pregunta. No se imaginaba que hubiese tanto dolor en el corazón de su hermana pequeña; que, al final, resultó ser su prima, además de la heredera al trono vallés.
El joven no dijo nada, sólo la miraba con pena, con orgullo y con cariño. Fue a hablar, pero no pudo añadir palabra alguna. La chica lo miró con tristeza y le dirigió una cálida sonrisa.
- Sé lo que vas a decir... - susurró ella, adivinando las intenciones de su hermano - No lo sientas por mí, pues mi sufrimiento ya ha pasado... Siéntelo - añadió, señalando algún punto en la lejanía - por los que aún están sufriendo...
Ryoma la miró, orgulloso de la mujer en la cuál se había convertido su hermana, aquella tímida, miedosa e indefensa niña que llevaron un día a Hoshido como rehén.
Le cogió la mano con ternura, depositó un suave beso en ella y la miró con afecto:
- Eres una mujer fuerte y valiente...pero no vas para vidente - añadió, con una sonrisa, mientras miraba la cara de sorpresa que mostraba su hermana - Iba a decir que estoy orgulloso de tí y de luchar a tu lado...
Azura lo miraba, sorprendida por la respuesta de su hermano mayor, mientras el joven hacía retroceder su caballo para perderse entre la multitud.
La chica no pudo evitar que una risa escapara de sus labios. Tras aquella coraza de seriedad y responsabilidad, su hermano seguía siendo aquel chiquillo amigable y jovial que había sido siempre...Hinoka había observado desde la distancia la conversación tan emotiva que habían compartido dos de sus hermanos, mientras, montada en su pegaso, vigilaba de reojo al joven que cabalgaba a su lado, el cuál no había dicho nada en todo el viaje.
La joven había intentado varias veces entablar una conversación con el príncipe nohrio, pero el resultado siempre era el mismo. Un oscuro y pronunciado silencio añadido a la terrible vergüenza que sufría la chica al no obtener respuesta por parte del joven rubio. No sabía porqué se ponía tan nerviosa en su presencia. Era como si no le saliesen las palabras y el corazón le latiese a mil por hora.
Bueno, ya resolvería ese tema más tarde, seguramente en compañía de Azura y Camilla, de la cuál se había hecho muy amiga en los últimos días. Ahora debía concentrarse en no perder de vista a Sakura y Elise, que charlaban amigablemente un poco más adelante.
Las dos niñas eran idénticas en cuanto a gustos, opiniones y forma de actuar, por lo que había entablado una firme relación en muy poco tiempo.
Hinoka sonrió para sus adentros. Hace varios días no se hubiese imaginado que su pequeña Sakura se haría tan amiga de la pequeña princesa nohria, ni que ella charlaría amigablemente y le contaría sus problemas a Camilla. Tampoco habría imaginado que no pudiese evitar que miles de mariposas se formasen en su estómago cuando dicho príncipe andaba cerca... Abandonó sus pensamientos para intentar centrarse en que ninguna de las dos niñas se extraviaran. En ese momento, sintió como alguien se apoyaba en su hombro. Giró la cabeza y se encontró con la traviesa mirada de Takumi.
- ¿Te pasa algo? - preguntó burlón su hermano pequeño.
Hinoka no contestó, solo señaló con la cabeza a las dos niñas, que seguían charlando y jugando un poco más adelante. El chico entendía a la perfección la indicación de su hermana. Cogió con fuerza las riendas de su caballo e hizo que el animal avanzara, hasta colocarse junto a las dos niñas. Hinoka agradeció enormemente que su hermano se encargara de ellas.
Hizo que su pegaso alzara el vuelo para poder relajarse un poco surcando los cielos, y dejó caer su cabeza sobre el cuello del animal.
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Fire Emblem Fates: Unión
FanfictionTodos los personajes de esta historia son propiedad de Nintendo e Intelligent System. Corrin y Azura se han rebelado en contra de sus dos familias y ahora deben afrontar la cruda realidad. Les espera un camino de aventuras, obstáculos, verdades ocul...