[Kidge] Red, Green & Love

» Genes Galra

Créditos de la imagen: deviantart.com/solkorra

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Genes Galra
Continuación de: Me casaré con Katie Holt | No se lo digas a Keith

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Después de tantos años encerrada en esa cápsula, dormir y descansar mientras los Galra seguían esclavizando planetas allá afuera, no era algo que la princesa disfrutara precisamente. Había demasiadas cosas que hacer, empezando por arreglar la pésima afinación de los nuevos paladines de Voltron, deseaba con todo el corazón que pronto fueran capaces de formarlo cuando el universo los necesitara.

Según Corán los ejercicios para fortalecer sus lazos de compañerismo siempre terminaban mal; Pidge era demasiado cerrada ante los demás, aunque todos sabían que era debido a la desaparición de su esposo y su padre, por alguna razón no lograba complementarse con los demás a pesar de conocerlos desde hace tiempo. Allura se preguntó, si era tanto el dolor de perder a tu pareja como para distanciarte de aquellos que quieres y te quieren. Y, tal vez, perder no era el término correcto para la paladín verde. Pidge no sabía qué era de su esposo y de su padre, si estaban vivos, perdidos en alguna parte del universo, esclavizados o muertos, esa incógnita era quizá todavía más dolorosa para ella.

Lance, el paladín negro, parecía también estar afectado por la desaparición del mismo hombre. Así como Shiro, el más pequeño de todos y el primero en ser elegido por el león rojo, se preocupaba tanto por Pidge que terminaba descuidando sus propios problemas. Además, había algo ahí entre Shiro y Pidge, una especie de tensión que Allura no podía describir y que definitivamente afectaba al resto del equipo.

Los más tranquilos de todos parecían ser James y Hunk, paladines del león azul y amarillo respectivamente.

La princesa de Altea se removió en su cama, sintiendo el cansancio mental tomarle peso con el paso de los días. Desde que se despidió de su padre se había sentido un poco deprimida... por ello los paladines y Corán le recomendaron descansar hasta que se sintiera bien, pero tal vez ya era hora de salir de la cama. No podía permitir que los Galra hicieran de las suyas y debían avanzar rápido con el equipo Voltron, tal vez Corán no era lo suficiente duro con ellos.

Decidida así se arregló un poco para salir de la habitación. Tenía algunas horas que el Alteano no le había notificado nada sobre los chicos, así que estaba dispuesta a averiguar qué pasaba durante su ausencia.

En general el castillo estaba tranquilo, solo podía escuchar a algunos Arusianos siguiendo su vida diaria afuera; batallaron bastante para convencerlos de que ningún ritual ni sacrificio eran necesarios para agradecer su ayuda, lo único que pedían era que se unieran a la Alianza Voltron y corrieran la voz de que el defensor legendario estaba aquí para protegerlos.