—Hola, Dani. —No podía creerlo. Mi padre levantó la silla que yacía patas arriba en el suelo, pero yo sólo prestaba atención a la traviesa sonrisa de mi profesor de fotografía.
—¡Axel!... Tú ...¿Tú eres...? —Miré de nuevo la fotografía donde un joven y afeitado Axel abrazaba a mi madre—. ¿Tú eras el novio de mi madre?
—Yo os dejo para que habléis, tengo que irme ya a buscar a nuestro invitado. Te veo luego, hija. —No pude contestar ya que aún seguía embobada mirando a Axel que me sonreía tranquilo.
Mi padre cerró la puerta tras él y Axel caminó hasta mi lado y miró la foto con cariño.
—Hace ya mucho tiempo de esto... Demasiado.
—¡Tú eras el novio de mamá! —Repetí, casi gritando.
—Si. Yo era el pobre diablo que aspiraba a ser un buen partido para ella, pero a su padre no le hizo ni pizca de gracia. —Por primera vez, veía a Axel serio y sin una pizca de humor en su voz.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—No te lo dije porque no lo creí oportuno. Tu padre me mandó a cuidaros y...
—¿Papá te mando a cuidar de mí? —Pregunté sorprendida.
—Sí. Trabajo de fotógrafo para él; yo hago el reportaje fotográfico de todas sus campañas, además de organizarle la agenda —Reí—, pero este año tenía una misión especial para mí. Me metió de profesor en el Michelangelo y me pidió que cuidara de ti, quería asegurarse de que no se había equivocado con su decisión.
—Entonces, ¿no eres profesor?
—¡Estoy perfectamente calificado para dar clases! Además he descubierto que me gusta; soy un profe guay y enrollado. —Rodé los ojos divertida.
—Que digas que eres "guay" te quita todo lo "guay", Axel —Los dos reímos aliviando la tensión y la sorpresa del momento, hasta que yo me fijé en un pequeño detalle que me entristeció—. Por eso siempre fuiste tan amable conmigo, no sólo sabías quién era, si no que te habían mandado cuidarme.
—No fue sólo por eso, Daniella. Bueno tal vez al principio sí, pero eso es algo que siempre pasa, cuando la gente no sabe nada de ti, se fija en otros aspectos, como en lo guapa que eres, o en si les agrada tu ropa, o en los padres que tienes; por ejemplo, ¿por qué tratas a los profesores con una extremada educación y al principio nunca hablas con ellos como si fueran tus amigos?
—Porque... son profesores.
—¡Ahí lo tienes! Nos condicionas por nuestra profesión sin diferenciar si todos somos como tu profesora de modales, o si somos como yo —Presumió—. Nos tratas a todos igual hasta que ves cómo es cada uno. Yo te cuidé, no sólo porque me lo pidió Luis, también por que eras la hija de la persona a la que más quiero. Si, cuidé de ti porque sabía quiénes eran tus padres, pero luego te conocí bien, vi la persona genial e inteligente que eras, y me encantaste por ti misma, Dani. —Le sonreí, aunque seguía sin gustarme eso de ser "la hija de", su explicación tenía sentido, además había puntos más importantes que quería aclarar.
—Ahora entiendo por qué me preguntabas tanto por mamá. —El profesor se acarició la nuca avergonzado.
—Sí, bueno... yo...
—¿Y por qué nunca fuiste a buscarla? ¿Por qué no querías que ella supiera que me dabas clase? —Ahora que conocía más o menos bien la historia de mi madre, y cómo había tenido que renunciar al chico al que quería y casarse con mi padre, ahora que sabía todo el dolor que ocultaban sus sonrisas, todo lo que quería era que fuera feliz.
![](https://img.wattpad.com/cover/11307001-288-k711993.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mariposas eléctricas © (En edición)
Ficção AdolescenteDaniella siempre ha vivido tranquila en la mentira. Él está furioso con la verdad. Daniella no sabe lo que es el amor. Él tiene el corazón destrozado. Daniella vive un nuevo sueño. Él duerme envuelto en pesadillas. Daniella ha comenzado a pensar mu...