10: Princesa nohria

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Hacía apenas tres días desde su exitosa llegada al imperio nestrio. Azura seguía inconsciente. Aquel hechizo le había arrebatado mucha energía, pero la chica seguía luchando por su vida, tendida sobre la mullida cama de su camarote.
Corrin no se había separado de ella en ningún momento, al igual que Sakura, Camilla y Takumi, que permanecían junto a ella todo el día, con la esperanza de que despertara.
Allí estaban, sentados alrededor de su cama, cada uno rezándole a su dios, pidiendo ayuda... A ratos lloraban, otras veces se alegraban porque parecía mejorar... Aunque otras tantas también se preparaban para lo peor. Hasta que oyeron un delicado hilo de voz escaparse de su boca y pudieron volver a contemplar sus añorados ojos dorados.
- Corrin... - balbuceó Azura, débilmente, pero con una notable fuerza en cada sílaba.
- Azura... - sollozó el chico.
El príncipe la abrazó con todas sus fuerzas, mientras Sakura esperaba su turno para abrazar a su hermana.
- Corrin...no puedo...respirar - se quejó ella, sintiendo como le oprimía el pecho.
El medio dragón la soltó rápidamente, ayudándola a levantarse. Takumi y Sakura corrieron a abrazarla, mientras Camilla la miraba desde un pequeño sillón de cuero, contenta de verla otra vez consciente.
Pasaron un par de días hasta que la chica volvió a hacer su vida normal. Volvió a cantar, cosa que alegró mucho a todo el mundo, y por las tardes ella y Corrin volvieron a pasar sus añorados ratos a solas, hecho que fue de mutuo agrado.
Tras varios días de descanso, decidieron poner rumbo a Notre Sagesse para que el Sabio Lumen los ayudará a encontrar un dragón que les facilitara información acerca del Sello de Llamas. Atracaron en un Puerto de Día que había próximo a Notre Sagesse para cargar el barco con provisiones y poder descansar un rato de tanto ajetreo marino.
Fue suficiente poner un pie en tierra para que gran parte del ejército nohrio se les echara encima, con intención de poner fin a su expedición. Había varios barcos cargados de soldados armados hasta los dientes y algún que otro arquero enemigo merodeando por la ciudad, en busca de aliados del "príncipe traidor", como así llamaban los nohrios a Corrin.
El chico intentó negociar inútilmente la paz con el responsable de aquella estratagema, al parecer un paladín que decía ser un amigo cercano de Corrin, pero que éste, por más que lo intentaba, no recordaba.
Harto de tanto sinsentido, Corrin se dispuso a abatir al ejército nohrio, cuando oyó como una dulce e infantil voz lo llamaba desesperada. Se dió la vuelta para ver de quién procedía la voz, cuando una chica rubia de ojos violetas se lanzó a sus brazos.
- ¡Hermano mayor! - chilló la niña, llorando en brazos del príncipe - Al fin te encuentro...
Corrin se quedó mirando anonadado a la niña que lloraba entre sus brazos. Sonrió al volver a verla. La había echado mucho de menos y empezó a jugar dulcemente con sus cabellos rubios.
- Elise... - susurró Camilla detrás de Corrin - ¿Qué haces aquí? - la chica miró algo asustada a su hermana - ¡Esto se va a convertir en un campo de batalla! ¡Maldita sea, vuelve a casa! - le ordenó Camilla a la pequeña Elise, que había empezado a temblar, mirando con recelo a su hermana.
Camilla la miró arrepentida. Sabía que Elise era muy sensible y que solo quería volver junto a ellos. Se agachó para quedar a su altura y la estrechó contra sí.
- Lo siento, cielo... Sé que lo has pasado mal, yo solo quería protegerte de todo esto - le susurró su hermana al oído.
- ¿Me váis a dejar que os ayude? - preguntó tímidamente la niña - Incluso he traído algo de ayuda - exclamó, señalando a sus vasallos, Arthur y Effie, que estaban detrás de ella esperando órdenes.
Corrin se acercó hasta ellas y puso su mano en el hombro de Elise.
- Toda ayuda es bienvenida, pequeña - le sonrió a su hermana - Pero tienes que prometernos que te mantendrás al margen si las cosas se complican...
La chica asintió enérgicamente y Corrin dió órdenes a su ejército de abatir al enemigo.
Corrin, Azura, Kaze, Felicia y Jakob se encargaron del barco en el que iba Silas, el paladín responsable de aquella treta. Camilla, Takumi, Beruka, Hinata, Selena y Oboro se preocuparon por proteger el barco que les había servido de transporte hasta entonces, mientras Sakura y Elise se encargaban de curar a los heridos en batalla, con ayuda de Subaki, Effie, Hana y Arthur, que les cubrían las espaldas. Los demás estaban desperdigados por la ciudad, combatiendo a todo aquel que perteneciese al ejército nohrio.
De pronto, Corrin se asustó al oír un grito que provenía de la zona oeste. Allí era donde estaban luchando Sakura y Elise. Se le heló la sangre al imaginarse lo que podía haber pasado. El chico estaba rodeado por soldados y no podía asomarse a comprobar si sus hermanas seguían sanas y salvas.
Azura, que lo vigilaba todo desde las alturas, descendió hasta colocarse junto a ellas. No pudo terminar de creerse lo que vio. Sakura, su pequeña, tímida y aparentemente indefensa Sakura acababa de clavarle una flecha en el abdomen a un soldado que las había amenazado a ella y a Elise. La herida era grave, pero no tanto como para llegar a causarle la muerte a aquel pobre desgraciado.
La chica volvió a emprender el vuelo para comunicarle a Corrin lo que había visto. Cuando llegó, la batalla ya estaba más que terminada. La espada de Corrin apuntaba al cuello de Silas, obligando a éste a dar órdenes de retirada a sus soldados. Azura se acercó al príncipe y le susurró algo al oído, provocando que mostrara una sonrisa de orgullo y satisfacción en su rostro. Guardó a la Yato en su vaina y le tendió la mano a Silas, él cuál se la estrechó agradecido.
- Eres un gran guerrero. Me vendría bien alguien como tú entre nuestras filas.
Silas asintió y se arrodilló ante la pareja. A Corrin no le gustaban aquel tipo de gestos, por muy príncipe que fuese, así que le pidió a Silas que se levantase, pero el joven paladín seguía arrodillado y pidiendo disculpas por haber atacado a su ejército.
- Príncipe Corrin - exclamó el chico con energía - desde ahora juro serviros a vos y a la princesa Azura - la chica sintió rabia en su mirada mientras escuchaba como pronunciaba su nombre con desconfianza - y luchar por vuestra causa.
- Que así sea... - murmuró entre dientes la princesa, marchándose de allí.
Corrin la dejó marchar, pues sabía que algo le rondaba la cabeza, y, en ese caso, era mejor dejarla sola.
Después de haber descansado de la batalla y haber llenado la bodega del barco con provisiones, volvieron a subir al barco para reemprender su viaje hacia Notre Sagesse.
Azura estaba de pie junto a la proa del barco, dejando que la brisa del mar alborotara su cabello y la llenara de calma en cada bocanada de aire que tomaba. Había notado como Silas no paraba de mirarla con desaprobación, agobiándola, por lo que decidió alejarse de él y de los demás para poder estar a solas.
Fue entonces cuando sintió que alguien se colocaba junto a ella. Se dió la vuelta para encontrarse con una mirada infantil y honesta, que provenía de una chica rubia que la miraba sonriente.
- Siento molestarte, pero - tartamudeó - me gustaría preguntarte algo - la chica hizo una leve pausa, esperando obtener respuesta alguna de la joven de cabello celeste, pero solo recibió un profundo silencio - Tú... eres Azura, ¿verdad?
La joven asintió, con una leve sonrisa en el rostro. De pronto, Elise se lanzó a sus brazos entre risas, mientras Azura trataba de descifrar el motivo de tal actitud.
- ¡Genial! ¡Cuánto me alegro de conocerte hermana mayor!
Azura sonrió dulcemente al recordar a Elise. La chica había nacido días después de que la secuestraran, y no haber podido conocerla antes había sido duro para ella. Hasta ahora, su única hermana pequeña había sido Sakura, y encontrar a su otra hermana la hacía sentirse algo más completa. La joven la cogió de la barbilla y la miró con cariño a los ojos.
- Así es...soy tu nueva hermana mayor...esa que no pudo estar ahí cuando debía, pero que ahora no se separara de ti.
Elise la abrazó con fuerza, contenta de haberla encontrado. Ninguna de las dos notó la presencia de Corrin tras ellas. El chico las observaba con cariño y ternura desde las sombras. Decidió dejarlas disfrutar del momento. Cuando estaba dispuesto a irse, vio como Azura volvía a quedarse sola ante el enorme océano, bajo la luz de las estrellas y de la Luna...
Aquella era su oportunidad para tratar de averiguar que rondaba la cabeza de su amada. Se acercó sigilosamente hasta ella intentando sorprenderla, jugueteando con las velas del barco, danzando sobre la borda del barco.
Cuando llegó hasta ella, le rodeó la cintura con los brazos y depositó un suave beso en el cuello de ella, haciéndola estremecerse de arriba a abajo. Apoyó la cabeza en su hombro mientras ambos observaban el vaivén de las olas, que parecía no acabar nunca. Se quedaron un tiempo en silencio, hasta que Corrin decidió que ya era hora de hablar.
- Has estado muy distante durante la cena... - susurró mientras entrelazaban sus dedos con cariño - Sé que te gusta mantener las distancias, pero... - el chico suspiró haciendo que Azura se girara a mirarlo a los ojos - ¿Qué ronda tu cabeza?
La chica no respondió enseguida. Permaneció un rato callada, perdida en sus ojos y jugando con su cabello rubio.
- No creo que sea yo quién te dé la respuesta a esta pregunta - respondió finalmente.
Corrin suspiró decepcionado. La acercó más a él, hasta que estuvieron frente a frente. Ella seguía perdida en sus ojos granates y él hacía lo mismo en los suyos, aquellos océanos dorados que lo atraían con tanta fuerza.
- ¿Confías en mí? - preguntó el príncipe con ansia y angustia.
Azura se quedó mirándolo, pensativa. Tras un rato en silencio, decidió que las palabras sobraban en aquel momento. Un dulce beso fue suficiente respuesta para ambos...

👏👏👏¡¡¡ Por fin el décimo capítulo !!! 👏👏👏
¡Qué ilusión y muchas gracias por seguir la historia!
😘😘😘💓💓💓

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