Liam:
Me econtraba sentado en medio de la noche, en la silla tras mi escritrio rellenando papeleo de los alamcenes. Cada vez perdía más y ganaba menos.
Su voz se paseaba por mi mente a cada segundo. Su propuesta de huir juntos conseguía sacar mis pensamientos de los papeles. Pero de pronto mi cicatriz se resentía y me acordaba de Zayn, quien llevaba toda la noche sentado en el suelo de mi despacho esperando a que le dirgiese la palabra. Hasta que el sol entró por la pared de cristal de mi despacho y él me mirófijamente haciendo que levantase la vista de los papeles.
-Si te vas con ella ¿serás así de aburrido?- Me preguntó serio a lo que yo negué continuando con los papeles.
-No sé porqué me preguntas eso si no quieres que me vaya con ella, y tu sabes más que nadie que ella te hace caso hasta cuando estás... Bueno, ya sabes.
-Muerto.-Terminó él la frase por mí.
-¿Qué haces aquí Zayn?- Le pregunté dejándolo todo sobre la mesa.
-Protegeros de tonterías como estas.-Dijo poniéndose en pie.
-Pues lo haces de puta pena.-Dije quitándome las gafas y pasando mis manos por mi cara. Sí tanto papeleo y despacho había hecho que mi vista se resintiese.
-No me lo restriegues, soy nuevo.-Dijo paseando por el despacho.-Sois como mi proyecto de prueba para ser un ángel consagrado.-Dijo mientras miraba la estantería de libros.
-Tu no me vasa dejar en paz ni muerto ¿verdad?-Continué poniéndome las gafas y volviendo a los papeles.
-Sabes que nunca te librarás de mi.-Dijo sonriendo con un toque de malicia.
Conitnuamos en silencio hasta que mi vista se cansó y mi cuerpo se rindió cayendo sobre la mesa y dejándome dorimir. Todo bien hasta que me despertó el timbre de mi casa. Miré la hora y eran cerca de la una del mediodía. Me levanté colocando mis gafas sobre el escritorio. Me dolía el puente de la nariz y supuse que me había clavado las gafas. El timbre sonó varias veces más hasta que llegué a la puerta.
-¿Qué?-Contesté a la mala gana viendo al rubio con cara de cachorrito.-¿Tanta prisa tenías joder?-Dije caminanado hacia dentro.
-Veo que tu mal humor de por las mañanas sigue igual.-Escuché su voz y a punto de pegarle a Niall me di la vuelta creyendo que la había imitado, pero no, era ella. Estaba con cara de cansancio en medio de la entrada de mi casa.
Me quedé parado en medio del pasillo de entrada y ella miró al suelo evitando mi mirada.
-¿Por qué estas aquí?-Le pregunté mirando a otro lado.
-Quería volver a verte y no quería volver a estar sola en aquella casa tan grande y fría.- Yo dudé unos segundos pero di media vuelta dejándolos pasar a ambos. Caminé hacia la cocina en busca de algo para desayunar. Me comencé a hacer un sandwich cuando dos pequeñas manos rodearon mi cintura. Yo las ignoré y continué haciéndome el desayuno.
-¿Te importaría dejar de ignorarme?-Preguntó ella separándose un poco de mi. Me di la vuelta y mordí mi sandwich mirándola a ella fijamente.
-Ayer me dolió que ni siquiera me llamases, pero tranquila, tuve a tu hermano merodeando toda la noche por mi despacho.-Dije aún mirándola.
-Sabes que lo hice por tu bien, Liam, sabes que si te hubieses quedado, Zayn te habría hecho mucho daño.-Dijo ella acercándose a mi. Cogió mi sandwich y lo arrebató de mis manos mordiéndolo ella.-No te enfades por favor.-Dijo ella acercándose a mi.
-Sonia, no recuerdas nuestra última conversación.-Dije cogiendo una manzana del frutero.-Es que no te acuerdas de nuestra charla de anoche antes de que el psicópata acosador de tu hermano- dije alzando la voz en ese punto porque, por alguna razón sabía que me estaba oyendo- me hhiecese dios sbe que para que me doliera tanto.