C U A T R O

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ESTABA SIENDO increíblemente difícil para Emma conservar la calma cuando por dentro estaba saltando, dando vueltas y gritando

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ESTABA SIENDO increíblemente difícil para Emma conservar la calma cuando por dentro estaba saltando, dando vueltas y gritando.

Miró de reojo a Steve, como si quisiera confirmar que todo lo que estaba pasando era real y no se había vuelto loca. En efecto, ahí estaba, caminando a su lado por las calles de su ciudad.

No sabía realmente qué se había apoderado de ella cuando se había atrevido a hablarle en el museo. Tenía miedo de que él pensara que lo estaba acosando, porque honestamente, ¿cuáles eran las probabilidades de que se encontraran ahí? Emma no creía en el destino, pero estaba comenzando a hacerlo. Armándose de valor, le había hablado y luego lo había invitado a comer con ella.

Y luego, oh, lo que había pasado después... ¡él la había invitado a una cita! Emma no podía creerlo. Durante meses había pasado gustando de él en secreto, y ahora él la había invitado a una cita.

Emma se interrumpió a sí misma de sus pensamientos al darse cuenta de que había pasado demasiado tiempo en silencio y ahora Steve estaba poniéndose incómodo.

—Así que... ¿a dónde vamos? —preguntó Emma, notando que estaban caminando sin dirección.

—Umm... —Steve titubeó, antes de rendirse—. No tengo idea —admitió, luciendo avergonzado—. No lo pensé bien, hace mucho que no hago esto y tú... bueno... me prometí a mí mismo que la próxima vez que te viera no perdería la oportunidad de pedirte una cita —Emma se sonrojó—. Pero honestamente no tengo idea de qué hace la gente ahora. ¿Podemos ir a cenar? Aunque tal vez debí de haber hecho una reservación antes... ¿O a bailar? ¿La gente aún hace eso?

—Algo así —musitó Emma, divertida, imaginándose la cara de Steve si lo llevaba a un club donde la gente estuviera repegándose el trasero. El solo pensamiento la ponía hasta a ella incómoda. Era interesante conocer a alguien tan nervioso como ella—. Puedo cocinar —ofreció—. Tomé clases de cocina.

—¿Hay algo de lo que no hayas tomado clases? —preguntó Steve, genuinamente curioso. Emma sonrió de lado.

—No en realidad —rió nerviosamente—. Así que... ¿qué dices? Podemos hacer cualquier otra cosa si quieres. Podemos... no lo sé, ir al cine o...

—Podemos cenar en mi departamento —cedió Steve, sonriendo de lado—. Pero yo cocino.

—Yo puedo ayudar —insistió Emma.

—¿No confías en mis habilidades culinarias? —preguntó, divertido, enarcando una ceja. El estómago de Emma dio una vuelta. Dios, era tan lindo. Y estaba coqueteando con ella. Definitivamente estaba haciéndolo.

—Confío perfectamente en ellas —dijo, alzando el rostro—.  ¿O acaso tú no confías en las mías?

Steve sonrió.

FALLEN | steve rogers [moonstone series #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora