Madrid - Filipp

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POV FILIPP.

Iba a matar a Jake.

¿Cómo podía dejarse llevar tan fácilmente por esa loca novia suya? Suspiré. Lo cierto era que Lucía me caía muy bien; ella y Jake hacían una pareja perfecta.

Aún tenía las palabras del castaño resonando en mi cabeza. ¿Estaría en lo cierto sobre mis sentimientos por Daniella? En seguida me di cuenta de que no conocía la respuesta y eso me frustraba demasiado.

—Filipp —Giré la cabeza y vi a Linzy casi completamente oculta bajo las mantas. Sus ojos oscuros miraban avergonzados hacia la mesilla de noche que separaba nuestras camas—. Lo siento mucho si esto es demasiado incómodo para ti... ¡Yo no quería...! Mi hermana es una causa perdida.

—No te preocupes —Sonreí—. Estoy seguro de que serás mejor compañera de habitación que Jake, a menos que tú también ronques.

—¡No! ¡Yo no ronco! —Dijo sonrojándose y yo reí.

—Era broma, Lizz —Ella se escondió aún más haciéndome sonreír de nuevo—. Tu padre no tardará en venir. —Advertí divertido colocando la mano sobre el interruptor. Ella asintió y yo apagué la luz.

Ambos nos quedamos en silencio. Por alguna razón la oscuridad había creado un extraño y eléctrico ambiente. Sentí la suave respiración de Linzy y al fin caí en la cuenta de que estaba durmiendo a sólo un metro de una chica. Me reí de mi estupidez en silencio; ¿qué pasaba conmigo?

—¿Filipp, estás dormido? —Susurró la morena. No pude evitar sonreír de nuevo.

—No.

—Oye... ¿te encuentras bien? —Giré la cabeza hacia ella aunque no veía más que penumbra.

La preocupación de su voz me hizo pensar de nuevo en las palabras de Jake; ¿tan ausente me habían notado? Había participado con ellos en todas las actividades que habían hecho; habíamos caminado por la urbanización, habíamos hecho una barbacoa, visto alguna película y jugado a varios juegos; había intentado tener buena cara y sin embargo, los había preocupado a todos.

—Sí, estoy bien. Perdonadme si he estado algo distraído estos días, no quería preocuparos.

—Está bien, siempre que no te ocurra nada malo... Todos tenemos derecho a dedicarnos algún momento a nosotros mismos. —Asentí como un tonto hasta que recordé que ella no podía verme.

—Sí. A veces es necesario.

Un pequeño golpe en la puerta nos sobresaltó. Escuché como Lizz se escurría entre las sábanas, seguramente tapándose y yo la imité. Me quedé inmóvil y con los ojos cerrados tratando de respirar lo más profundamente posible. Escuché el "clic" del interruptor y sentí la luz encendida a través de mis párpados. Fred contempló las camas durante unos breves segundos y luego, con un suspiro, apagó la luz y se fue.

Linzy y yo permanecimos en silencio durante unos minutos más. Su padre no volvería hasta la mañana siguiente, pero no podíamos estar seguros de si había visto algo sospechoso o no.  Prendí la luz para asegurarme de que no se hubiera quedado en la habitación. Aparentemente estaba vacía.

Salí de la cama y me agaché para comprobar que no se hubiese metido debajo, luego registré el armario y respiré aliviado cuando comprobé que no estaba. Cuando volteé, me encontré con los curiosos ojos de Linzy.

—¿Qué haces? —Susurró.

—Compruebo que tu padre no se haya escondido —Ella me miró con incredulidad—. ¡Hey! ¡La primera noche que pasamos aquí se escondió bajo esa cama —Señalé la suya y ella se inclinó brevemente a mirar debajo—, y casi nos da un infarto cuando Jake se levantó para ir al baño y tu padre le agarró el pie gritando "¿A dónde crees que vas?"

Mariposas eléctricas ©   (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora