Capítulo 1

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La unión de la luz y de la oscuridad se formará cuando...

-Bianca, baja a comer.-me dijo mi padre desde la cocina, donde ya se podía oler el dulce aroma del pollo asado que preparaba una vez al mes, normalmente los domingos.

-Ya voy.-cerré el libro que estaba leyendo, después de marca con el marcapaginas la página por la que iba, y salí de mi habitación directa a la cocina.

Cada vez que me acercaba más a la cocina podía oler el dulce aroma que emanaba de la comida. Olía a los condimentos que mi padre le hecha a la comida cuando se trata de una ocasión especial. Ese olor me trajo recuerdos de mi infancia, mis padres y yo en la cocina preparando la receta familiar del pollo...

-Vamos a comer.-dijo mi padre a la vez que llevaba la comida al comedor.

-¿No vamos a esperar a mamá?

-No, me llamó y dijo que no iba a llegar a tiempo para comer.

-Pero hoy íbamos a comer todos juntos.-me queje.- Lo prometió.

-Pero a veces surgen problemas que no pueden pasarse por alto, aunque tengas que faltar a algo importante.-me dijo con una sonrisa y revolviendome el pelo.

Desde pequeña me pregunté como mi padre podía emanar una aura tan cálida y alegre con su exterior oscuro. Su piel pálida, su pelo negro y sus ojos marrones oscuros, casi acercándose al negro, daban a entender que era una persona fría, hasta que lo conocías bien y te dabas cuenta que era todo lo contrario. Una persona alegre que no duda en ayudar a sus amigos y un gran padre.

Siempre que mis padres me hablaban de cuando ellos eran jóvenes, pocas veces lo hacían, siempre me contaban anécdotas que te hacían reír hasta que te faltara el aire. También hablaban sobre el amor incondicional de mi padre hacia el color negro, muchas veces superando al amor que tenía hacia mi madre, no sin la falta de una colleja amistosa tras ese comentario de parte de mi madre hacia el. Y luego mi padre contratacaba siempre con la misma frase: "Porque me pegas si yo ti amo... cara de pino". Después mi madre le contratacaba llamándole sombritas, y así hasta que no nos podíamos parar de reír.

Pero hubo un día que no fue como los demás.

Flashback:

Me desperté al oir la voz de mi madre llamandome. Así que me levanté de mi cama y bajé con mi muñeco hacia la cocina para desayunar.

-Buenos días, principessa.- decía mi padre a la vez que me llevaba a la mesa mi ColaCao y mis galletas.-¿Porqué no has dejado a la Señorita O'Leary en tu habitación?

-Porque la quiero llevar hoy al colegio.-dije a la vez que abrazaba al muñeco que me había llamado la atención tras imaginarme a ese perro con vida real, gigante y oír la voz de un chico que la llamaba por ese nombre cuando lo vi en el escaparate de la tienda.

-No puedes.-me dijo mi madre a la vez que llevaba su desayuno a la mesa.- Ya sabes las normas del colegio nuevo.

-Pero...

-Ni peros ni nada. No es mi culpa que tu anterior colegio lo cerraran para reconstruir la ala que fue destruida por un rayo.-dijo mi madre mientras mi padre la miraba sorprendido y ella lo mataba con la mirada.- Y tampoco tengo la culpa que el anterior a ese fuese cerrado para reconstruirlo porque la tierra en la que estaba se abrió.-dijo a la vez que miraba suspicazmente a mi padre.

-Pero yo no tengo a nadie a quien llevar al día de los abuelos.-decía mientras me preparaba mentalmente para la pregunta que les iba a hacer.- ¿Qué les pasó a mis abuelos?

-Ya te lo he dicho muchas veces, tus abuelos murieron.

A veces pensaba que la forma de ser de mi padre cuando era joven a veces lo adoptaba mi madre, fría y oscura, como ella me explicaba como era mi padre en su juventud.

-¿Pero cómo?-pregunté sin dudarlo a mis 8 años.

-En un accidente de tráfico.

-¿Pero fue por mala conducción suya, la de otro coche...?

-Yo creo que tienes que dejar de ver tanta serie de investigaciones policiales.-dijo mi padre a la vez que cortaba ese momento tan incómodo para mi madre.- Comete tu desayuno, que sino llegaremos tarde.

Así que me puse a tomar mi desayuno en silencio. Al terminar fui a prepararme y luego baje a la entrada de la casa.

-¿Y mamá?-le pregunté a mi padre mientras el cogía las llaves del coche.

-Se fue antes al trabajo. Bianca,-dijo mi padre en un tono serio.- no le vuelvas a preguntar sobre los abuelos. ¿Vale?

-Vale.

Salimos de casa y me monté en el coche dirección al nuevo colegio.

Fin del flashback

-Bianca.-me llamó mi padre a la vez que volvía a la realidad.- ¿Estás bien?

-Si. ¿Mamá podrá venir a la graduación?

-Si, tranquila. Y ahora que hablamos de eso, te tienes que preparar así que corre.

-Vale.-me levanté a darle un beso en la mejilla antes de subir a mi habitación.- Ti voglio bene papà.

-Yo también te quiero.

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Después de un tiempo bajé lista para irnos.

-Eres el vivo reflejo de tu madre.-dijo mi padre a la vez que me abría la puerta del coche.- ¿Alguna vez te conté la historia de ese vestido?

La Diosa Blanca (LDB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora