» El novio de la maga

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El novio de la maga


Keith Kogane...

Sólo debía terminar de escribir su nombre en un simple papel que se convertiría en su condena.

—¿En verdad estás seguro de esto?

La voz del druida hizo que ejerciera más presión en la pluma que sostenía. Keith mismo no sabía si estaba seguro, realmente a estas alturas le daba igual si moría o no... Pero no quería más dolor.

—Lo estoy. —respondió luego de unos segundos de vacilación que disimuló muy bien.

Volvió a escribir sobre aquella línea debajo de todas las cláusulas del contrato, apenas terminó de poner su nombre el chico cubierto por una pesada túnica le arrebató el pergamino. Tal vez para no dejar ni un segundo de arrepentimiento.

—Muy bien, prepárenlo.

Sabiendo lo que seguía, Keith se puso de pie, a los pocos segundos ya tenía un grillete en el cuello con cadenas que lo unían a los que le colocaron en las muñecas. Había guardado silencio durante todo el trayecto, observando apenas de reojo las diversas criaturas que se hallaban en cautiverio en grandes cilindros con agua. Vio a una hermosa mujer de cabello rubio y extrañas marcas rosadas en las mejillas, debajo había una placa con el nombre de "Romelle", a simple vista parecía una humana pero la categoría de Alteana le indicaba lo contrario.

Fuera lo que fuera una Alteana, era la primera vez que conocía una, a pesar de ello no se mostraba tan sorprendido, tal vez le tocaría pasar por cosas peores así que debía acostumbrarse y adaptarse rápido a cada cosa con la que se topara a partir de ahora.

Dejaron lo que él decidió llamar almacén, para llegar a un pasillo totalmente diferente, más elegante y lleno de varias personas. Algunas de ellas se cubrían por velos y máscaras, otras difícilmente podrían ser catalogadas como humanos. Cuando antes se dio cuenta estaba en medio de un auditorio, una luz lo alumbraba directamente, pero podía discernir a muchos llenar los asientos de frente.

—¡Damas y caballeros! El día de hoy tenemos a alguien muy especial por lo que varios de ustedes ya pudieron haberse dado cuenta —el mismo druida con el que había firmado el trato estaba junto a él—. Por lo que empezaremos generosamente: ¡diez mil!

A partir de entonces Keith perdió un poco la noción de lo que pasaba. Lo único que escuchaba era la cantidad de dinero subir y subir cada vez más, hasta llegar poco más del millón.

—Cinco millones.

Toda la sala se quedó en silencio, había sido una voz femenina la responsable y el resonar de sus pasos hasta subir los escalones que los separaban. Keith sólo pudo abrir los ojos de par en par, ¿por qué alguien gastaría tanto dinero en él? ¿por qué la persona en túnica mencionó que era especial?

[Kidge] Red, Green & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora