ϟ ..ઇઉ..ϟ
Me desperté con la luz de un nuevo domingo.
Había pasado una semana horrible y no me gustaba admitir que incluso había temido la llegada del fin de semana.
Desde el espantoso encuentro con Drew en el bosque, todo había empeorado. Susan y sus amigos se burlaban de mí abiertamente y, sin miedo a represalias, competían por ver quién lanzaba el comentario más gracioso u ofensivo.
Muchos me gritaban: "lárgate" o decían: "¿no huele a pobre aquí?", cuando entraba en clase, en el salón o el comedor. Se negaban a trabajar en equipo conmigo alegando que sus padres no pagaban para que se juntaran con gente de mi clase, y los empujones y las caídas, supuestamente accidentales, de bebidas o comida sobre mi ropa o pelo se habían convertido en la diversión de cada día.
Por supuesto, aquel tipo de ataques, más directos, nunca se producían cuando estaba con mi pequeño grupo de amigos.
El viernes, las clases habían pasado en un suspiro. Por suerte para mí, todos permanecíamos en silencio y atentos a cada palabra de los profesores —El lunes comenzaban los exámenes y no terminaban hasta el jueves, por lo que estábamos repasando en cada asignatura todo lo que habíamos visto hasta el momento—, pero cada vez que se producía el cambio de clase, las risas, cuchicheos y burlas volvían a aparecer.
La platino acaba de repasar su última lección, recordándonos cómo actuar en una comida importante, y luego nos colocó por parejas para practicar por última vez el vals inaugural del baile de invierno.
—González, busque a alguien que quiera hacer pareja con usted. —Había escupido sabiendo muy bien la poca simpatía que mostraban por mí la mayoría de alumnos.
—Yo me presento voluntario. —Dijo Filipp sonriéndome.
—Si no te importa, Filipp, esta vez yo bailaré con Daniella —Habló Alessandro, dejándome con la boca abierta—. Va a ser mi compañera en el baile, y así practicamos. —Explicó mirando a la profesora.
—Sí, creo que es lo adecuado —Aprobó la Platino—. A la señorita González no le vendrá nada mal practicar más con su pareja de baile. —Me lanzó una huraña mirada que yo contesté con ojos rabiosos.
¿Qué problema tenía conmigo? ¡Le iba a enseñar lo bien que sabía bailar!
—Claro. —Contestó Filipp, sintiendo las miradas de nuestros compañeros sobre nosotros. Me sonrió de nuevo y le cedió el sitio a Alessandro.
Él me dedicó una pequeña sonrisa y todo mi enfado se desvaneció. Tomó mi mano y la colocó sobre su hombro, haciéndome estremecer, luego, bajó la mano a mi cintura, enviando fuertes corrientes eléctricas que recorrían cada milímetro de mi cuerpo. Con la otra mano, sujetó firme y a la vez delicadamente la mía y esperó a que la música comenzara a sonar.
Todas las mariposas de mi cuerpo despertaron, alerta, listas para bailar también con él.
—¿Has dormido mal hoy? —Preguntó evaluando mi rostro.
—Sí... Bueno... No está siendo mi mejor semana. —Él asintió pensativo y se centró en la música.
El baile era lento, suave. Alessandro bailaba con soltura y elegancia, dando vueltas cuando correspondía y cambiando de dirección cuando la profesora lo indicaba. Mientras, yo miraba sus pies y contaba en mi cabeza los pasos una y otra vez, tratando de no perderme.
" Uno, dos, tres. Unos, dos, tres. Uno, dos, tres..."
Alessandro me miró y amplió ligeramente su sonrisa.

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Mariposas eléctricas © (En edición)
Teen FictionDaniella siempre ha vivido tranquila en la mentira. Él está furioso con la verdad. Daniella no sabe lo que es el amor. Él tiene el corazón destrozado. Daniella vive un nuevo sueño. Él duerme envuelto en pesadillas. Daniella ha comenzado a pensar mu...