O C H O

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EMMA SE aseguró con la mirada de que la memoria USB siguiera en el escondite donde la había dejado y que su pistola estuviera bien oculta en la cinturilla de sus jeans, detrás de ella, cubierta por su abrigo antes de abrir la puerta

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EMMA SE aseguró con la mirada de que la memoria USB siguiera en el escondite donde la había dejado y que su pistola estuviera bien oculta en la cinturilla de sus jeans, detrás de ella, cubierta por su abrigo antes de abrir la puerta.

—Hola, Emma —canturreó la Viuda Negra, sonriendo amigablemente con los labios mientras sus ojos miraban a Emma fríamente—. Soy amiga de Steve, nos conocimos en el hospital, ¿recuerdas?

Era muy difícil que alguien le desagradara a Emma, pero definitivamente no sentía simpatía alguna por la mujer frente a ella. Emma puso los ojos en blanco, recargándose en el marco de la puerta.

—Déjate de tonterías, Natasha —siseó Emma, entrecerrando los ojos—. Tú sabes quién soy y yo sé quién eres tú.

Natasha mantuvo su sonrisa.

—¿No me invitarás a tomar una taza de té?

Frunciendo los labios, Emma abrió la puerta, dejándola entrar. Cerró la puerta tras de sí y se encaminó a la cocina, observando de reojo cómo Natasha analizaba su hogar.

—Es acogedor —dijo después de un rato—. No te imaginé como maestra de historia en una secundaria después de la última vez que nos vimos.

Sus palabras tenían un significado oculto. La había investigado. Por supuesto que sí.

Emma encendió la tetera, poniéndola en el fuego mientras esperaba a que el té estuviera listo.

—La última vez que nos vimos nos traicionaste a Artemisa y a mí —le recordó Emma secamente—. Nos dejaste atrás y te robaste la información.

Emma recordaba bien la misión. Ella nunca solía involucrarse. Después de todo, era el trabajo de Selene, no el de ella, pero Selene no era tan buena con las computadoras como lo era Emma, así que le había pedido su ayuda.

—No hay rencores, ¿cierto? —Natasha volvió a sonreír peligrosamente, antes de ponerse seria de nuevo—. Ah, Artemisa. ¿Asumo que sigues en contacto con ella? Después de todo, es tu mejor amiga.

—Ella se dedica a hacer sus cosas y yo las mías —respondió, mirándola con desconfianza. Hablar de Artemisa siempre era caminar en la cuerda floja.

—¿Solo así? ¿Dejaste la vida glamorosa que llevaban solo para ser maestra? —preguntó la Viuda Negra, burlona.

—¿Dejaste de ser espía para volverte la perra de S.H.I.E.L.D? —contraatacó Emma, sin dejarse intimidar. No podía mostrar debilidad.

—Alguien está a la defensiva —canturreó Natasha, perdiendo la sonrisa de su rostro—. Seré directa, Emma. Vi lo que Steve te dio. ¿Se lo diste a Artemisa?

—¿Qué? —preguntó Emma, sin entender por un instante.

—Oh, vamos. ¿Necesitas que te lo deletree? Tu amiga se dedica a vender cosas en el mercado negro y ambas sabemos lo valiosa que es la información de esa memoria. Sé que se la diste a ella. Ahora dime, ¿dónde está Artemisa?

FALLEN | steve rogers [moonstone series #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora