[Kidge] Red, Green & Love

» Felices

Créditos de la imagen: http://phaisty.tumblr.com

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Felices
Advertencia: Dark fic | AU | Lance x Pidge x Keith |

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—¡No voy a dejarte, Pidge! ¡No lo haré! —su voz se escucha desesperada. La respiración agitada dejaba en evidencia lo difícil que le resultaba seguir sosteniéndola.

La mira asustado, confundido y suplicante, porque a pesar de sus esfuerzos ella no hace nada para luchar y regresar a su lado. Parecía resignada, pues sabe que aquel Galra es mucho más fuerte a comparación de cualquier otro que hayan enfrentado antes —superaba con facilidad a Sendak—, derrotarlo se veía imposible... aquello quedó claro cuando llegaron al centro de control. Él era el único en el lugar y bastó para batirlos a los dos a golpes.

El más lastimado había sido Lance, quien queriendo proteger a Pidge, la extraña espada de su enemigo lo atravesó. Su traje en la zona del abdomen a los pocos segundos se cubrió de un líquido rojo con olor metálico, haciéndole pasar un auténtico infierno cada vez que intentaba moverse para seguir luchando, para vivir... para salvarla.

Pidge hace una mueca de dolor, viendo rápidamente entre el desesperado moreno que se aferraba a su brazo como si en cualquier momento fuera a desaparecer —nada lejos de la realidad— y su tobillo amarrado. Aquel lazo definitivamente no era normal, cada vez ejercía más presión y está segura es el responsable de que sus fuerzas se vayan agotando más rápido de lo que gustaría.

—Lance —el nombre de su amado salió temblorosamente de sus labios resecos—. Si no me sueltas... v-vas a caer, por favor... —la voz se le cortó cuando lágrima tras lágrima descendieron por sus mejillas, debajo de ella se extendía un largo vacío que, a su vez, era lo único que los dividía del Galra al estar en diferentes plataformas—. Estaré bien. Sé que me vas a encontrar, siempre lo haces...

Sonríe con pesar pero sinceridad al recordar aquel día. Cuando Pidge descubrió que Matt había muerto tratando de hacerle frente a los Galra y salvar a los prisioneros, vagó con la mente hecha un desastre. No dejaba de llorar al sentir como si le hubiesen arrancado la mitad de su alma, y antes de darse cuenta se había perdido... pero entonces ahí estaba Lance, encontrándola y consolando su sufrir. Reparando poco a poco su corazón destrozado.

—No digas eso, nos iremos de aquí juntos... ¿Pidge? No, no ¡no! ¿Qué estás haciendo? ¡Pidge, no lo hagas! —ella se mueve zafándose de su agarre—. ¡KATIE!