[Kidge] Red, Green & Love

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Gato

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—Odio el lavado de desinfección.

—Al menos ya no sales volando.

—No precisamente gracias a ti, Lance. —Pidge le mira con recelo, recordando todas las veces en que su pequeño cuerpo se golpeó por toda la cápsula de lavado desde el primer paso para desinfectarse.

Ningún paladín le había ofrecido ayuda, hasta que Shiro, sin poder seguir soportando como su compañera siempre salía mal parada cuando entraban en ese lugar, amablemente le pidió que se sostuviera de su brazo e incluso a veces la abrazaba cuando no podía mantenerse por propia cuenta.

—Estoy muerto. —Lance la ignora deliberadamente mientras camina como zombie y a Pidge ni siquiera le molesta como en otras ocasiones, en su lugar se estira como un gato escuchando sus huesos tronar.

Hoy fue un día bastante agotador. Por lo general se enfrentan a los guardias-robots o a los mismos Galra, pero rara vez a las Druidas y en esta ocasión les fue difícil salvarse de todos los trucos que tenía bajo la manga. Aún así lograron abolir la esclavitud de otro planeta, sumándolo a la lista de aliados que se oponían al imperio Galra.

—Haré algo de comer para todos. —Hunk animó a los paladines antes de dirigirse a la cocina, peleando con Corán porque ni de broma lo dejaría tocar ni un cucharón mientras cocinaba.

—Procuren descansar después de comer, lo hicieron bien hoy. —y Shiro los felicita con una sonrisa antes de ayudarle a Lance a caminar al comedor junto a Allura, porque el cubano parecía que en cualquier momento iba a colapsar.

Pidge estuvo a punto de ir a su habitación para quitarse el traje de paladín, pero no pudo pasar por alto a Keith. A diferencia de los demás no se quitó el casco, alcanzó a ver sus mejillas sonrosadas y el rostro de alguien a quien algo le estaba afectando.

—Keith —llamó y él se sobresaltó exageradamente—. ¿Estás bien?

—Yo...uh, sí. Iré a descansar.

Quiso preguntarle si no los acompañaría a comer, después de todo no lo han hecho desde la mañana, pero Keith prácticamente se había ido corriendo. Ella se encogió de hombros, algo confundida y extrañada, pero llega a la conclusión de que tal vez está demasiado cansado al igual que los demás, así que mejor va a cambiarse de ropas para después ir al comedor. Se encontró con una docena de platillos exóticos al regresar y un extraño aroma al que ya se había acostumbrado después de todos estos meses, en otra ocasión tal vez le hubieran parecido repugnantes pero hoy le abrieron el apetito.