Juana

cap 5

ya no alcanzaban las horas de trabajo, los días se hacían eternos y si bien la menor de las niñas tenía medicamentos, la más grande seguía en total delgadez. La piel aceitunada, los ojos saltones, el pelo opaco y la panza hinchada, eran todos los síntomas para determinar una inmensa desnutrición. Las noches seguían de desvelo y los días de cansancio 

Entonces apareció una mujer una tarde y sentó a la  madre de Juana y le dijo- 

- Debes ir al juzgado de familia y hacer la denuncia, el debe ayudarte. El es el Padre de tus hijas y ambos deben hacerse cargo de las chicas-  la Madre de Juana,  no entendía mucho, si bien era una persona culta no quería más problemas, y tener que ir a un juzgado para ella era un problema.

Habían pasado casi seis o siete  meses desde que aquel hombre se había ido de casa de Juana, y de vez en cuando aparecía, lo hacía con algunas de sus locuras , mientras seguía  con los golpes a su madre. 

Era un día de verano, cuando se sintió el ruido de una bicicleta chocar contra el portón de madera que ya se estaba cayendo, cuando se pudo ver la silueta de un hombre alto y fornido, caminar con rabia y soberbia, sin tener ni el mínimo de respeto , se acercó a la mujer, y sin emitir palabra alguna , la dio vuelta y reventó uno de sus ojos con un puñetazo que se logró sentir con fuerza, con dolor. La levantó con rudeza del suelo donde hacía toda sucia y lastimada, para levantarla con furia de su larga cabellera y estrellarla contra la pared que dividía la casa del vecino con el rancho de las tres. De lejos y entre los gritos de dolor y suplica, se pudo oír un fuerte chillido... -La bebe se asustó- Juana corrió a levantarla del  coche y la alzó a upa para llevarla dentro del rancho y esconderla entre frazadas y almohadas hechas de colchones viejos. Juana ya cansada de ver como él, le pegaba a su mamá, salió corriendo a la comisaría del pueblo, y con total adultez pidió hacer una denuncia-

- Buenas Tardes, vengo a hacer una denuncia- los oficiales entre risas y risas preguntaron-

-¿ A quién querés denunciar niñita?- y ella respondió, con mucho valor. 

-¡A mi papá por que le pega a mi mamá. ¡ Ahora esta en mi casa y le esta pegando, La va a matar!- Dijo con cara de susto, con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas.  Los oficiales ya serios tomaron de la mano a Juana y fueron a ver qué pasaba con su mamá y su papá. Entonces encontraron a su papá encima de su madre casi muerta de tantos golpes, llamaron a una ambulancia y Juana se quedó con una vecina junto a su hermana. Mientras el Padre de Juana fue llevado a la comisaría de pueblo.

Al pasar dos días su madre volvió y decidió hacer la denuncia, se acercó al juzgado junto a sus dos hijas y explicó lo sucedido. La jueza fue muy clara él no podía acercarse a su casa ni a la escuela. Pero el,  al recibir la denuncia de la madre se molesto mil veces más. 

Dejó de ir a la casa de sus hijas, dejó de buscar a Juana para ir a dar una vuelta a la plaza, si las cruzaba en la calle se hacía el despistado y que no las conocía y seguía de largo. Juana llegó a sentir el desprecio de su Padre. Llegó a preguntarle al cielo porque su papá había dejado de quererla. Pero lógicamente, las respuestas a sus preguntas, no llegaron.

Entonces una noche en la que la madre de Juana salió a comer con amigas , al fin estaba recuperando su vida, pero hasta aquella noche nada mas, por que de camino a su casa, en un descampado aquel hombre junto a una mujer la interceptaron y volvieron a golpear a su Madre  hasta partirle la frente con un mosaico.