cap 13

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El tiempo pasaba, los días se hacían mas largos, las noches mas cortas. Juana veía a su hermana crecer rápidamente. Por suerte la dieta estricta que se le daba, y los cuidados de que no se golpeara, no se cayera,de que no se lastimara,de que no le pasara nada, y sobre todo de que no sintiera la ausencia de su padre, estaba haciendo efecto.

La niña casi hablaba. Tenía un caracter de los mil demonios, no habían días que la bebé no se mandara alguna travesura. Aun asi, Juana la amaba. La amaba con el alma. La niña, la adopto como " madre" a Juana, y le decía " mamita". La gente por ahí se sorprendía cuando la escuchaba, y entonces es que había que explicar que la niña era su hermana, no su hija,y que le decía
" mami" por que la veía mas seguido a ella que a su propia madre, ya que esta, trabajaba mucho.

¿ Su padre? Y ... paso a un segundo plano. Si iba a verlas estaba bien, y si no iba daba lo mismo. Estaba claro que para el, ellas eran indiferentes. Y , Juana, había aprendido a vivir con ello.

Un día por la mañana, caía una lluvia intensa, tupida, estaba fresco, y claramente no se podria hacer nada ese día. Ni salir para ir a la escuela servia. Estaba todo embarrado, Juana tenia un solo par de zapatillas ,unas FILAS de color blanco inmaculado. Salir ese día implicaba, mojarse, ensuciar las zapatillas que con muchísimo cuidado lavo el dia anterior, con jabón blanco, lavandina, y detergente, y no estaba ella dispuesta a ensuciar algo que le había costado horrores blanquear. Por otro lado, podia pillar un resfriado de esos que no tienen nombre y no era lo que necesitaba en ese momento.

-Juana, hija, voy a comprar para cocinar. Quédense en la cama, y no salgan. Hay mucho barro afuera, y mucha agua. - Dijo la madre mientras se ponía bolsas en los pies para ir a comprar.

-Si mami- Dijo la niña, mientras veía salir a su madre del ranchito. Por suerte ya no se llovía. Un vecino había  sido bueno, y se subió al techo, y lo cubrió con un plástico negro re grueso. Eso impidió que cuando lloviese, entrara agua y mojara las camas, como había pasado infinidades de veces con las tormentas.

Su madre, seguía con sus ataques de pánico a las tormentas. Eso nunca cambio. La mujer empezaba a rezar desde que caía el primer rayo, hasta que se dejaba ver la primer estrella.
Sólia hablarle a los angeles, solía pedirle tranquilidad a la Pachamama, y sobre todo le pedi protección a su suegro, el abuelo de Juana. Tambien se acordaba de un monton de santos y hasta quizas se inventaba alguno en el camino contal de que alguien  en el cielo, en las nubes, y en cualquier cosa  que demostrara un poco de Fé, le asegurara protección a sus hijas.

A los gritos y tapandose los oidos rezaba y mezclaba las oraciones de los nervios y el miedo que tenia - ¡¡ PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN LOS CIELOS , SANTIFICADO SEA TU NOMBRE... SANTA MARIA MADRE DE  DIOS PERDONAS NUESTRAS CULPAS-!!- mientras de un grito se aferraba a sus hijas y los valdazos de agua caían.

- Mami... mamita,mirame. - decía Juana quien trataba de calmar a su madre , ambas abrazada sentadas arriba de una cama- repetí conmigo. Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros los cielos, perdona nuestras ofensas... - y asi seguía Juana tratando de que su madre siguiera el hilo de las oraciones, y no mezclara el Padre Nuestro, con el Ave Maria y un Credo.

En fin, las noches de tormentas eran asi. Y ni hablemos de cuando al viento se le daba por correr con toda su furia, arrancando árboles y techos de cualquier vecino. 

A pesar del miedo, panico, y todos los sinonimos que encuentren para definir el estado en el que entraba la madre de Juana frente a las tormentas, la niña, no tenia miedo. Quizas el echo de que ella era quien mantenía el control en ese momento, le daba la valentía de no sentir miedo a las tormentas.
Excepto a las arañas, Juana no le tenia miedo a nada ni a nadie. Las arañas eran otra cosa. Contra ella no había control. Podia hacerle frente a una víbora yarara, a un escuerzo, pero no a una ¡ araña! ¡ por favor, que bichos del demonio que eran esos!

Pero, volviendo al dia de lluvia. Juana, estaba sentada en su cama, su hermanita tomaba su mamadera acostada, cuando la vio entrar a su madre.

- Juana, levantate hija. Afuera esta tu abuela y quiere verte- Dijo la madre, mientras la veía a la chica ponerse las unicas zapatillas blancas que tenia. - con cuidado negrita, puse unos ladrillos que van hasta la vereda. Salta sobre ellos asi no te mojas- dijo la madre de Juana, mientras abrigaba a la nena mas chica, y la alzaba en brazos. Salieron caminando con cuidado, pues no la podían hacer entrar a la " señora" por que basicamente no había lugar dentro de la choza. La cocina estaba echa de plásticos y cartones, mientras que " la casa" era una sola pieza de 4 x 2 dividida por cortinas, que separaban las camas unas de otras. Si bien, ya no se usaban las cortinas, seguía sin haber lugar donde sentarla a esta mujer.

Caminaron con cuidado y ahi estaba la vieja copetuda, con un tapado de paño largo hasta debajo de las rodillas, de color negro. Portaba unas botas de cuero, bien lustradas, y un pañuelo en el cuello.

El " abuelastro"- como Juana lo definia- traía un sobretodo de color azul noche, pantalones de vestir, y zapatos de punta de color negro. La niña, la chica de piel blanca , ojos negros y sin vida, traía un conjunto de polar de color rosa, con zapatillas deportivas. - Juana penso; que manía esta de ponerle todo rosa- y obviamente detrás de ellos un auto negro de gama alta, con los vidrios polarizados.

La abuela de Juana, las saludo a las tres sin mucha efusividad. Fue solo un beso en la mejilla de la niña, y un - ¿ como estas? - y nada mas. La mujer se limito en alzar en brazos a la hermana de Juana, la cual ya tenia pelitos en la cabeza y eran tan rubios como el, su piel tan blanca como la nieve, y sus mofletes tan apretables. La verdad es que , la bebé parecia sacada de una propaganda de pañales. Era realmente hermosa.


Juana ya era toda una señorita, la adolescencia se hacia mostrar cada vez mas, y a Juana no le agradaba nada ver los cambios en su cuerpo, ella entendía muy bien que es lo que pasaba, por que su mama en eso siempre fue clara, siempre le hablo de los cambios hormonales, los cuidados que debe tener una niña, y entendía todo a la perfección. Juana se miraba al espejo y notaba, que de su cara brotaban granitos que los odiaba, por que según ella parecía un choclo, la madre compraba de todo para que se fueran pero nada ayudaba, además las bombachitas de barbye no le andaban, y su madre le compro otras que usaban las señoritas que eran incomodas, además tenia que usar corpiño - ayyyyyy !!! Decía Juana mirando al cielo-- dios!! Dios!! Por que me has hecho mujer!!! Me duele la panza una vez al mes, uso estas cosas que molestan y encima debo ser una señorita ayyyyy dios!!! Juana odiaba su periodo en esos días no iba a la escuela no salía con sus amigos a jugar y les prohibía que fueran a verla, sentía tanta vergüenza y enojo por los cambios que tenía en su cuerpo que muchas veces hasta mirarse al espejo la enojaba.. Es que Juana no sabia que ya era una adolescente y que las cosas se pondrían peor aun.

JuanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora