cap 21

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Ya cumplido los 16 años de edad consiguió trabajo en un bar muy renombrado en aquellos dias, donde el de clase media baja era el hijo del abogado que no gano el ultimo juicio por que se quedo dormido. ( Léase la ironia del comentario) O bien era el hijo del medico del pueblo, que tenia pretensiones de postularse en algún puesto político.

Conseguir trabajo en aquel lugar le ayudo a conocer otro tipo de gente- chusmas igual que sus vecinos, recordemos que pueblo chico infierno grande-  borrachos como su madre y sus amigos,  pero con pensamientos mas abiertos, con otra mentalidad que a ella le agradaba.

Y no es que ella tratara de ignorantes y brutos a todos. Pero hay una gran diferencia entre una persona que no termino de estudiar y otra que pudo ir a la universidad.

En la secundaria todavía pueden influenciarte con ciertos conceptos ideas o formas de pensar. Te pueden hasta imponer como debes pensar. Y mas aun en un pueblo pequeño sin mucho futuro. Pero... pero, cuando pisas la universidad y te das paso a nuevos conocimientos, nuevas ideas, dejas de lado la moral que te impusieron de pequeño para crear la tuya propia, todo cambia. Desde la forma de vida, hasta la de pensar.

Y todo eso se podía ver en ese bar. De repente Juana se encontró con jóvenes de veinte y pico de años, hablando de la segunda guerra mundial y debatiendo con un tipo de cuarenta y pico sobre la dictadura de Franco. O se podía encontrar a un chico que mientras se bebía un trago de whisky hablaba de la economía del mundo, o una chica compartiendo sus conocimientos en filosofía y arte moderno.

Llegaba a su trabajo a las once  de la noche sin horario de salida, y trabajaba de moza.

Siempre bien arreglada y perfumada. Tenia una forma muy particular de vestir, su personalidad era bastante llamativa también. En ese momento usaba el pelo corto, con unos mechones alocados y de colores. Ya tenia un tatuaje en el pie, y otro en su hombro izquierdo.

Siempre vestía de forma provocativa. Y no es que lo hiciera a propósito. No lo hacia para gustarle a los hombres. Lo hacia por que a ella le hacia sentirse bien. Le gustaba ver su figura reflejada en el espejo de una mujer fuerte, valiente que hacia y deshacia con su cuerpo y su vida como quisiera. Obvio, que aquello daba que hablar entre la gente. Pero a ella no le importaba en lo mas mínimo.

Siempre solía usar vestidos pegados al cuerpo, tacos altos y maquillada de forma llamativa.

Ese también fue su ultimo año en la murga. Y no por que no le gustara bailar, sino que ya era tiempo de volar. De tomar otro rumbo en su vida. Y por eso, ese año se destaco.

Como si fuera Moria Casan, con su metro y medio de estatura, y sus curvas enloquecedoras, se planto en el corsodromo con un biquini emperlado, una espaldera de plumas de ganso, se maquillo con purpurina y salio a sambar al sonido de los redoblantes.

Esa noche, fue especial. Fue su ultima noche como bailarina.

Se podía sentir a los lejos la voz del animador, la risa de la gente y el sonido de los redoblantes preparados para empezar sonar.

Ella nerviosa se preparaba, su madre terminaba por colocar el aceite en su cuerpo, para luego rociarla con ese brillo dorado en todo el cuerpo. Sus ojos estaban maquillados con un antifaz de gibre plateado y los labios rojos sangre. Sus manos temblaban.

No era la primera vez que bailaba delante de ochenta mil personas, no era la primera vez que era el centro de atención en el pueblo, pero...si era su ultima vez,y ella quería ser recordada. Por eso, fue la primera en animarse a bailar " desnuda" si se quiere decir.

De repente los redoblantes la sacaron de sus pensamientos, tomo aire por la nariz, lo expulsó por los labios, miro a los músicos que todos atentos miraban su cuerpo, y la osadía que estaba cometiendo, mientras otros le daban el animo necesario.

Truuuururruruurrutruuuuu ( se sentían el golpe de los palillos en el frente del redoblante, el zurdo dio si primer " pum" y la melodía de una samba brasileña empezó a sonar.

Sus piernas como por arte de magia comenzaron a danzar, sus manos se extendieron para darle así una mejor vista a su cuerpo, la gente comenzó a amontonarse en los costados, mientras los ojos de la mayoría se posaban en su cuerpo y en sus movimientos. La sonrisa de despedida se marco en su rostro, mientras que en las calles y frente a todo ese tumulto de personas ella bailaba como si fuera una vedet de alguna revista teatral.

Los chiflidos se podían escuchar entre medio de las melodías, gritos de asombro, miradas lujuriosas y otras de ofensa . Es que ¿ como era posible que una mujer se diera el tupé de bailar desnuda? No. No estaba desnuda, estaba vestida con un conjunto de bikini bordado con lentejuelas y canutillos y perlas que colgaban de su cintura dejando muy poco a la imaginación. Tacos de veinte centimetros, y su cuerpo lleno de aceite, y una sensualidad envidiada por muchas mujeres y deseadas por muchos hombres.

Llegaron al palco principal, y ese era el lugar donde debía dar su ultimo show. Ahí debía dejar hasta el alma. Sería su ultima noche como bailarina, sería su ultima noche de murguera, su ultima noche de " locura".

La banda de músicos se acomodo a los costados dejando todo el centro libre, las cámaras del canal local la enfocaron y los fotógrafos del pueblo posaron sus lentes en ella. Comenzo con un meneo que llego hasta el piso, sus caderas bajaban y subían , sus brazos extendidos le daban el equilibrio necesario para que las plumas pudieran moverse como alas. Alas que esa noche se elevarían a otro lugar.

Los aplausos y felicitaciones no se hicieron esperar, el asombro en las caras de algunos tampoco, las miradas perplejas por la osadía y lo desvergonzada de la chica de bikini, eran se pudieron sentir aun con los ojos cerrados.

El recorrido termino, algunos se animaban a saludarla, mientras otros cuchicheaban a lo lejos. Llego al punto final, su madre la abrazo con fuerza y la ayudo a vestir. Se encaminaron a su casa despidiéndose de catorce años de danzas y su único medio de entretenimiento y placer de años.

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Su andar era envidiable para algunas mujeres del pueblo. Tenia una capacidad para hacer dansar sus caderas y simpre con la espalda derecha como un soldadito, mirando hacia adelante, por que ese era el futuro, caminar agachas era sinonimo de sometimiento, y ella no era y jamas seria una sometida ante nadie. Siempre se reian por que estudiaba mucho, leia mucho, habia crado un gran lexico que nadie entendia para que le servia,  se habia vuelto una gran oradora a la hora hacer exposiciones , perdio la verguenza y se mostraba como una mujer joven de respeto a pesar de trabajar en un barsucho atendiendo borrachos y escuchando anecdotas de mujeres.

Comprendio que nadie podia juzgarla y por lo tanto ella no juzgaba a nadie, no se metia en la vida de nadie y tampoco permitia que nadie se metiera en la de ella. Juana se estaba convirtiendo en una gran mujer.  

Aun asií por mas fuerte que ella se sintiera, no sabia lo que era sufrir por amor. No sabia lo que era amar y ser usada. Y pronto estaría por saberlo.

JuanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora