Capítulo 64

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Cogí el altavoz y lo puse al tope. A cada cerdo le llega su San Martín Dionisio. A cada cerdo le llega su San Martín.

¿Lo pilláis? El cerdo es Dionisio, y el San Martín es este mismo momento.

-¡Buenos días!-grité, haciendo que todas las personas se tuvieran que tapar los oídos; aunque eso no ayudase mucho.- Hoy nos lo vamos a pasar muy bien.

-El primer juego será uno de adivinar con gestos, con la diferencia de que tratará sobre el mundo mitológico griego y romano. Yo formaré los grupos: los semidioses por cabañas y los dioses, preparados. Antes una cosa.-cogí los dos papeles con la lista que les prometí dar a mis abuelos y, como si se tratara de un vídeo musical y yo fuera muy pero que muy rica, me los puse a lanzar al aire.

Cassius me miró inquisitivamente, indicándome con la mirada que me dejase de tonterías y continuase.

-Comencemos: Zeus y Hades, Hera y Dionisio, Poseidón y Atenea, Demeter e Hypnos, Ares y Hefesto, Apolo y Hermes, Artemisa y Afrodita, Iris y Hebe, Némesis y Nike, Tyche y Hecate.

Todos los anteriores nombrados me miraron sorprendidos, y otros con cara de asco mientras miraban al dios o diosa que les había tocado.

-¡Sobre mi cadáver!-gritó uno.

-Pues eso va a ser difícil,-le respondí yo.- eres inmortal y no te puedes morir. ¡Seguidme!

Fui hacia donde lo teníamos todo preparado. Sólo me queda decir una cosa: que empiece la fiesta.

[°°°]

-¡Tenías que haber visto la cara de Hades cuando le tocó representar con gestos a Zeus!

-Y cómo lo hizo, eso fue épico.

-Yo lo habría hecho de otra forma.

-Eso es obvio, todos sabemos cómo es en realidad el dios de los cielos.

[°°°]

El juego llegó a su final, y todos fuimos a comer. Después de llenar nuestras tripas iba a haber un momento de relax. Pensé en hacer lo que no hacía hace tanto tiempo: echarme una siesta. Pero luego recordé una cosa de las películas americanas, la cual tenía muchas ganas de representar en mi vida: esas quedadas en las casas.

Digamos que, cuando me enteré que estaba en Long Island (una parte de Estados Unidos), quise hacerme un poco a la vida americana. Tener trinacionalidad es lo que me hacía, y ahora yo quería saber cómo era vivir siendo americana; como mi madre.

-¡Hey, Heaven!-me colgué de su espalda.

-Bianca, no es por meterme contigo ni nada,-decía casi sin aire.- pero pesas un poco.

-Perdón.-me solté y me coloqué enfrente.- Me preguntaba si podríamos hacer la típica quedada esa americana en la casa de alguna.

-¿Típica quedada...?

-Ya sabes: quedarnos en la casa de alguna, en este caso cabaña, y hablar un poco.

-¡Ah, vale, ya sé de qué me hablas!-miró a las personas que estaban a su alrededor, las cuales afirmaron mi propuesta.- ¿En tu cabaña dentro de diez minutos?

-En menos de dos te hecho de allí a Cassius.-le respondí yo, para luego ir a mi cabaña y realizar mi cometido.

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La Diosa Blanca (LDB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora