El brillante sol del Mediterráneo descendía lentamente pintando el cielo con hermosos tonos naranjas y rosas. Sus últimos rayos peleaban por calentar mi cuerpo, recién salido del agua fresca y cristalina del mar. El aire olía a sal, a arena, a piña y a coco, por los dulces refrescos que Agnes nos había preparado.
Era un día perfecto. El día de mi decimoctavo cumpleaños.
En la tumbona contigua, Alina suspiraba mirando a Alan a través de sus enormes y redondas gafas de cristal de espejo. Se había teñido otra vez, pintándose la mitad derecha del cabello de gris y la mitad izquierda de rosa fuerte. Se le veía alocada y espectacular.
A su lado, bajo la sombrilla, Stella se abanicaba con elegancia. Llevaba un enorme gorro blanco que prácticamente nos impedía ver su rostro, pero ella insistía en la importancia de proteger su piel del sol para que no le saliesen manchas o rojeces.
A mi izquierda, Lizz leía un libro tumbada boca a abajo en su toalla, aprovechando que el pequeño Fil dormía una siesta, que no duraría demasiado. ¡Ese pequeño peludo tenía demasiada energía! Cuando sus patitas habían tocado la arena fina de la playa, había enloquecido.
Lucía se giraba una vez más intentando conseguir un bronceado uniforme. Ella había tenido que viajar en tren hasta Italia y luego tomar un barco para llegar a Sicilia; un larguísimo viaje de diecinueve horas, en el que la había acompañado mi padrino, mientras que Lizz volaba muy cómoda en avión con su madre. Habían llegado destrozados, pero había merecido la pena. ¡Estaba allí, con nosotros!
Los chicos seguían en el agua, jugando y peleando como niños.
Alan se había teñido el pelo del mismo rosa que su novia, y se había comprado un bañador del mismo color, con el que estaba realmente adorable. Jake, competía con él y con Nico por ver quien aguantaba más tiempo bajo el agua, y disfrutaba como un chiquillo al ver que conseguía ganarles casi todas las veces.
Nico había llegado una semana atrás. Había abandonado definitivamente su casa y a su padre, pues este no dejaba de insistir en que fuera tratado por un carísimo charlatán, que decía poder curar su homosexualidad.
Mi padre lo había acogido en casa y se encargaría de sus estudios de psicología en una universidad en Roma. En cuanto a Gina, ella simplemente estaba feliz de tener a otro "niño" a quién mimar.Mientras tanto, Filipp, Alessandro y Samu hacían unos largos de un lado al otro de la pequeña cala privada que daba al jardín de la casa de mi padre.
La natación era perfecta para que mi novio entrenase las piernas sin demasiado impacto, y con el paso de los días la mejoría se hacía notar. Ya no necesitaba las muletas, y era capaz de subir escaleras sin necesidad de parar a descansar.—¡Chicos! ¡A cenar! —Nos gritó mi madre.
Todos los adultos estaban arriba, en el jardín, preparando una estupenda barbacoa. Mi padre celebraba esa pequeña fiesta en la playa cada año, siempre el día de mi cumpleaños, pero esa vez era la primera en la que yo estaba allí, celebrándolo con él, y eso la convertía en una ocasión especial.
El centro del jardín estaba presidido por una enorme mesa de jardín que mi padre había alquilado para la ocasión. Gina lo había decorado todo con antorchas, farolillos, velas y luces que se encenderían al caer la noche, además de ramos de flores y lazos de colores brillantes que ondeaban al son de la suave brisa.
Axel se había encargado de preparar la carne en la parrilla, y lucía con orgullo un delantal que rezaba "SuperDad". A su lado, mi madre estaba más hermosa que nunca, presumiendo de su incipiente tripita de embarazada con un vestido ceñido. El profesor y ella se habían casado unas semanas atrás, en una ceremonia íntima y sencilla que habíamos celebrado en una antigua capilla, allí, en Sicilia, y habían decidido atrasar su luna de miel un tiempo, hasta que el bebé naciera y creciese lo suficiente como para poder pasar unos días con Gina y mi padre.
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Mariposas eléctricas © (En edición)
Novela JuvenilDaniella siempre ha vivido tranquila en la mentira. Él está furioso con la verdad. Daniella no sabe lo que es el amor. Él tiene el corazón destrozado. Daniella vive un nuevo sueño. Él duerme envuelto en pesadillas. Daniella ha comenzado a pensar mu...