Moonlight (JaeWin)

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Cuando abrió los ojos, SiCheng ya estaba a su alrededor como un colibrí demasiado entretenido, escudriñando la habitación como si fuese lo más fantástico que hubiese visto en su vida. No prestó atención a los ojos adormilados que lo miraban con atención a cada paso que daba.

Su diversión terminó cuando, sin proponérselo – porque el era un príncipe muy equilibrado – echó abajo una pequeña torre de libros a sus pies y luego esta impactó contra la base de un modelo bastante actualizado de globo terráqueo.

La esfera rodó por los suelos barriendo con un par de prendas desperdigadas por aquí y allá. Llevó sus manos cerca de sus labios y sus mejillas se volvieron extremadamente rojas cuando los ojos del soldado Jung lo observaron detenidamente. Apartó la vista totalmente avergonzado de haber sido descubierto y crear un estrepito como aquel en una habitación que no era la suya.

"Su majestad, usted no debería estar aquí." Fueron las palabras del inflexible Jung JaeHyun mientras se levantaba de la dura cama y se estiraba hacia los pies de la misma y tomaba una camisa de blanca franela. Evitó mirar hacia el muchacho meses más joven y se calzó las botas para salir de su propia habitación con premura.

"Será mejor que salga antes de que algún sirviente lo vea en mi habitación."

SiCheng apretó sus labios juntos mientras miraba hacia los libros para luego agacharse y tomarlos para ponerlos en una línea perfectamente recta. Había reunido mucho valor para acercarse a la habitación de Jung JaeHyun y verle siquiera una vez de cerca. Entendía que los hombres no tuviesen siquiera un mísero interés en criaturas como él, lo cual le rompía el corazón en más de una manera.

"Esto" le extendió una pequeña bolsa de terciopelo roja cerrada con un cordón dorado "escuché que el bárbaro de Wong Yukhei le había hecho daño y he guardado estas pequeñas semillas del huerto de la ninfa Seung Wan para que pudiese recuperarse."

JaeHyun observó la pequeña bolsita y luego la tomó en sus manos, los dedos llenos de anillos del príncipe SICheng volvieron a quedar escondidos bajo las mangas de su túnica verde olivo, dando un paso hacia adelante para tomar el pomo de la puerta y abrirla rápidamente. Las hadas olían a rocío de flores y dulces galletas de vainilla recién horneadas; eso pensó Jung JaeHyun mientras su alteza caminaba por los pasillos de las casonas de la tropa.

"Gracias, bella flor." Murmuró JaeHyun cuando el príncipe había abandonado el lugar y solo el silencio y las paredes pudiesen escucharlo.





Dentro del palacio de cristal los pasillos y las cámaras se mantenían en total silencio, nadie – ni siquiera las hadas de bajo nivel que pertenecían a la servidumbre – se encontraba en los pisos de las habitaciones y banos. Todas atareadas con el banquete que se llevaba en la parte baja con los reyes de las otras regiones lejanas que después de unir sus fuerzas con las del rey Dong para combatir una rebelión de Trolls cerca de las lagunas de las Dalias, y haber triunfado sobre los mismos habían decidido festejar con sus familias y soldados.

SiCheng permaneció escondido entre los mullidos muebles de colores pastel, las flores regadas por los suelos mientras la música de las arpas y las flautas de aire sonaban apaciguando y ayudando a la buena digestión de los manjares que habían sido servidos.

Cuando su padre comenzó a danzar y sus alas de un topacio estupendo se desplegaron haciendo gala de su majestad, Dong SiCheng salió del gran salón y caminó casi corriendo por los pasillos hacia los jardines. La luna estaba tan bella... tan llena sobre el cielo estrellado.

El quería bailar junto a las demás jóvenes elfas y hadas en la parte trasera del gran castillo, danzando y jugando en los arroyos mientras cantaban liricas que contaban sus ancestrales raíces. Estaba por salir cuando unas manos lo detuvieron y lo jalaron hacia la oscuridad de una esquina alejada de la vista de cualquier soldado o hada domestica.

Lemon CreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora